Lupe***
¿Has llegado a sentir ese corriente que te avisa que algo muy malo se avecina? Pues yo la acababa de sentir, la resaca mezclada con las ganas de expulsar todo el licor que consumí hace menos de 12 horas ya comenzaba a sonar con fuerza, no me quería levantar pero mi cuerpo me decía que si no lo hacia lo lamentaría. Así que salí corriendo lo más rápido que pude de mi habitación y baje al primer piso, de rodillas en el baño deje que mi cuerpo se vengara de mí. ¡Soy suertuda! eso es lo que me digo siempre que no logro encontrarme a mi madre y a su hombre de momento en el corredor o subiendo las escaleras, por lo que pude oír o mejor dicho por lo que no escuche deduje que estaba sola, no había ningún ruido que saliera de su habitación, entre en la cocina esperando encontrar algo de comer, pero sería más suertuda si eso sucediera, ya no me la había encontrado, sería mucho pedir que por primera vez en cuatro años se preocuparía por mí. El estómago me rugía y mi cabeza daba miles de vueltas así que decidí salir a buscar algo de comer y algo que me ayudara a poner en orden mi cabeza.
Ya en el pequeño súper más cercano a mi casa encontré todo lo que necesitaba, algo de tomar y algunas cosas para cocinar en casa, no he sido la mejor cocinera, siempre busco algo en la universidad de comer, las pocas veces que estoy en casa sola son las que cocino. Ya de camino a casa pude sentir que alguien me observaba pero no le presto mucha atención a eso, puse mis gafas de vuelta a mis ojos y seguí el camino de nuevo a casa.
Es una regla que llevo cumpliendo desde mucho tiempo atrás, siempre que llegues a casa, detente y escucha si tu madre esta o si alguien más esta, de ser así, dejo todo en la cocina y me encierro en mi habitación, esta vez la casa estaba igual a como la había dejado cuando salí, me dispuse a preparar mi almuerzo cuando sentí que mi celular vibro en el bolsillo trasero de mi short.
- ¿Hola?
- Por lo menos deja que suene Lupe, cualquiera que te llame va a pensar que no tienes vida y que eres una adicta a tu cel – sonreí, solo ella puede hacerme sonreír en este día y eso era lo que llevaba haciendo desde años atrás, siempre me dejaba sola para este día, pero me llamaba para saber cómo lo llevaba.
- Cualquiera no me puede llamar eso lo sabes muy bien, no me doy el lujo de darle mi número a todo el mundo y además cualquiera que me vea sabe que tengo una vida social muy activa.
- Jajajajaja pero creo que eso lo están comenzando a dudar, no hemos salido en semanas pero no te preocupes, mañana salimos y no acepto un no por respuesta, además es en la casa de un conocido tuyo.
- Sabes que no me gusta ir a las casas de los demás, mejor no nicol – realmente no me gusta, prefiero el aire libre de algún bar con terraza o algo parecido, el encierro en esos momentos no me cae bien.
- Pero no me has dejado decir de quien es la casa – soltó un suspiro – es de Scott y antes de que digas algo, el mismo me dijo que te llevaba, lo traes loco gatita – ronronea y suelta una carcajada, no lo pude evitar y me uní a ella en la risa.
- ¿Y no se supone que los padres de Scott están en casa?
- Andan de viaje, eso sucede cuando esos dichosos riquitos guardan su dinero, maldita sea creo que voy a comenzar a ahorrar, no puedo soportar seguir dependiendo que la pequeña cuota que mi mami me da.
- No te compliques por eso, sabes que si necesitas dinero yo te lo puedo dar y te cito en esto, antes de que digas que no, tu eres la única con quien gastaría mi dinero y punto – se quedó callada por lo menos unos quince segundos y luego escuche que se sorbía la nariz – oooo no me digas que estas llorando nicol, por Dios el día de llorar para ti no es hoy, mi día es hoy y gracias a ti tengo una estúpida sonrisa en mi cara, no me lo arruines.
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Tu Reflejo En Las Sombras
Teen FictionPorque cada vez que veo aquellos ojos no puedo evitar fundirme en el mar de secretos que quisieran que se abrieran a mí, solo hay algo que se con certeza, detrás de aquellos ojos se esconde un corazón dolido, abandonado y prisionero de la oscuridad...