Parte 2

38 3 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


(...)

En su grupo de amigos tenían una regla:

«Quien sufra de una decepción amorosa, los amigos del mismo deberán consentirlo hasta hacerlo sentir mejor».

Razón por la cual estaban a las 8 hrs 30 min en el cine.
Iida había suspendido sus lecciones de estudio para llegar lo más rápido posible en cuanto fue notificado por Ochako; Shoto, él simplemente salió de casa sin importarle las preguntas de su padre sobre a dónde iba a esas horas de la noche, y la castaña, salió lo más rápido que pudo del trabajo para llegar a su punto de encuentro.

Agitada y con las mejillas más rojas de lo acostumbrado, se acercó a sus amigos en el momento en que los encontró entre la multitud.

—¿Dónde está? — preguntó, tratando de recuperar el aliento.

El par de jóvenes frente a ella, solo hizo un ademán con la cabeza y en una sola dirección.
Y allí lo vio, sintiendo su corazón estrujarse una vez más.
Les costó mucho recuperar a su sonriente amigo, les costó mucho sacarlo de ese dolorcito que el bastardo de Katsuki Bakugo le había ocasionado, y ahí estaba una vez más, cabizbaja y con la mirada perdida, abrazando su cajita feliz junto a su pecho.

Suspirando, Ochako miró al otro par que también lamentaba verlo así una vez más.

—¿Cuánto nos falta?

—Empieza a las nueve— respondió Iida mirando su reloj de mano.

—Bien, hablemos con él…

Acercándose sigilosamente al lindo pecoso, Ochako procedió a sentarse junto a él, siendo Shoto en ocupar el otro extremo, Iida, sólo se paró frente a ellos y se cruzó de brazos.

—Bien, Izuku, ¿por qué accediste a verte con ese idiota una vez más? — preguntó entre dientes la castaña y lo más sutil que su furia le permitió.

—Porque dijo que me extrañaba— respondió quedito—, dijo que me echaba tanto de menos que quería verme, y no sé, quizá intentar algo de nuevo.

—¿Qué no estaba saliendo con ese rubio… como se llamaba? —preguntó Shoto.

—Creo que Kaminari… O algo así — le respondió Iida.

—¿Creen que siga con él? — preguntó de vuelta Izuku, mirando a sus amigos con sus enormes ojos cristalinos—... ¿Me mintió? — musitó.

—¿Te dijo que ya no estaba con él? —está vez fue Ochako.

—No exactamente, solo dijo que tuvieron conflictos y bueno, que por eso me extrañaba.

—¡JA! Hombre tenía que ser, así son todos— dijo molesta y colocándose de pie.

—No generalicen, Ochako— reprochó Iida, ajustando sus lentes sobre el tabique de su nariz—, aún así, Izuku, lo hablamos muchas veces, ¿no es así? No debías volver a tener contacto con él, no debes confiar en él, después de todo te dejo por ese chico que dudo haya terminado con él antes de volver a contactarte.

—No quiero volver a dormir contigo, pateas durante la noche— se quejó Shoto, logrando sacar una risa de su amigo que al mismo tiempo secaba una de sus lágrimas.

No tardando en reír el resto, pues sí, Shoto tuvo que dormir con él durante todo ese proceso pues este tenía miedo de que Izuku cometiera una locura durante la noche. Aunque lo único que presenció es que el pecoso se despertaba a media noche para comer helado y ver una tonta película romántica en la sala; obviamente se le unía.

—Yo de verdad lo sigo queriendo…

—¿Pero qué aprendimos hoy? —preguntó nuevamente Ochako, sentándose una vez más junto a Izuku y abrazándose de su brazo.

—Que Katcc… Katsuki es un bastardo, y no merece nada de mi una vez más.

—¡Así se habla!

—¿Lo haces tú, o lo hago yo? — lo cuestiono Iida, estirando su mano para que el celular del pecoso se le fuera entregado.

Pero suspirando con pesar, Izuku tomó su celular y lo contempló por algunos segundos: —Lo haré yo— dijo con firmeza.

Al desbloquear el aparato, procedió a entrar a todas sus redes sociales, pues aunque ya no se seguían o tenían agregados, cada uno podía seguir viendo sus perfiles. Sintiendo la ira recorrer su cuerpo y calentar sus mejillas al percatarse de que su relación con aquel rubio seguía fijada en su información de Facebook.
Terminando con la labor del bloqueo, fue a su conversación, dónde sus mandíbula temblaba al ver el: «en línea». Le dolía, claro estaba, pero ya no soportaría otra decepción.

—Listo.

—¡Bien! Ahora vayamos a ver esa película— mencionó sonriente Ochako, colocándose de pie—, yo invito las palomitas.

—Justo a tiempo, será mejor que vayamos rápido —sugirió Iida.

—¿Me compras unos nachos y un Ice de cereza también?

—No abuses Shoto.

Izuku sonrió al ver a sus amigos alejarse; no cabía duda de que se había ganado la lotería con ellos.
Realmente los amaba y agradece todo lo que hacen por él.

********************

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 22 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Los chapulines.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora