❝𝘓𝘪𝘴𝘢 𝘥𝘦𝘴𝘦𝘢 𝘵𝘰𝘤𝘢𝘳 𝘢 𝘑𝘦𝘯𝘯𝘪𝘦
»𝘋𝘦𝘴𝘦𝘢 𝘱𝘳𝘰𝘣𝘢𝘳 𝘴𝘶 𝘴𝘢𝘯𝘨𝘳𝘦❞
Jennie sabía que Lisa solo la veía como una fuente de alimento, que solo le servía para su propio placer
»Pero estaba "𝘦𝘯𝘢𝘮𝘰𝘳𝘢𝘥𝘢" y el amor es ciego...
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Una joven asiática se encontraba durmiendo sobre sus libros en su mesa de estudio, cuando de pronto un estruendo contra su puerta la despertó.
El sueño desaparece de su cuerpo, solo puede pensar en que demonios fue eso.
Apenas se levanta, otro ruido vuelve a escucharse, pero está vez más débil, como si la persona o cosa que se golpea contra su puerta, ya no tuviera fuerzas.
Jennie se dirige hasta la cocina, toma un cuchillo y se acerca hasta su entrada, quedando a solo 4 metros de la puerta.
—Ayúdame, porfavor.—Dijo una voz femenina, su voz era débil.
Jennie lo dudo por varios segundos, pero luego pensó en que tal vez la chica estaba siendo acosada o paso por algo, así que decidió abrir la puerta antes de que lo que sea que la haya dejado en un estado tan vulnerable como para pedir ayuda, la encuentre.
Con las manos temblando, lentamente pone sus manos en la puerta, coloca la llave y la gira lo más lento que puede. Apenas abre la puerta un cuerpo, más alto que el suyo, cae en sus brazos. Jennie se asusta y se queda quieta con aquella persona, no, con aquella mujer en sus brazos. La castaña hace un esfuerzo por cerrar la puerta de nuevo, con todas sus fuerzas lleva a aquella misteriosa mujer a su sofá.
Al terminar de acostarla, puede ver qué es delgada, alta, de manos grandes y dedos delgados. Está vestida de unos pantalones negros, un top gris y una chaqueta negra, con zapatos grises. Su pelo negro y algo corto están esparcidos por toda su cara.
Jennie traga con dificultad, con un suspiro, aleja su miedo. Se acerca lentamente, poniendo su rodilla izquierda al lado de la pierna de aquella joven, y cuando está apunto de mover los cabellos de ese misterioso rostro, toman su muñeca, Jennie se sobrsalta, pero no llega a alejarse ya que la mujer la acomoda en su regazo.
La coreana está en una situación muy complicada, no sabe que hacer.
Tal vez todo esto sea un sueño.
O sea, ¿a quién demonios se le aparece una chica que no conoce a las 3 de la madrugada con ropa parecida a las que usan en los funerales? Simplemente, insólito.
Jennie reúne valor y a pesar de que la están ¿Abrazando? Vuelve a levantar su mano para mover ese cabello de una vez por todas.
Jennie lo hace y ve lo que cree que es la mujer más hermosa que alguna vez vio.
Era simplemente, afrodita en persona.
Jennie nota que aquella mujer empieza a abrir los ojos.
Su rostro era bastante pálido, ella era blanca, ojos grandes de un café intenso, que la miraban como si fuera su presa y a su vez, su mayor admiración. Sus labios eran gruesos y demasiado bonitos, los tenía entreabiertos.
Aquella misteriosa mujer acerca más a Jennie a su cuerpo, si es que eso es posible
