II. Preguntas que hieren.

1 1 0
                                    

¿Cambiaste? Me preguntó cada vez que vuelves,
con una mirada que ya no me siente,
que ya no me ve como antes, con amor y ternura,
sino con indiferencia, como si fuera una extraña,
una sombra del pasado que ya no tiene lugar,
un recuerdo que se desvanece sin dejar huella ni mar.

¿Me quieres? Me preguntó cada vez que mientes,
con una sonrisa que ya no me consiente,
que ya no me hace sentir que soy la única,
sino que soy solo una más en tu lista de olvidos,
una página arrancada de tu libro de recuerdos,
un capítulo cerrado que ya no se puede reescribir.

¿Es real? Me preguntó cada que te veo pasar,
con una rapidez que me deja sin aliento,
sin tiempo para preguntarte por qué,
sin oportunidad para decirte que te pienso,
que te necesito, que te amo más que ayer,
que mi corazón late solo por ti, sin cesar.

¿Me quiso? Me preguntó cada que con otra lo veo pasear,
con una felicidad que ya no me incluye a mí,
que ya no me hace sentir que soy parte de ti,
sino que soy solo un recuerdo lejano,
un eco del pasado que se desvanece en el aire,
un susurro que se pierde en la nada, sin dejar rastro ni cuidado.

¿Fue lindo? Me preguntó cuando veo parejas por la calle chistar,
con un recuerdo que ya solo me hace llorar,
porque ya no estamos juntos, ya no somos uno,
sino que somos solo dos personas que se cruzan en el camino,
dos almas que se perdieron en el laberinto del tiempo,
dos corazones que ya no laten en el mismo tiempo.

¿Fue sincero? Me preguntó cuando veo que no te importo lo que un día sucedió,
con una verdad que ya solo me hace daño,
porque ya no me amas, ya no me necesitas,
sino que solo me usas para llenar el vacío que sientes,
un vacío que yo no puedo llenar, un vacío que solo tú puedes sanar,
un vacío que me deja sin aliento, sin voz, sin nada para hablar.

Pero esas son solamente preguntas que hieren...

–meli–

poemas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora