𝟯

129 22 3
                                    

¿Un clamor? - pregunto Eliseba

Amram y Miriam decidieron unir a nuestro pueblo para clamar a Dios por socorro – explico Jocabet

¿Por qué piensan que va a suceder? - pregunto Nadaf - ¿Un milagro?

Dios dijo que seriamos una gran nación – contesto Eleazar

Y el cumplió una gran nación de esclavos – reprocho el mayor

Ese nunca fue el plan de Dios para nuestro pueblo hermano – hablo Rebeca

No disculpen, pero yo estoy de acuerdo con él desde que nací las cosas siempre han sido duras dolor sufrimiento y más cosas – hablo Abiu

Ellos tienen razón vivimos esclavizados desde hace siglos por qué Dios nos escucharía ahora – se sumó Itamar

Él siempre me oyó nunca me abandono siempre que le pedí el me dio, protegió a mi hijo Moisés de la muerte cuando aún era un bebe, trajo salvo a tu abuelo sano y salvo – hablo la mayor

Y ahora trajo Oseias de nuevo con nosotros – aporto Rebeca – Dios siempre cuido a nuestra familia

Pues él no me ha cuidado mucho últimamente – volvió a reprochar Nadaf

¿Y tú le has orado? al igual que nuestro pueblo te has acomodado en la esclavitud – dijo Eleazar

Unos momentos después entró a Core primo cercano de la familia él siempre que estaba enfrente de la de su tía intentaba mantener una fachada de persona buena lo cual él obviamente no era

Después de aconsejarles a los dos mayores que no se retrasarán para las obras porque El soberano pasaría después de la visita de sus templos los hombres se fueron a trabajar mientras las mujeres quedaron un rato en la casa y después cada una salió sus respectivos trabajos

Rebeca se encarga de servir agua a los hombres que estaban trabajando junto a su amiga Débora

La joven estaba sirviéndole agua a un hombre de una edad avanzada que por el calor se encontraba bastante cansado hasta que en eso se acercó uno de los oficiales que estaba a cargo de esa obra Jairo

¡¿Por qué estas sentado?! - pregunto con una voz irritada - ¿Cansancio? ¡Levántate y ve a trabajar y se te pasa!

Es un hombre mayor, está cansado, solo déjalo descansar un poco y después continuara – hablo Rebeca dándole un vaso con agua

¡Nada de eso! - tiro el vaso antes de que el hombre pudiera beber – Tal vez necesita ayuda – desenredo el látigo - ¡Camina anda!, después hablare contigo linda

El chico se alejó llevándose al anciano en eso Débora se acercó a su amiga

¿Estas bien? - pregunto acercándose a ella - ¿Que te dijo Jairo?

No nada importante, mejor sigamos, deben tener mucha sed – contesto recogiendo el vaso del suelo

Oseias volvió a encontrarse con la egipcia que había chocado el día anterior y al reconocerla se acercó a ella para devolverle la pulsera que había encontrado

Creo que esto es tuyo – dijo mostrándole la pulsera – Te la pongo tienes las manos ocupadas

La joven extendió uno de sus brazos y dejo que este le colocara la pulsera

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 25 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Bajo el sol del NiloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora