Capitulo:1

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Despertar y sentirme más cansado que el día anterior no debería ser normal, pero era justo como me sentía al despertar. Me levanté y me arreglé para el trabajo, deseando no encontrarme con uno de mis padres, pero no tuve tanta suerte. Al bajar, me encontré con mi madre, quien al verme dio un suspiro.

"Buenos días, mamá "dije. "Buenos días" contestó. "¿Vas a la empresa?" Pregunto "si tengo pendientes que termi "Tu padre está en el comedor, acompáñanos a desayunar" me interrumpió. "No gracias, me tengo que ir ya" intenté excusarme. "Ay cielo, tu trabajo lo puede hacer cualquiera. Si vas o no, a nadie le interesa. Ven, tu padre quiere hablar contigo" dijo ella. Sin poder reprochar nada, seguí a mi madre hacia el comedor.

Cuando llegue ni bien me había sentado cuando mi padre me dijo: "¿Qué haces aquí? No tenías que estar ya en la empresa". "Buenos días, papá. Sí, pero mamá me insistió para que comiera con ustedes" contesté. "El muchacho de por sí ya es inútil y tú le das más libertades, mujer" dijo mi padre. "Mi amor, eras tú quien quiere hablar con él y sabes que finge trabajar hasta tarde. Esta es la única forma de que hables con él" dijo mamá. "No finjo trabajar, mamá. Y si llego hasta tarde es porque doy lo mejor de mí en la empresa" me defendí. "Si eso es lo mejor de ti, me confirma que no eres más que un mediocre bueno para nada que solo sabe esconderse debajo de las faldas de su hermana. No creas que no me he dado cuenta de los privilegios que te da Hana. Cuando le pedí que te tratara como a otro simple empleado desde que estás en administración, lo único que recibimos son errores. Solo haces trabajar más a Hana. ¿Estás conforme con eso? "me dijo mi padre. "No" conteste, apenas audible. "Entonces empieza a encargarte de tus cosas tú mismo en vez de sobrecargar a tu hermana" finalizó mi padre para posteriormente levantarse de la mesa y marcharse.

Media hora después de aquel sermón ya estaba en la empresa; más no podía concentrarme. Era tan inútil que no podía llevar a cabo mis responsabilidades en administración sin cometer un error diario. Estaba tan concentrado en mis pensamientos que no me percaté de la persona que entró en mi oficina. Hasta que escuche la voz de hana que al verme tan abatido, preguntó: "Kook, ¿qué te dijeron ahora?" Volteé a verla y negué. "No es nada" dije. "Te conozco; sé que te dijeron algo ahora. ¿Qué fue?" insistió. Pensé si decirle o no. "Tan malo soy para esto", dije finalmente. "Te hago trabajar el doble" "así que eso fue" dijo Hana mientras se sentaba en uno de los sillones de la oficina. Me levanté y me senté a su lado, recargando mi cabeza en su hombro. "Te juro que estoy dando lo mejor de mí, pero por más que me esfuerce no puedo hacer las cosas bien. Quiero ayudarte más, Hana, pero solo lo hago mal y te termino dando más problemas" suspiré; mis ojos ya estaban vidriosos. Hana tomó mis mejillas entre sus manos y dijo: "Eres muy joven, Jungkook; no deberías tener este tipo de estrés. Y no importa lo que diga papá o lo que diga mamá; eres muy eficiente, créeme. Las cosas no son como papá dice; me has aligerado bastante el trabajo así que no te preocupes por cosas como estas ¿De acuerdo?" Asentí. "Bien" dijo Hana levantándose del sillón. "¿Por qué no nos damos unas horas y vamos a alguna galería nueva? Tal vez haya una pintura que te guste". Asentí nuevamente, regalándole una sonrisa que ella correspondió.

Ya en la galería pasábamos por los pasillos sin que algo nos llamara la atención: pinturas planas y abstractas, nada con mucha emoción. No fue hasta llegar a la sección de un pintor en específico cuando vi las pinturas; todas eran de tres mujeres diferentes pero había algo en ellas que las hacía parecer la misma. Sentía algo inexplicable al verlas y cuando menos pensé, mi hermana tomó mi rostro y preguntó: "¿Por qué lloras? Jungkook" Sin saber por qué lo hacía, toqué mi rostro confirmando mis lágrimas. Fue entonces cuando un hombre un poco más alto se acercó a nosotros y preguntó: "¿Está todo bien?" Al escuchar su voz sentí como si pudiera desmayarme, por inercia voltee a ver al dueño de aquella ronca voz y al ver su rostro sentí como si mis piernas fallaran sin saber por qué. Aunque no fui el único; también vi cómo aquel hombre se recargó en una pared. Sin despegar su vista de nosotros.

Y si fuera ella ( Taekook )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora