Para salvar a Hyunjin, Felix hizo lo impensable: reveló su secreto a los humanos.
Ahora, junto a su madre y su hermano, debe regresar a la seguridad de la manada, donde las cosas han cambiado. Mientras Seungmin asume un nuevo rol importante, Felix...
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A veces sueño con caer.
Por supuesto, en estos sueños empiezo volando.
Porque eso es lo que hago. Lo que soy. Lo que amo.
Algunas semanas atrás, hubiera dicho que es lo que más amo en el mundo, pero mucho ha cambiado desde entonces. Todo, en realidad.
En estos sueños, estoy corriendo por el cielo, libre, tal como debería de ser. Y luego algo pasa, porque de repente estoy cayendo en picada.
Agarro aire, mis gritos comidos por un viento furioso.
Caigo.
Un humano sin alas, sólo un chico, para nada un draki.
Impotente.
Perdido.
Me siento de esa manera ahora: Estoy cayendo, y no puedo hacer nada. No puedo detener nada de eso. Estoy atrapado en una vieja pesadilla.
Siempre despierto antes de chocar contra el suelo. Esa ha sido mi salvación. Sólo que esta noche no estoy durmiendo. Esta noche choco contra el suelo. Y es casi tan doloroso como lo esperaba.
Descanso mi mejilla en el frío cristal de la ventana y veo la noche pasar de prisa más allá de mí. Mientras Chan maneja, mis ojos se esfuerzan a través de la oscuridad inmóvil, deslizándose sobre los campos de rocas y casas de estuco, buscando una respuesta, una razón para todo lo que ha pasado.
El mundo parece aguantar su respiración mientras paramos por una señal de 'stop'. Mi mirada se desplaza al cielo oscuro encima de nosotros. Como un invitante mar sin estrellas, un profundo y prometedor santuario.
La voz de mi mamá se dirige hacia delante desde el asiento trasero, en voz baja y cantando mientras le habla a Seungmin, tratando de obtener una respuesta. Despego mi mejilla del vidrio y echo una mirada sobre mi hombro. Seungmin tiembla en los brazos de mi mamá. Sus ojos miran distraídamente hacia delante; su piel tan pálida como un cadáver.
"¿El está bien?" Pregunto de nuevo, porque tengo que decir algo. Tengo que saber. ¿Le hice esto a el? ¿Es esto, también, mi culpa? "¿Qué le pasa?"
Mamá frunce el ceño y niega con su cabeza hacia mí como si no debiera de hablar. Los he decepcionado a ambos.
He roto la regla inquebrantable.
He revelado mi forma verdadera a los humanos —peor, a los cazadores— y todos pagaremos por mi error.
El saber esto me presiona, un peso aplastante que me hunde profundamente en mi asiento. Me muevo hacia adelante de nuevo, temblando incontrolablemente.
Cruzo mis brazos, sujetando mis manos a los lados como si eso pudiera calmarlas.
Chan me advirtió que habría un ajuste de cuentas por el asunto de esta noche, y me pregunto si ya comenzó.
