A veces pienso en todo aquello que no te digo, que me guardo para mí mismo porque está mal decirlo, porque expresarlo es inmoral, no es correcto. Vos viste que pensarlo no es lo mismo que tener la intención de hacerlo. Suena pretencioso citar a grandes eminencias, pero yo creo que a vos te gusta un poco que yo sea pretencioso y a mi me gusta un poco eso de justificarme, así que igual parafraseo a Kant cuando digo que según su ética deontológica, las acciones deben ser juzgadas por su conformidad con el deber y la ley moral, más que por las intenciones detrás de ellas. Mis acciones son limpias, hablan por mí, por lo que hago, por lo que quiero, por lo que me apasiona. Yo soy mis acciones.
Por otro lado, también paso a citar a Freud, con lo que vos sabés que a mi me gusta leerlo. Entre sus escritos, él postula que los pensamientos y deseos inconscientes no necesariamente se traducen en acciones conscientes, por eso habla de cómo lidiar con los pensamientos y deseos reprimidos, y podés tomar esto como una larga introducción de mi manera de lidiar con mis pensamientos menos honrados y mis deseos más reprimidos.
Y declaro, así por escrito porque no estaría bien gritarlo desde el balcón hacia la ciudad (aunque lo haría, creo que los dos sabemos que lo haría sin problema), que odio detesto desprecio me muero perezco enfermo agobio grito lloro y sufro cada vez que los ojos ajenos te miran, cada vez que otra persona pasa un tiempo considerable (y mínimo) con vos, incluyendo la gente con la que trabajás, los que te cruzás en el ascensor (¡qué íntimo!) o la persona que se sienta al lado tuyo en el transporte. Es insoportable.
Haría una lista de todos aquellos con los que te cruzás, inclusive los que tienen una probabilidad espacial de inmiscuir sus caminos con el tuyo, y con tu cucharita preferida que usás para el té, les sacaría los ojos. Simple, limpio, hasta si me lo pidieras, indoloro.
Pienso inmediatamente en tirarlos, en ponerlos a todos en una bolsa que acomodaría alineada con la rueda delantera del auto para hacerlos el puré de papas definitivo. O más poético, tirarlos en la misma bolsa al mar como una disculpa para que puedan ver algo menos hermoso que a vos; el océano, los peces, los tiburones, las medusas. O sería menos compasivo, podría enterrarlos en el patio de la casa para que sólo vean la negrura de la tierra; sin bolsa, para que también sientan la constante tierra sin poder quitarla de su visión.
También pienso en guardarlos en un cajón, en un baúl, en frasquitos. Clasificarlos por color. ¿Regalártelos? En formol. Pero no me gustaría que los tengas. Mis ojos son los únicos que deben ser tuyos, a la vez que son los únicos que deberían verte.
Lo mismo haría con sus lenguas y sus dedos. No deberían tocarte, nunca sin querer y mucho menos a propósito. No me gustaría que nadie te endulce los oídos como lo hago yo, que nadie te mienta, que nadie te engañe, que nadie te prometa, que nadie te encandile, que nadie te quiera con palabras, sino con una tristeza de jamás poseerte. Sí, que te quieran a la distancia, con desazón, con una envidia insana hacia mí, con resignación, con un dolor que jamás podrá sanar (porque de eso se trata amarte, un dolor que jamás sanará). Deben quererte como se quiere a Dios, sin los sentidos, sólo con la fe.
Por supuesto, es mucho más fácil reservarte del mundo que mantener al mundo a raya. Entonces me gustaría, en esta enrevesada y disparatada fantasía, pedirte que me acompañaras por las buenas. A una casa en las montañas, donde sólo seríamos vos y yo. Ya sé que no aceptarías y lo entiendo, tenés tu vida. Y por las buenas con vos nunca son las cosas, porque aunque lo niegues, vos sos como yo; preferimos el drama, el acting , la performance . Las complicaciones porque sí. ¡Qué lindo complicarse, Manuel, qué bella es la vida cuando se sufre en su justa medida!
Pero vos me hacés sufrir demás, y he aquí el quid de la cuestión. Vos no vendrías voluntariamente, y yo lo sé. Lo que no sé es si me negarías para que te fuerce o de verdad tu rutina te parece así de importante. No me molestaría, ¿Sabés? Te pasaría a buscar un día al trabajo. Iríamos a tomar, borracho te llevo a cualquier parte, pero cambio de idea en seguida porque de sólo pensar en ir a un bar con otra gente, que te vean en camisa, con la corbata desatada, con el pantalón formal, con esa mirada de cansancio pero de relajo, de que por fin ya no hay responsabilidades, de que por fin estás conmigo, de que por fin nos reunimos como debe ser, como dictamina el destino y los designios y la mar en coche. No, no te expondría así.
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ArgChi Week 2024
FanfictionConjunto de cuatro one-shots escritos para la ArgChi Week 2024. Dibujo hermoso por @pink_hyu <3