Se produce un silencio cargado en la habitación durante unos largos momentos, y luego SeokJin toma el nudo de su corbata y lo suelta lentamente. Se lo saca del cuello, lo enrolla y lo deja sobre la mesa.
Cuando sus dedos están seguros sacan los gemelos de su camisa, me doy cuenta de lo que va a hacer y mi corazón comienza a latir más rápido.
¿Hasta dónde llegará para demostrar que es el hombre adecuado para el trabajo?
¡Oh, Jesús, se está desabrochando los botones de la parte delantera de la camisa! De eso están hechas mis fantasías; solo desearía que no hubiera seis extraños en la habitación mirándolo conmigo. Aquí se podría oír caer un alfiler ahora mismo. Nadie mueve ni un músculo ocular.
¿Quién lo haría? No puedo apartar la vista de su cuerpo mientras se quita la camisa lentamente por los hombros y se la quita. Se toma un momento sin prisas para dejarla sobre el respaldo de su silla.
Oh. Dios. Dios.
Honestamente, solo... honestamente. He pasado muchas, muchas horas preguntándome qué hay debajo de las camisas de trabajo de Kim SeokJin, y en todas mis fantasías no creo que haya sido tan bueno. Su piel es del color del dulce de vainilla con mantequilla, un dorado muy suave que brilla en la luz del sol invernal que inunda la habitación y está definido de una manera relajada y esbelta; flexible como un boxeador. A través de la mesa de vidrio lo veo inclinarse momentáneamente sobre sus zapatos, y cuando se endereza casi puedo escuchar la música de Full Monty sonando en mi cabeza porque se está desabrochando el cinturón y me mira fijamente.
Me lamo los labios.
No puedo evitarlo. Quiero comérmelo. Intento poner una expresión de ánimo neutral en lugar de una mueca lasciva; no estoy seguro de si lo logro, porque por dentro estoy sonriendo con tanta fuerza que mi lengua quiere salirse de mi boca.
Es suficiente, en realidad; ha demostrado su punto. Min podría detenerlo ahora. Lo miro para ver si parece que está a punto de hablar. Tiene suerte de que no sea así, porque si lo estuviera, me habría lanzado sobre esta mesa de vidrio y lo habría estrangulado con la corbata cuidadosamente enrollada de SeokJin.
Cuando miro de nuevo a SeokJin, se ha detenido y sigue mirándome. Poco a poco me doy cuenta de que no es así, que todos los demás en la habitación me están mirando ahora también.
¿Qué? ¿Gemí? ¿Le rogué en voz alta que siguiera sin darme cuenta?
SeokJin deja pasar la más pequeña de las sonrisas secretas entre nosotros, y luego mira fijamente mi blusa. La comprensión surge, y aunque es un escenario que he imaginado salvajemente, el hecho de que en realidad esté sugiriendo que me desnude frente a estas personas me sorprende.
Me pongo de pie.
Está al menos a tres metros de mí y hay seis personas entre nosotros, pero aun así estoy segura de que puedo oler su aroma distintivo desde aquí. Alcanzo el botón superior de mi blusa y lo desabrocho.
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