IX. Dejar ir.

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Dejar ir, un acto de valor,
una decisión que duele, sin saber qué hacer.
En cada momento, recuerdos quedan,
de la vida compartida, de la mano que se soltó.

El pasado me visita, sin previo aviso,
y me recuerda lo que fue, lo que ya no es.
Me pregunto si es miedo, si es amor,
o solo la costumbre de tener a alguien cerca.

Me encariñé rápido, me enamoré profundamente,
y ahora duele soltar, duele dejar ir.
Pero quizás sea tiempo, de encontrar mi camino,
de descubrir quién soy, sin ti.

Ironía del destino, siempre estuve sola,
pero ahora siento el vacío, la ausencia.
Dejar ir, un proceso lento,
un aprendizaje doloroso, pero necesario.

–meli–

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