✧El despertar lo recibe con luz filtrándose por debajo de las telas de la carpa, la soledad lo abraza. Supone que no debe ser tan temprano, San y Yunho se han ido, su cuerpo se siente un poquito mejor, todo lo que pasó ayer fue... abrumador.
Desde que el rojo bermellón manchó el reino de Adara supo que estaba solo y conforme pasó el tiempo creyó haber abrazado la idea de estarlo por siempre.
Que equivocado había estado.
Ayer, mientras veía en carne propia como el reino de Nova destruyó todo a su paso, entendió por primera vez en años que la esperanza de que todo fuera diferente, no tuviera que fingir y que no se quedaría solo eran mentiras a las que se aferró para poder sobrevivir.
Porque al final del día quería ser tan amado como todos los omegas que veía felices con sus compañeros, quería dejar de huir y deseaba tener un hogar bonito donde pudiera estar en paz.
Pero estaba solo, en esté lugar estaba rodeado de vida porque prácticamente lo habían obligado.
Ni él y mucho menos su omega estaban bien, no después de entender todo y tratar de poner cada cosa en su lugar, lugares que no existían en su mente ni en su vida.
Sus pensamientos taciturnos son interrumpidos ante la presencia del príncipe quien lo saluda con una cálida sonrisa, su cabello brilla ante el sol que se refleja y en sus brazos ha traído una charola de metal con algo de comida para él.
Ama como Yunho logra calentar su corazón con actos simples, a pesar de que no se siente bien psicofísicamente.
—Jongho, ¿Cómo te sientes?, traje esto para ti, necesitas comer para tener una pronta recuperación ¿Sí, lindo?— toma asiento entre las sábanas, frente a él, la felicidad con la que llega se ve destruida ante la tristeza de un Jongho cabizbajo, su lobo se pone alerta ante ello.
No le gusta ver a su destinado triste, aunque bien sabe, es en parte su culpa.
Toma la mano del omega y la acaricia suavemente, no pierde detalle de su rostro, al menos lo que puede ver —¿Quieres hablar sobre ello? Jongho yo—
—¿Por qué no me lo dijiste? ¿Por qué no me dijiste que vendríamos aquí?—aprieta la mano del alfa, un olor amargo inunda el ambiente, no puede controlarse, es demasiado, estar aquí es la gota que ha derramado el vaso.
—No tenía idea de cómo decirlo después de esa noche sin hacer que te sintieras mal, tampoco creí que saldrías, discúlpame por todo esto, por traerte aquí y—
—No, no, mi pasado no es tu culpa, lamento haber salido ayer de esa forma, quería ser de ayuda—posa su mirada sobre su manos entrelazadas.
—Jongho.
—Jongho, mírame—se encarga de tomar el rostro de su omega como si fuese porcelana a punto de caer y romperse en mil pedazos, este le regresa la mirada con algo de incomprensión y tristeza.
—No lo entiendes, no es tan fácil, siempre he querido regresar a casa y no la hay, Yunho, es tan extraño, tan desolador y lamento estar haciendo un drama que no debería.
Y es verdad, podía empatizar más no entenderlo, nació entre oro y todas las comodidades posibles, creció sabiendo que en un momento sería rey, comía bien, dormía bien, tenía todos los lujos posibles y se le había dado la mejor educación posible.
Extremadamente opuesto a Jongho.
—No debes disculparte por nada, bonito— "bonito", su mente divaga cada que el príncipe le llama así, se pregunta si de verdad será bonito a pesar de que nada en él se asemeje a un omega bonito, lindo y tierno.
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✧ 𝐄𝐥 𝐑𝐞𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐞𝐥𝐥𝐚𝐬 | 𝟐𝐡𝐨 ✧
FanfictionJongho, un bastardo proveniente del reino de Adara parece estar destinado a fingir su verdadero ser por siempre. La paz parece ser lejana, especialmente cuando su mala suerte lo arroja al reino de las Estrellas. Su vida se encuentra en juego y cuand...