Mis dedos tiemblan mientras escribo esto, y me pregunto la razón por la cual se los estoy contando... Recordarlo aumenta mi miedo y no creo que publicarlo en Internet alivie el terror que cargo desde entonces...
Ocurrió una noche hace poco... ¿Por qué razón estas cosas siempre ocurren a la noche?
Aunque probablemente si hubiera ocurrido de día los resultados hubieran sido mucho peores.
Estaba navegando en Internet, como hago todas las noches en las que no tengo que preocuparme por tener que levantarme temprano al día siguiente. Como no podía ser de otra forma, estaba sola en mi casa, por suerte o por desgracia.
No se escuchaba ningún ruido, lo que para mi era mucho mejor. Para matar el rato -y aprovechando la hora- comencé a leer una historia de terror bastante buena y, como siempre, me sumergí tanto en la lectura que dejé de prestar atención a la realidad...
¡BOOM!
...lo que hizo que una explosión me asustara todavía más de lo que normalmente debería asustarme. El susto dio paso al enojo casi de inmediato, cuando pude asociar el ruido con la pirotecnia y con los gritos y risas que comenzaron a oírse. Al parecer era culpa de unas personas que calculé no debían tener más de dieciocho años.
¡BOOM!
Salté nuevamente en mi silla y sentí deseos de tirarles algo a la cabeza. Pero la situación pareció volverse muy peligrosa como para salir a la calle a decirles algo, pues empezaron a escucharse disparos. Me preocupó un poco que pudieran herir a alguien, además, por alguna razón presentía que algo no estaba bien, aunque seguían escuchándose risas y gritos de júbilo junto con los disparos y explosiones.
Me acerqué con un poco de miedo a la puerta que daba al balcón de mi casa y agudicé el oído, pegándolo en la ventana de la puerta. Desde mi posición era imposible ver a la calle y no me atreví a salir a mirar lo que ocurría justamente por esos disparos que se oían. Así que me conformé con escuchar lo que estaba sucediendo. Parecía que esos chicos estaban justo frente a mi casa, por lo que no tenía problemas en lograr mi cometido...
¡BOOM!
Nueva explosión, nuevo susto por mi parte, nuevas risas y gritos alegres de esa gente... que de un momento a otro se detuvieron.
Esperé, expectante, curiosa y con un cada vez mayor temor.
Pronto se reanudaron los disparos. Cesaron las explosiones, pero comenzaron las advertencias desesperadas, llantos, maldiciones y gritos, no de alegría, sino de terror. Presté más atención a lo que decían, pensé que la policía por fin habría llegado para detener lo que estaba pasando. Ojala hubiese sido así...
"-¡LA PUTA MADRE, CORRÉ!"
"-¡LA MATÓ! ¡LA MATÓ! ¡NOS VA A MATAR!"
"-ME QUEDÉ SIN BALAS... ¿POR QUÉ MIERDA NO TE MORÍS HIJO DE-"
"-¡NOOO! ¡SOLTÁLO!"
"-¡SALÍ DE-! -grito- ¡LE ARRANCÓ LA-!"
Esas son solo algunas exclamaciones que quedaron grabadas en mi memoria... junto con los llantos y la desesperación de las voces que escuchaba, que gritaban de dolor y de miedo antes de apagarse una a una. Lo peor fue el silencio que quedó después del último gemido de dolor que escuché.
Mis piernas no se movían. Las lágrimas de susto me nublaban la visión. Solo podía imaginar qué criatura pudo provocar eso.
"¿Un perro? ¿Un león? ¿Un oso? ¿Un cocodrilo?" Aunque sabía que era imposible que fuera un animal o una persona, rogaba porque fuera una de esas opciones.
Por lo que había oído... le dispararon todas las balas y no murió... "¿Un hombre lobo? ¿Fantasma? ¿Demonio?"...
Un quejido casi inaudible pero espantoso llegó a mis oídos, seguido de los sonidos que hacen las criaturas al... masticar algo.
Los minutos parecieron horas mientras escuchaba eso. Masticar. El sonido de algo masticando. Huesos rompiéndose, carne siendo arrancada, el incesante masticar de la cosa. Y cada vez más fuerte.
Pero eso cesó de repente, cuando se escuchó que tragaba.
Silencio. Mi corazón palpitando rápidamente en mi pecho. Otro quejido y... un golpe en mi balcón, como si algo pesado hubiera caído en él.
No quería moverme, no podía moverme. Deseé perder la conciencia. No lo hice, sólo actué como idiota, movida por la última pizca de la esperanza que me decía que era solo mi imaginación.
Mi respiración y mis latidos, ya tremendamente agitados, comenzaron a acelerarse todavía más mientras me forzaba a girar la cabeza, que lentamente respondió y fue moviéndose hasta quedar con la nariz en el vidrio...
...hasta quedar a un miserable vidrio de distancia de la cabeza de una gigantesca cosa completamente cubierta de pelo corto y gris que me miraba con brillantes y enormes ojos rojos sin pupilas, abiertos de par en par. No tenía nariz. Tampoco orejas: donde -supongo- deberían haber estado solo se encontraba lo que parecían ser las comisuras de su boca, una fina línea zigzagueante que formaba una macabra sonrisa.
Lentamente y sin dejar de mirarme se irguió hasta poder demostrar que era al menos un metro más alto que yo y que tenía gruesas, largas y afiladas garras que parecían poder desgarrar huesos como si de una hoja de papel se tratase.
Contuve la respiración por la eternidad que permanecimos así... hasta que se abalanzó golpeando la puerta con su peso, abriendo su inmensa boca mientras mostraba unas interminables hileras de dientes enormes y los restos de cabellos, sangre, ojos y demás trozos de personas enganchados en ellos...
Me desmayé en ese instante, escuchando otra vez ese suave pero aterrador quejido...
Desperté en el hospital al día siguiente. Dijeron que sobreviví de milagro, que fue una masacre. Dijeron que no solo los jóvenes que yo escuché murieron. Dijeron que la mayoría de los vecinos que estaban lo suficientemente cerca fueron asesinados. No quise que me dieran detalles de las condiciones en las que encontraron los cuerpos, solo me hubiera dado más pesadillas. Además, podía imaginarlo basándome en mi propia experiencia.
Todos los vecinos muertos habían salido a la calle o se habían asomado por las ventanas para mirar. Todos los vecinos que sobrevivieron no estaban en su casa, o no se habían atrevido a salir por los mismos motivos que yo. Ningún superviviente vio mientrasla cosa mataba a la gente. Y solo yo vi a la cosa que los mató, por lo que nadie puede creerme. O nadie quiere creerme, porque la verdad es tan espantosa que prefieren vivir en la ignorancia.
En parte es también por esto que les cuento esta historia:
Si les pasa algo por el estilo... si escuchan un quejido horripilante que no puedan comparar con nada... pase lo que pase NO miren.
La curiosidad mató al gato y los matará a ustedes si esa cosa decide convertirlos en su cena...
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Historias cortas de terror
ParanormalHistorias de terror sacadas de Internet y otras de mi autoria.