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(FAYE GIP).

POV YOKO.

La fila de migración es ridiculamente lenta, y un hombre más adelante ha sido llevado a la oficina. Todo parece muy sospechoso desde donde estoy parada.

-¿Qué crees que hizo?.-Susurro mientras estiro mi cuello para espiar la conmoción más adelante.

-No sé, algo estúpido, probablemente.-responde Marissa. Caminamos hacia el mostrador mientras la línea se mueve un poco más rápido. Acabamos de llegar a Tailandia para comenzar nuestro año sabático.

Voy a trabajar para un juez como niñera, mientras que Marissa, mi mejor amiga, trabajara para un subastador de arte. Estoy aterrorizada, pero emocionada.

-Ojalá hubiéramos venido una semana antes para poder pasar un tiempo juntas.-dijo Marissa.

-Si, lo sé, pero mi jefe necesita que yo comience esta semana porque se va la próxima de viaje. Así que tengo familiarizarme con la rutina de los niños.

-¿Quién deja a sus hijos solos durante tres días con un completo extraño?-Mari frunce el ceno con disgusto.

Me encojo de hombros. -Mi nuevo jefe, aparentemente.

-Bueno, al menos puedo ir y quedarme contigo la semana que viene. Eso es una ventaja.

Mi puesto es de planta, por lo que mi alojamiento es seguro. Sin embargo, la pobre de Marissa vivirá con dos extraños y eso la está volviendo loca.

-Si, pero te voy a tener que meter a escondidas.-le digo-. No quiero que parezca que estamos de fiesta o algo por el estilo.

Miro alrededor del aeropuerto. Está ajetreado, bullicioso y ya me siento tan viva. Marissa y yo somos más que viajeras jovenes.

Marissa está tratando de encontrar su propósito y yo huyo de un pasado destructivo, uno que implica que estoy enamorada de un idiota que me puso los cuernos.

Yo lo amaba. Él simplemente no me correspondía. No lo suficiente, al parecer.

Si lo hubiera hecho, se lo habría guardado en los pantalones y yo no estaría en el aeropuerto de Bangkok sintiéndome como si estuviera apunto de vomitar.

Me miro y aliso las arrugas de mi vestido. Van a venir a recogerme

-¿Me veo bien?- Marissa me mira de arriba abajo, sonriendo ampliamente.

-Te ves exactamente cómo debería de verse una niñera de veinticinco años que viene de Estados Unidos.

Me muerdo el labio inferior para no sonreír estúpidamente. Esa fue una buena respuesta.

-¿Entonces, cómo se llama tu jefe?.-Pregunta.

Busco mi teléfono en mi bolso y reviso los correos electrónicos hasta llegar al de la agencia de niñeras.

-El señor Malisorn.

Marissa asiente.

-¿Y cuál es su historia? Sé que me la has dicho antes, pero la he olvidado.

-Es un juez de la Corte Suprema, enviudó hace cinco años.

-¿Qué le pasó a su esposa?

-No lo sé, pero aparentemente es bastante rico.-Me encojo de hombros-. Dos niños, bien educados.

-Suena bien.

-Eso espero que sí, ojalá les caiga bien.

-Asi va a ser.-Avanzamos en la linea-.; Definitivamente saldremos el fin de semana, no?

Sra. Malisorn Donde viven las historias. Descúbrelo ahora