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Después de que las turbulencias finalmente cesaron, Fourth pudo respirar con tranquilidad. Con su aliento estabilizándose y la neblina de su mente esfumándose, pudo recobrar la conciencia de su entorno paulatinamente. Al ver alrededor, su cuerpo se tensó y la alerta en su cabeza parpadeo al notar las miradas penetrantes de los alfas de traje oscuro que lo rodean, atentos a cualquier movimiento peligroso de su parte. En medio de su desconcierto, Fourth percibe un cálido agarre en su mano izquierda. Sorprendido, voltea para ver al hombre que lo sujetaba con cierta suspicacia en su mirada. Fourth sentía que su rostro se coloreaba de vergüenza y el pánico le inundaba de pies a cabeza.

¡Incluso le había herido por el agarre de sus uñas, estaba muerto!

—Oh...discúlpeme, por favor —murmura apenado mientras aparta su mano. El alfa no dice nada y le sigue observando, la inexpresividad en su rostro le asusta y hace que rehúya su mirada. Pensando qué tal vez el hombre hablaba otro idioma, sigue disculpándose—¿Pa-pardon...? Le tengo mucho miedo a los aviones y ni siquiera estoy consiente cuando...

—Está bien, oğlan.—contesta el hombre interrumpiéndolo, dejando a Fourth congelado en su lugar. El extraño acento del alfa lo hizo pensar que podría ser europeo, pero el tono frío en su voz le frenaba para preguntar. Se siente estúpido por hablar en un idioma equivocado y su incomodidad solo incremento al notar lo enrojecida que se volvía la herida que le había provocado. Intentando remediar su error, Fourth saca con prisa unas banditas de su bolso.

—Permítame por favor —su mano tiembla, y un escalofrío le recorre cuando roza nuevamente la piel del alfa. Era claro que no era un hombre común, con tan solo una mirada Fourth pudo deducir qué tipo se había encontrado.

Las maldiciones en su mente solo se intensificaban al darse cuenta de las fuertes feromonas que emanaban del alfa frente a él. Era un Gama. Vaya suerte.

Gemini mira con extrañeza la bandita con ositos de decoración, tan infantil objeto definitivamente no quedaba en tu tosco cuerpo. Sin embargo, decide guardar silencio y enfocar su atención en el joven omega frente a él. Nota cómo los nervios parecían aumentar en el chico, como si temiera que lo mandara a matar en ese mismo instante. Comprendía que, en este mundo, un omega nunca sabía qué clase de personas podía encontrarse a la vuelta de la esquina. Las mismas razones que hacen inocentes a los alfas, a los omegas los hacía culpables.

Mientras tanto, Fourth comenzaba a formular varias opciones de escape y Gemini no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa interna ante la reacción del omega. Aunque no tenía la intención de dañarlo, la presencia imponente del alfa Gama podía ser intimidante.

—Hemos aterrizado, de manera tranquila recojan sus bolsas y maletas que se encuentran en el compartimento abajo o arriba suyo. Diríjanse a las salidas que marcan las auxiliares sin empujarse. Gracias por volar con nosotros, tengan una estadía agradable.

Finalmente, el avión aterrizó y la voz automática anuncia el final del vuelo. Fourth, sumido en su nerviosismo, agradecía a la voz en silencio. No tardo mucho para que la misma amable azafata que lo había llevado a la primera clase volviera a aparecer, y Fourth sintió que tanta suerte no era posible.

—Por favor, acompáñeme para que pueda recoger sus pertenencias en el ala común —sonríe ella— Recuerde que por el cambio de clase tendrá que pagar una pequeña cantidad por los minutos aquí, especialmente si ha solicitado algún servicio adicional.

Fourth se congela al oír eso, retrocediendo en su asiento mientras observa el rostro tranquilo de la mujer que le mira de vuelta. Tenía el dinero en efectivo exacto para el hotel en el que se quedaría y usar la tarjeta no era una opción. Realmente había sido mucha suerte, en algún momento se agotaría.

mafia roja.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora