Capitulo 3

0 0 0
                                    

En cuarentena.

El viento revolvía mi cabello haciendo que el aire se tiña de un color rojizo haciendo que los militares se quiten mi cabello de la cara mientras que yo solo podía ver cómo volamos sobre el mar hasta que visualice un bosque extenso, mis lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas dado que recordé la vez que tenía diez años y Bell me había hecho una promesa - Te prometo que algún día iremos a un bosque digno de una princesa como tú - ante ese recuerdo solo pude secar mis lágrimas y sentirme tan impotente al saber que mi hermana ahora estaba muerta, me habían quitado a la mujer que me cuidaba, me cuidaba más de lo que mi propia madre lo hacía, podíamos pelear, pero siempre se preocupaba por mi antes que por ella, siempre fue una gran hermana y ahora que no la tengo conmigo duele aún más recordar las veces que nos gritábamos tantas cosas, desearía nunca haberle dicho que la odiaba, desearía no haberle dicho tantas cosas que la lastimaban.

Yo debería ser la que está muerta y no ella, ella no se merecía toda esa mierda, ella merecía iniciar sus sueño, cumplir sus metas, tener su carrera, ser arquitecta, ella debía de seguir viva, yo debí morir.

-La paciente uno de dos ha llegado a la zona-. Dijo el militar que estaba a mi lado mientras que me miraba a los ojos-. Le mandaré el reporte de la chica uno.

-¿Una de dos?¿Paciente uno?-. Pregunté sin entender de que estaban hablando esos dos militares quienes al parecer me habían sacado de Seúl.

-Silencio señorita-. Dijo el segundo militar que estaba cuidando que no caiga del helicóptero o tal vez estaba cuidando que no me tire de este, ya que saben que mataron a mis hermanas y mi hermano me abandonó a mi suerte mientras que aún no tenía noticias de mi Cande ni mis amigos.

-De acuerdo oficiales-. Dije con una sonrisa sarcástica mientras que me sentaba en mi lugar quitándome el cabello de la cara mientras que sentía como mis mejillas se empezaban a enfriar por le hecho de que mis lágrimas se estaban secando con la brisa.

No tenía ganas de saber realmente a dónde me estaban llevando, en otras circunstancias estaría haciendo dos cosas, disfrutando del viaje o preocupándome por si me estaban robando, pero ahora solo quería estar en paz así que me quedé callada viendo los árboles debajo de nosotros hasta que mi vista logró captar un enorme castillo en el medio de la nada haciendo que mis ojos brillen por las lágrimas de tantos recuerdos que venían a mi cuando menos los necesitaba, ese recuerdo de un día feliz con mis hermanos, ese día feliz de la Isla Jeju con mis tres hermanos se había vuelto en un recuerdo lleno de dolor, si ese recuerdo de todas formas ya tenía sus recuerdos tristes ahora solo podía crear un vacío en mi corazón.

[...]

Era un día más en el campo de la casa de la abuela ya que nuestros padres tuvieron que salir en dirección a la empresa por un asunto urgente con el empresario Kim quién al parecer estaba robando dinero, pero realmente no entendí demasiado ya que solo preste atención a la palabra - vas a ir con tus abuelos - cosa que me hacía feliz.

Después de unas horas de viaje por fin habíamos llegado a la Isla Jeju donde nuestros abuelos nos estaban esperando a Stephan, Kate, Bell y a mi con la comida ya lista.

Los cuatro nos sentamos en la mesa una vez que el abuelo lo hizo primero y empezamos a comer justo después que ellos dos iniciaron, mis padres ya se habían ido mientras que alimentaba a Kate y Bell estaba pateándome debajo de la mesa, pero no le dije nada ya que en verdad no quería pelear con ella ahora.

-Mijita ¿Y cuando vas a entrar a la empresa con tu padre?-. Preguntó nuestra abuela tratando de romper la tensión que se notaba que había en el ambiente ya que nuestro abuelo nos veía con una cara de pocos amigos, según Bell tiene cara de que quiere ir al baño pero no puede.

Un Metro Lejos De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora