07| Fragmento del pasado

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KAMILA

Seattle || Seis años atrás...

Mi miré en mi espejo de cuerpo completo, admirando los hematomas y cortes frescos que recorrían mi cuerpo, mi ojo morado punzaba del dolor y mi labio sangraba.

—Por eso no debes meterte en peleas, Mila. —Escuché a David entrar en mi habitación.

—¿Eres mi novio o mi madre? —Me volteé hacia él, lamiendo la sangre de mis labios mientras le sonreía.

—No me sonrías así, que después no me puedo enojar contigo. —Me sonrió y me dio un beso corto en los labios. —Ahora, siéntate, tengo que curar todas tus heridas.

—Pero...

—Mila. —Me interrumpió mientras hurgaba por el maletín de primeros auxilios.

—Bien, bien. —Me senté.

Mientras que David me curaba las heridas, no pude evitar sonreír con orgullo.

—Ni siquiera me vas a felicitar. —Le señalé a David, mirando hacia abajo, donde él estaba limpiando unos cortes en mis tobillos.

—Dame una buena razón para felicitar a mi novia por haberse metido en una pelea. —Murmuró, rodeando mi herida con una venda.

—Dame una buena razón para no felicitar a tu novia por haberse metido en una pelea para defenderse y, para colmo, haberle ganado a un hombre que mide el doble de lo que ella mide y pesa el triple. —Me defendí, levantando su mentón para forzarlo a que me mirara.

—Mila, no me gusta que te metas en tantas peleas y sabes que...

—David, ya hemos discutido esto. —Lo interrumpí.

—Creo que deberías dejar el boxeo, Mila. —Dijo sin titubear.

—¿Qué? —Me levanté de un tirón y la silla cayó tras mi sombra.

—Mila, tienes que entender, no quiero que... —Pausó un momento al ver como estaba hecha una furia. — No quiero que te lesiones.

—¿Me subestimas, David? —Casi escupí las palabras.

—No, Mila, entiende que...

—No voy a dejar el boxeo. —Lo interrumpí, empuñando mis manos a los lados, clavando las uñas contra mi piel.

—Entonces, dejas el boxeo o dejamos nuestra relación. —Me amenazó.

—¿En serio me estás amenazando, David? —Murmuré entre dientes.

—Kamila...

—Terminamos, vete. —Lo interrumpí, sin retractarme de nada.

—¿Qué...?

—¡¡QUE TE VAYAS, JODER!! —No pude contenerme más y estallé. —¡¡LLEVAS MESES, DAVID!! ¡¡MESES PIDIENDOME QUE DEJE DE HACER LO QUE MÁS ME APASIONA!!

David se fue al cabo de una gran discusión que tuvimos.

No me podía valer más mierda lo que el pensara, era mi novio, sí, pero no tiene ningún derecho en decirme que deje de hacer lo que más me apasiona.

Igualmente, después de la muerte de mi padre y hermano, caí en una profunda depresión y no pude seguir asistiendo a las clases de boxeo.

Parece que no soy la favorita del universo ¿No?

***

Manhattan || El presente

Tras la repentina confesión de Damon ayer, no pude evitar reír casi todo el día, pues seguía creyendo estaba enojada con él.

En estos momentos, no puedo evitar sonreír como una tonta, viendo como hace unos panqueques mientras escribo un nuevo capítulo de mi historia.

Realmente piensa que sigo enojada con él, eh.

—¿Con qué los quieres? —Damon preguntó desde la cocina.

—Miel. —Respondí y lo miré, apoyando mi cabeza sobre la palma de mi mano. —¿Por qué estás haciendo panqueques?

—Porque sí. —Me miró, mientras vertía la miel sobre la pila de panqueques frente a él. —Toma.

—Gracias, dulce caballero. —Me reí por lo bajo. —Sigo esperando a que me digas donde está mi madre.

—Es difícil saber. —Me miró, quitándose el delantal. —Mi padre sabe esconder las cosas muy bien.

—¿No puedes al menos preguntarle por qué hizo eso? —Dije, dando un bocado a los panqueques.

—Buena idea. —Pausó un momento. —Pero no tengo una buena relación con mi padre.

—¿Por qué?

—Cosas del infierno.

Iba a decir otra cosa, pero mi celular empezó a sonar, la pantalla se iluminó, leyendo «Número desconocido».

Respondí la llamada, dudando por un momento.

—¿Hola?

—¿Kamila? —Una voz irritantemente conocida respondió.

David.

—¿David? —Pronunciar su nombre se sintió como veneno.

—Si, soy yo. —Casi pude ver su sonrisa aliviada.

Colgué la llamada y apreté el celular en mi mano.

—¿Quién era? —Preguntó Damon.

—¿Quieres salir? —Mi voz salió entrecortada.

—¿Qué? —Damon me miró, su mirada emanaba confusión y a la vez sorpresa.

—Te pregunté si quieres salir, Damon. —Un tono un tanto desagradable dejó ir las palabras por accidente, cuando me di cuenta de como reaccioné, suspiré antes de decir—: Lo siento, estoy un poco estresada y...

—Vale. —Damon me interrumpió, sonriendo.

—¿Qué? —Pregunté, atónita.

—Si quiero salir. —Su sonrisa hizo que mi corazón revoloteara.

—Oh. —Respondí, atónita.

—Alístate. —Me revolvió el cabello y se dirigió a su habitación a alistarse.

Ese era mi único problema con Damon.

Siempre que se iba me dejaba hecha un lío de sentimientos.

COMO LA LUNA BRILLA ANTES DE MORIR ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora