Era la última clase para terminar de preparar la poción y Harry intentaba concentrarse en la preparación de la infame Amortentia, el filtro de amor más poderoso del mundo mágico. El aire en la mazmorra era pesado, cargado no solo por el calor de los calderos burbujeantes, sino también por la tensión palpable entre los estudiantes. Las paredes de piedra amplificaban el eco de cada instrucción dada por el profesor Snape, cuya voz cortante resonaba con una frialdad intimidante.
—Si alguno de ustedes —comenzó Snape, mirando fijamente a Harry con sus ojos oscuros y penetrantes— es incapaz de seguir instrucciones básicas, me aseguraré de que lo sepa todo el colegio. Cuando terminen, viertan su poción en frascos y tráiganmelos. No quiero ni una gota derramada.
Los ojos de los estudiantes se movieron nerviosamente, tratando de evitar el contacto visual con Snape, mientras un silencio incómodo se cernía sobre ellos. El comentario mordaz de Snape iba dirigido claramente a Harry, quien suspiró pesadamente, intentando ignorar la presión que sentía en el pecho. Estaba acostumbrado a ser el blanco de Snape, pero ese día todo parecía estar pesando más de lo normal.
Desde unas sillas de distancia, Ron le lanzó una mirada de apoyo, aunque no decía nada. Él también estaba lidiando con su propia poción, la cual no parecía estar yendo mejor que la de Harry. Sin embargo, la verdadera fuente de la tensión ese día no era solo Snape, sino Draco Malfoy. El joven Slytherin no había quitado la vista de Harry desde que la clase comenzó. Su expresión altanera y despectiva era la misma de siempre, pero había algo en su mirada que ponía a Harry aún más nervioso de lo habitual.
—Vamos, Potter, si sigues así, tal vez termines enamorando a alguna Ravenclaw por accidente —murmuró Draco, con el tono lo suficientemente alto como para asegurarse de que Harry lo escuchara.
La risa aguda de Pansy Parkinson resonó de inmediato, sumándose al comentario de Draco, mientras Blaise Zabini, sentado frente a ellos, sonreía con suficiencia. Harry apretó los dientes, luchando por no dejarse llevar por el enfado que siempre le provocaban las provocaciones de Malfoy. Sabía que responder solo alimentaría más el conflicto, pero Malfoy siempre encontraba la manera de sacarlo de sus casillas.
Antes de que Harry pudiera replicar, Hermione, sentada en la mesa del lado, lo miró severamente. Su expresión era un recordatorio silencioso de que este no era el lugar ni el momento para perder el control. Estaban trabajando en una poción extremadamente delicada, y cualquier distracción podría ser peligrosa, no solo para ellos, sino para todos en la clase.
—Concéntrate, Harry —susurró Hermione, su voz apenas un murmullo entre el bullicio de la clase.
Harry tomó una respiración profunda y asintió, apartando su atención de Draco. La poción requería su enfoque completo. No podía permitirse cometer un error, especialmente no con Snape observando cada movimiento. El profesor de Pociones no necesitaba una excusa para castigarlo, pero le daría una con gusto si algo salía mal.
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Alquimia de Emociones
FanfictionLa vida en Hogwarts ha cambiado desde la caída de Voldemort en el tercer año. Ahora, en su quinto año, el mundo mágico parece haber recuperado la paz, pero las verdaderas pruebas para Harry y sus compañeros apenas comienzan. Durante una clase de Poc...