Sentada frente a la ventana, pude observar las áreas verdes que rodeaban el dormitorio, el contraste con los edificios de arquitectura moderna era sorprendente. Suspire, me encontraba realmente exhausta tras la llegada a Korea, todo era tan diferente a lo que estaba acostumbrada. Sentí un vuelco al corazón, esta experiencia era totalmente nueva para mí y a pesar de estar orgullosa, me sentía vacía y sola.
Decidí no darle demasiadas vueltas a las cosas, esta había sido mi decisión y debía atenerme a las consecuencias. Con pesar me levanté de la silla, dar un paseo y explorar los alrededores sería una buena forma de despejar mi mente. Unos de mis mayores sueños siempre había sido viajar por Asia y Seoul era más que perfecta para iniciar, aunque este no se tratara de un viaje recreativo, definitivamente no perdería el tiempo libre que tenía.
Me miré en el espejo, no estaba tan mal, los jeans desgastados y la blusa a rayas me daban un look despreocupado, así que me limité a recoger el cabello en un moño y calzar las zapatillas. Antes de salir tomé mi mochila, celular y las llaves del dormitorio. Eché un último vistazo al espejo, ciertamente parecería fuera de lugar pues mi apariencia no era para nada común en este país, volví a suspirar.
Los pasillos y jardines de la universidad se encontraban llenos, lo cual me sorprendió, en mi país generalmente los estudiantes aprovechaban los fines de semana para divertirse y olvidarse del estrés un rato. A pesar de que la mayoría caminaban inmersos en sus celulares, varias personas saludaban en los pasillos como un gesto de cortesía, yo me limitaba a responder tímidamente y apresurar el paso.
Tras caminar por varios minutos, llegué a una gran avenida con imponentes edificios y un gran flujo vehicular, me arrepentí de haber salido, la posibilidad de perderme ahora parecía más grande. Desde mi llegada me había dedicado a realizar los trámites correspondientes que la universidad requería, no había interaccionado con nadie más que no fuera el personal administrativo. Observé hacia a todos lados y decidí caminar hacia el sur por la acera, recordaba haber visto un gran parque en esa dirección al haber llegado, por el momento me pareció una buena forma de distracción.
Caminar por las calles era por sí sola una experiencia fantástica, había espectaculares enormes, tiendas en cada calle, edificios imponentes. No tardé demasiado tiempo en llegar al parque, ronde por el lugar hasta que me encontré con una pequeña cancha de basquetbol, había varios niños jugando alrededor, pero las gradas estaban vacías, así que decidí descansar un momento en ese lugar.
Saqué de mi mochila una libreta y un bolígrafo, me coloqué los audífonos e intenté encontrar algo de inspiración en la música. Comencé a garabatear en la hoja, tarareando. Desde pequeña había tenido una fascinación con las culturas asiáticas, así que cuando se presentó la oportunidad, no lo pensé dos veces y decidí realizar este viaje, dejando atrás todos mis problemas, quizá había sido demasiado egoísta.
Levanté la mirada y noté que un grupo de chicos se encontraban jugando en la cancha, no me había percatado debido a la música, así que decidí recorrerme hacia la parte opuesta de las gradas, donde estaba más alejada. Continúe escribiendo, esperando que mi presencia no les importara y continuaran en lo suyo.
Repentinamente sentí un golpe que sacó volando la libreta, sobresaltada, tiré de los audífonos observando en todas direcciones, a pesar de que el golpe no había sido demasiado fuerte, casi me provoca un infarto. Justo al mirar hacia la cancha, noté como algunods de los chicos se acercaban corriendo hacia mi y lo entendí, lo que me había golpeado era el balón con el que jugaban. Rápidamente me levanté para recoger las cosas, cuando uno de ellos tendió la libreta hacia mi. Bajé la mirada avergonzada y contuve el aliento.
- Lo siento, no fue nuestra intención golpearte. - Escuché cómo se disculpó en coreano, a pesar de que uno de los requisitos para venir aquí era contar con un dominio medio del idioma, mi pronunciación era pésima. Tomé la libreta con manos temblorosas y sentí formarse un nudo en mi garganta.
- Yo... No te preocupes. - Logré decir atropelladamente, al levantar la mirada observé al chico, llevaba una gorra y por debajo sobresalían mechones de cabello rubios, podía jurar que un tono antes de convertirse en blanco. Su piel era exageradamente blanca y tersa, al observar sus ojos pude notar cierta indiferencia, a pesar de que su voz había sonado sincera.
Otro de los chicos se acercó y me extendió el bolígrafo. Yo miraba mis pies, sintiendo sus miradas sobre mí, ninguno habló pero aún permanecían cerca, sólo quería que olvidasen el asunto. Seguramente habían notado que era extranjera, pues parecían dudosos sobre qué decir. El más alto de ellos, fue el que habló.
- Disculpa, nuestros amigos se dejaron llevar, no somos muy buenos y por error terminamos golpeándote, espero no estés lastimada. - Esta vez él se dirigió en inglés, entrecruce los dedos y sentí la sangre acumularse en mis mejillas. Esta situación me estaba poniendo los nervios de punta, que ellos se estuvieran disculpando y hubieran notado que no era de aquí, me hacia sentir muy incómoda, fuera de lugar.
- No estoy lastimada, descuida. - Logré responder en inglés, me armé de valor y le sonreí, para asegurarle que todo estaba bien. Me sonrió de vuelta y unos hoyuelos se formaron en sus mejillas. Inmediatamente desvíe la mirada, no quería parecer descortés, pues no estaba segura de la mejor forma de reaccionar y dirigirme a ellos, no quería meterme en problemas.
Tomé las cosas que aún se encontraban sobre las gradas, guardando la libreta lo más rápido que pude. El chico de la gorra me observó y me limité a realizar una profunda reverencia. - Lo siento, debo irme. - les dije, alejándome con rapidez de las gradas hacia una zona con grandes árboles. Nunca había sido buena interaccionando con las personas y mucho menos con desconocidos, a menos que se tratara de asuntos académicos.
Me senté a la sombra de un árbol, con el corazón aún latiendo rápidamente. A pesar de haberme alejado, desde este sitio aún podía ver la cancha. Ellos habían vuelto a sus asuntos, y ahora que lo notaba, los chicos jugando llevaban puestos cubrebocas, ciertamente había notado antes a varias personas usándolos, generalmente jóvenes, me parecía raro que los llevaran al jugar basquetbol.
Permanecí bastante rato observando el juego, el chico del cabello rubio, a pesar de no ser el más alto era el mejor jugador entre ellos, parecía ágil y realizaba anotaciones sin mucho esfuerzo. Volví a colocarme los audífonos, justo cuando una de mis canciones favoritas comenzó a sonar, sonreí, ya que la canción pertenecía precisamente a un grupo coreano que había descubierto poco antes de mi llegada.
Recordé los videos que había visto de ese grupo, habían despertado un gran interés en mí así que había realizado una amplia búsqueda de su música, sus letras eran lo que más me llamaba la atención. Pude notar cierta similitud con aquellos chicos que jugaban; en realidad debido a mi timidez, no los había mirado demasiado. Tal vez ese estilo era común entre la juventud de Korea, así que decidí pasar por alto el tema. Quizá debería comprar algo de ropa para encajar mejor, me reí.
Cerca de 15 minutos después, las personas comenzaron a llegar a la zona, la mayoría se trataban de grupos de chicas. Miré el reloj y ya pasaba del mediodía, así que decidí que era hora de volver al dormitorio. Con cierta pereza me puse de pie, me sacudi la ropa y comencé a alejarme de allí. Era mejor marcharme antes de que ocurrieran más accidentes.
Al regresar me fije en los locales de comida y las cafeterías, lo cual despertó mi apetito, así que decidí pasarme por la cafetería del campus para comer algo, según me habían comentado la comida era barata y servían platos coreanos tradicionales, lo cual era una gran ventaja para tener algo de dinero extra para destinarlo a otras actividades. Con el estómago lleno volví al dormitorio, había guardado las llaves en mi bolsillo, así que las saqué para poder ingresar.
- Mierda... - Las llaves no se encontraban en donde recordaba que las había puesto, busqué en la mochila y nada, casi vacío el contenido en el pasillo para asegurarme. - Creo que me meteré en problemas si pido un reemplazo en el primer día de mi llegada. - Recargue la frente contra la puerta blanca, seguramente durante el incidente las llaves se habían caído, o deberían encontrarse en el parque, cerca de los árboles, cuando estaba nerviosa solía olvidarme de las cosas y era común que algo se me extraviara, tal vez debí haberme fijado mejor antes de salir huyendo.
Decidí volver al lugar para asegurarme que no estuvieran allí y evitarme un momento vergonzoso con la administración del lugar. Camine por los pasillos, ya había pasado alrededor de una hora desde que había dejado el parque, avance rápidamente intentando no tropezar y provocar algún accidente. Rezaba porque las llaves siguieran tiradas por la zona.
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Miedo al mañana. [BTS]
FanfictionLas personas suelen acostumbrarse a la rutina, seguirla casi religiosamente, es por eso que cuando se aproximan cambios, es inevitable sentir miedo ante lo desconocido, a no tener la certeza de que es lo que sucederá el siguiente día. Sin embargo...