Único

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Adaptación de  aalbono

Omegaverse!
Charles omega
Carlos alfa

Modificación de edades!
Charles 18
Carlos 29











A Charles no le gusta obedecer, es caprichoso, rebelde y atrevido. Y ya saben que cuando alguien se porta mal hay un castigo.

Charles siempre cedía a los caprichos de Charles, pues ese cachorro omega necesitaba la atención que solo su alfa podía darle.

Aunque debía admitir que a veces lo sacaba de quicio, estaba muy mimado y no entendía lo que era un 'no'.

Una noche de invierno el alfa se encontraba discutiendo con el omega, Charles quería dormir con él esa noche, no le gustaba dormir solo, mucho menos en invierno.

-Charles, amor, entiende que no me siento bien, puede llegar en cualquier momento y no me detendré.

Los celos de aquel alfa eran irregulares y no sabe cuando perdería por completo la consciencia.

Le hubiera gustado haber sido un alfa más cuidadoso y amable durante sus celos, pero no pensaba dos veces en ser agresivo.

El omega era virgen, aparte de ser un caprichoso y mimado, es un chillón, que apenas un leve levante de voz en una discusión se pone a llorar.

A veces Carlos se preguntaba si estaba de novio con un omega o estaba terminando de criar a un omega. No respondan.

-¡Por favor, tienes que dormir conmigo, no puedo dormir en otra habitación!

La voz molesta de Charles le genera ganas de corregir esas actitudes del chico a la fuerza.

-Entiende que en mis celos soy agresivo, no es algo que puedas soportar. Es por tu bien, Char.

-¡Pero yo quiero dormir contigo! ¡Eres un idiota y un mal alf...- Charles no terminó la frase, pues se vio interrumpido por la mano de Carlos que estampó en su mejilla.

Carlos agarró del cuello al omega- sin intenciones de lastimarlo-.—Me tienes cansado, eres un insoportable, todo lo que quieres te lo doy. Voy a corregir esa maldita actitud tuya.

Definitivamente su celo había llegado, y estaba nublado en enojo.

Por la parte de Charles, ese golpe no le molestó para nada, al contrario, le llamó la atención.

-No me vas a corregir nada, anciano. Yo hago lo que quiero.

Carlos levantó a Charles con fuerza y lo llevó al sofá, se iba a desquitar con él si o si.

Colocó al menor recostado, boca abajo en sus muslos.—No sabes en lo que te acabas de meter, Leclerc.

A Charles le gustaba hacerlo enojar, que lo mande, que le pegue y hasta que lo insulte de manera denigrante.

Se viene la noche y pase lo que pase, lo mejor es que no va a dormir solo.

El español bajó los pantalones del menor para estampar sus manos rápidamente en las nalgas del chico.—Te pondré reglas de ahora en adelante. Tienes que mantenerte obediente y someterte a mi por siempre.

Otro golpe seco y fuerte se sintió, las nalgas del chico se pusieron rojas.—S-sí, alfa.

-Vas a dejar de ser una puta caprichosa, al menos que yo te pida que actúes así.
Una regla rara, pero a Carlos lo enfadaba que Charles sea así.

Estampó otra vez su mano en las nalgas de Charles.—Sí, alfa.

-No puedes tocarte a menos que yo te lo pida—otra nalgada más.— Y como última regla, no puedes mandarte por ti solo nunca—la última nalgada y el último "sí, alfa", pasando la primer prueba de la noche.

Carlos agarró con fuerza el cabello del monegasco, llevándolo hasta la habitación, lo hizo agacharse y sacó su pene para empezar a rozarlo en los labios del menor.

-Carlos, no puedo, no puedo hacerlo.

El español estampó su mano otra vez contra el rostro del monegasco.—Lo vas a hacer. Chúpalo.

El monegasco se seguía negando por el miedo a equivocarse, nunca había hecho eso. Carlos le dio otra cachetada para que de una vez abriera su boca, lo cuál si hizo.

Al principio fue lento, para que Charles se acostumbrara a tener el pene del mayor en su boca, pero mientras más pasaban los minutos, más rápidos y agresivos eran los movimientos del español.

Carlos sacó su miembro y lo miró fijamente.—¿Qué sucede?- dijo confuso el de ojos verdes.

-Aún te espera mucho.

Empuja al menor al suelo y éste queda confundido ante esto.—¿Aquí? ¿En el suelo?

El mayor lo miró unos segundos.—A la cama, ahora.

El menor se dirige hacia la cama mientras el mayor lo observaba. Esa preciosa imagen, los ojos aterrados y llorosos del menor, con su respiración agitada y su entrada visiblemente mojada.

Sainz se metió entre medio de las piernas del menor, comenzó a besar aquel cuello sin mordida.
Su celo empezó a ser más fuerte y el olor indundó la habitación.

Carlos no dudó en meterse con fuerza en Charles, sin ser nada amable o cuidadoso. Su entrada era apretada, realmente virgen. Charles al sentir una inserción tan larga en su aún pequeño cuerpo, soltó un grito de dolor y placer.

-¡Carlos, por favor, se cuidadoso! Me duele...—el menor estaba lloriqueando.

Carlos no era un completo idiota, levantó su vista y acarició la frente de su novio.—Seré cuidadoso, solo porque fuiste bueno.

Se movió lento por todo el interior de Charles, haciendo que este gimiera. Su entrada se estaba acostumbrando al pene de Carlos y el placer aumentaba.

Cuando Carlos por fin encontró su punto débil, ahí fue directo a moverse dentro de él, haciendo que Charles tuviera orgasmo tras orgasmo. Cuando Carlos se frenó, Charles sintió unas extrañas palpitaciones dentro de él, el español se había venido dentro de él, eso quería decir que el mayor quería cachorros, lo cual el monegasco no se negó para nada.

Ambos se separan y caen rendidos ante las sábanas, Carlos levantó su torso y vio a Charles en su estado, volviendo a ser el Carlos cariñoso y sobreprotector de siempre.—¡Amor! ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? ¿Quieres agua? ¿Pastillas? ¡Tú solo dime!

Charles le dedicó una tierna sonrisa.– Jamás había estado tan bien. No te preocupes, amor mio.

Ahora tal vez Charles rompa las reglas más seguido.

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𝐂𝐚𝐩𝐫𝐢𝐜𝐜𝐢𝐨𝐬𝐨 (+𝟏𝟖) | 𝐂𝐡𝐚𝐫𝐥𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora