1: ¿Alemania?

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— Buenas noches, caballeros. Lamento informarles que el vuelo hacia Alemania ha sido retrasado debido a las condiciones meteorológicas.

Aquello les pilló de sopetón a todos. Aunque aún tenían cara de dormidos, algunos fruncieron el ceño, y se escucharon murmullos de queja.

— ¿Condiciones meteorológicas? ¡Si aquí hace un calor que te mueres! —se quejó Gavi.

— Aquí sí, pero el trayecto a nuestro destino es largo, y han cancelado todos los vuelos previstos. Lamento mucho el inconveniente —dijo la azafata antes de retirarse.

El míster carraspeó ligeramente su garganta, saliendo de la cabina. — Chicos, he hablado con el piloto, y me dijo que podemos descansar en el avión. Despegaremos en cuanto sea posible.

Uno tras otro, los jugadores se adentraron en el avión, agradeciendo la oportunidad de descansar a esa hora tan intempestiva: tres de la mañana. El interior del avión era impresionante, con compartimentos de primera clase que ofrecían la comodidad de camas reclinables y privacidad con cortinas..

—Buenas noches —les saludó otra azafata con una sonrisa—. Les informo que pueden elegir el compartimento que deseen. Es uno por persona, pero si quieren compartirlo con algún compañero, se admite hasta dos personas por asiento. Cada compartimento tiene una pantalla grande con acceso a plataformas de películas y series, que podrán usar una vez que el piloto indique que pueden desabrocharse los cinturones, es decir, cuando no estemos en despegue, aterrizaje ni haya turbulencias. También tienen auriculares por si prefieren escuchar música mientras descansan. El baño está al final del pasillo y podrán acceder con la tarjeta que está dentro del asiento. Finalmente, hay un botón a la derecha por si necesitan llamar al personal. La comida y las bebidas están incluidas, así que no deben preocuparse por ello. ¡Que tengan un buen vuelo!

Los jugadores de la selección, más interesados en dormir que en cualquier otra cosa, fueron eligiendo sus asientos uno a uno.

Los jugadores de la selección, más interesados en dormir que en cualquier otra cosa, fueron eligiendo sus asientos uno a uno

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Estaban todos plácidamente descansando, cuando una voz proveniente de un micrófono les despertó.

— Disculpen las molestias, pero he de advertirles que deben abrocharse los cinturones para el despegue.

Un compartimento se abrió y un Pedri endormiscado salió de él.

—¿Necesita algo? —preguntó con amabilidad.

—Eh, no, gracias. Solo... voy a otro compartimento.

—¿Hay algún problema con el suyo?

—No, no, es que... no importa, de verdad —Pedri, nervioso sin razón aparente, se maldijo a sí mismo por su torpeza.

La azafata lo observó algo extrañada, pero le sonrió y lo vio alejarse a otro asiento.

— ¿Pedri?— un Gavi que intentaba ponerse el cinturón algo desesperado se hizo presente.

La Selección y el Cáliz de Fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora