Capítulo 4

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Lugar : Jardínes del castillo principal, zona sur. 

Hora : Media noche.

Ossian.

Su cabello blanco brilla por los reflejos de la luna mientras sigue andando entre los arbustos que adornan aquel jardín sombrío por la oscuridad, le resta importancia a la sensación de extrañeza.

Hace unos instantes se encontraba con el Conde Tolien y la señorita Rubí hablando sobre distintas opiniones a diversos temas sociales que siendo sinceros le pareció interesante, pero como en un inicio de nuevo aquella melena naranja apareció entre los aristócratas que vestían sus ropas más finas, distrayendolo y llevándolo hasta este punto. No niega que se escabulló haciendo uso de sus técnicas de camuflaje enseñadas por sus maestros para perderse de la vista de Júpiter.

Aquella mujer que le recuerda a Serena comenzó a perderse entre los hombres y mujeres de aquel evento antes de salir del salón, inicio siguiéndola y aunque intentó hablarle su voz se quedaba a mitad del camino, en la nada.

Y ahora está aquí : perdido en estos jardines que claramente no conoce.

El frío roza su blanca piel erizando sus vellos y permitiendose por un segundo respirar la brisa. De pronto escucha pasos al otro lado del arbusto que tapa su vista, acercándose alerta y curioso abre las ramas sintiendo su textura entre sus dedos y logra ver la maraña naranja pasar, esta vez como si una corazonada se tratase pronuncia con esperanzas su nombre.

—¡Serena!

Su voz ronca pero tierna retumba en el jardín provocando que las aves que yacen dormidas vuelen sobre sus cabezas. La chica que viste un vestido blanco se detiene. Gira un poco su rostro solo notandose su mejilla, y su cabello tapa todo lo demás, el corazón del peliblanco comienza a palpitar con fuerza, la anticipación de que sí sea ella, su amada. 

—¿Serena, eres tú? —pregunta tímido y suplicante.

Pero aquella mujer no dice nada y al final se voltea perdiéndose entre los arbustos que apenas retollan sus capullos.

—¡No! —grita casi desesperado— ¡Espera, por favor!

Se aleja de los arbustos y empieza a buscar la salida de ese laberinto con rapidez. Quizá le resultaría extraño que ella estuviese aquí en Medea, pero lo asocia a que posiblemente ella lo quiere ver pero no pueden ser descubiertos. Cómo dos amantes que tienen prohibido amarse.

Justo cuando la victoria impregna su cuerpo la voz helada y firme de Hela lo detiene. Casi al instante su cuerpo que siente el frío de la brisa se llena de escalofríos al oír su nombre pronunciado por ella, la voz de la emperadora de Medea suena peligrosa.

—Ossian.

Se gira sobre sí con rigidez, y la ve para su extrañez con un poco más de cuidado y detalla en algo :

Su cabello que estaba sujeto a un moño ahora está suelto tapando los lados de su cara, negro como la oscuridad, y sus manos sujetan unas horquillas de esas que ha visto que usa su hermana pero violetas. Su vestido tiene leves tintes de manchas, un poco más claras que su vestido y casi indescriptible.

Es sangre.

Se tranquiliza antes de soltar un comentario despectivo. Sabe que, dejando su odio por ella de lado ha faltado al acuerdo que hicieron está noche, para el anuncio de su falso compromiso. Y su mirada furiosa lo confirma.

Ella se acerca, con su distinguido paso y se para enfrente de él, intimidante para cualquier vasallo, pero indiferente para su persona, tan solo unos centímetros más alto que ella. Estira su brazo y su fría mano toca su barbilla, apretujado con sus dedos la fina piel de ascendencia Prinnence que heredó.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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KARDIA : El Imperio De Los Condenados. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora