Capitulo 3

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Antes de empezar este soy yo el autor, quiero decirle que en mi youtube, estan los capítulos narrados, sobretodo estan las imagenes de los personajes por lo tanto si les interesa pasen al canal de youtube "PatoEscritor" asi todo junto, buenos los dejo con el capitulo.
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Capítulo anterior Reith se encuentra en una cantina cubierta de empresarios corruptos.
-Reith:" me pueden decir ¿quien es el jefe? , hagan las cosas un poco rápido, que estoy con prisa."
Luego de lo dicho, desde una habitación se escuchan pasos agigantados. El silencio era interrumpido solo por esos Pasos, para que después de una puerta que se veía a la derecha de la cantina, sale una persona que media alrededor de 1,90 Metros.
Esa persona con una cara bastante musculosa, y su rastas de color negro cubriendo su cabeza, también con una vestimenta básica de una playera negra y pantalones negros, sus zapatillas de color blanco.
Nacho Pizarro, Don: musculatura de hierro, altura; 1,92 metros, edad: 29 años,Título: Hormiga mutante.
-Reith: "Uy es gigante este tipo."
-Nacho: "Aquí estoy."
-Reith: "Mira gran hombre, podemos hacer las cosas bien y me puedes dar el dinero que debes a Grimson."
-Nacho: "¿Acaso me estás amenazando a mi?"
-Reith: "por favor no nos desgastemos, podemos hacerlo de manera fácil."
-Nacho:" ¿Y si no quiero ?"
Reith desde sus ojos huecos de la máscara, un tono morado se noto y eso hizo que la gente con trajes finos, cayeran al suelo, pero nacho se mantenía firme.
-Reith (mente): "así que es resistente... pero no importa."
Reith y Nacho se encontraban en el centro de una ruidosa cantina. El lugar estaba iluminado por luces tenues, y el olor a alcohol impregnaba el aire. Las mesas de madera crujían bajo el peso de los vasos llenos, y las miradas de los pocos presentes se desviaban hacia la tensión que se podía cortar con un cuchillo.
Nacho, con su imponente musculatura de hierro y su estatura de casi dos metros, parecía una montaña de fuerza bruta. Su presencia intimidaba, pero Reith, con su figura pequeña pero fornida y enmascarada, no se inmutaba. Los ojos huecos de la máscara blanca de Reith brillaron de nuevo en ese tono morado, que ya había tumbado a varios clientes ricos, ahora desparramados en el suelo como títeres sin cuerdas. Sin embargo, Nacho, inmutable, clavó su mirada desafiante.
Reith fue el primero en moverse. En un parpadeo, su figura desapareció de la vista y apareció justo frente a Nacho con un golpe rápido, dirigido al estómago. Pero Nacho, con reflejos impresionantes, esquivó hacia un lado, sintiendo la presión oscura que emanaba de Reith.
-Nacho (mente): "Así que esta presión es suya... Me acostumbraré."
Reith giró sobre sí mismo, lanzando un codazo hacia el rostro de Nacho. El gigante lo bloqueó con su antebrazo, pero el impacto resonó en la cantina como un trueno, haciendo vibrar las botellas en las estanterías cercanas. Sin perder tiempo, Nacho contraatacó con un gancho demoledor dirigido a la cabeza de Reith, pero el enmascarado se deslizó por debajo del golpe como si fuese una sombra.
El suelo crujía bajo el peso de sus movimientos. Nacho lanzó un grito feroz, abalanzándose con una patada alta que buscaba derribar a Reith de una vez por todas. Pero Reith, ágil como una serpiente, esquivó una vez más, colocándose detrás de su oponente.
Con un movimiento fluido, Reith levantó su mano, y de sus ojos vacíos surgió una oleada de energía oscura. Esta vez, no hubo resistencia. La presión aplastante que cayó sobre Nacho fue abrumadora. Las piernas del gigante cedieron momentáneamente, y aunque intentó mantenerse en pie, Reith aprovechó el instante para golpear con precisión quirúrgica: un golpe rápido al cuello, otro al estómago y, finalmente, una patada directa al pecho.
Nacho salió despedido contra una de las mesas, destrozándola bajo su peso. Jadeando, intentó ponerse en pie, pero Reith ya estaba sobre él, su mirada vacía clavada en la de Nacho.
Reith (en voz baja): "Te dije que lo haríamos fácil."
Sin dejar que Nacho se recuperara, Reith lo levantó por la garganta con una sola mano, su máscara apenas a centímetros del rostro sudoroso de Nacho. Con un último esfuerzo, Reith lo lanzó contra la pared, que crujió por el impacto. El gigante intentó reincorporarse, pero su cuerpo ya no le respondía.
La cantina quedó en silencio, excepto por el sonido de las respiraciones entrecortadas de Nacho y el crujir de la madera rota. Reith dio un paso hacia él, observando su obra.
Reith (susurrando): "Grimson tendrá su dinero, te lo aseguro."
Nacho, derrotado y humillado, apenas pudo mover los labios en respuesta. Reith, sin decir más, se dio media vuelta y salió de la cantina, dejando tras de sí un rastro de temor y respeto en los pocos que aún quedaban conscientes.
/Cambio de escena/
El aire en la base estaba cargado de un silencio tenso, apenas roto por los pasos firmes de Reith al entrar en la oscura habitación. Víctor, de pie junto a una mesa llena de documentos desordenados, lo observó con su habitual mirada seria, sus ojos brillando bajo la tenue luz. Con sus guantes de plástico aún puestos, parecía haber estado trabajando en algo importante.
Reith: "Viejo... Ya llegué. ¿Alguna otra misión?"
Víctor se tomó un momento antes de responder, sacándose los guantes con calma y arrojándolos a una esquina.
Víctor: "No, ninguna misión. ¿Cómo te fue con los problemas?"
Reith: "Aseguré que no tuviéramos más problemas."
Víctor dejó escapar una risa corta, sin humor, mientras salía de la habitación y se acercaba a Reith. Su figura, marcada por el desgaste de los años y la experiencia, irradiaba autoridad.
Víctor: "Eso espero, chico, porque los Pizarro son gente complicada. Si no los manejas bien, pueden volverse en tu contra."
Se detuvo a medio camino, sacudiendo la cabeza, como si ya pudiera prever los problemas que podrían estar por venir. Pero luego, su tono cambió, volviéndose más suave.
Víctor: "Bueno, chico... ve a ducharte y luego ven a comer. Ya está lista la comida."
Reith asintió y se retiró a otra habitación sin decir más. Víctor lo observó irse, dejando escapar un suspiro profundo.
Víctor (en voz baja): "Crecen tan rápido..." Una pequeña sonrisa apareció en su rostro, una mezcla de orgullo y preocupación.
/Al día siguiente/
Un estruendo rompió el silencio en una sala decorada con lujo, haciendo que varios de los hombres presentes se sobresaltaran. La mesa de caoba había sido golpeada con tal fuerza que una grieta se formó en su superficie. Los rostros alrededor se mantuvieron tensos, atentos a las reacciones del hombre que acababa de golpearla.
Voz desconocida: "¿¡Qué quieres decir que mi hermano está lastimado!? ¿Quién fue?"
La voz pertenecía a un hombre de estatura media, pero de complexión poderosa. Su cuello estaba cubierto por tatuajes que se extendían hacia su mandíbula, y su presencia dominaba la habitación. Sus músculos se tensaban bajo la camisa, listos para desatar una violencia contenida.
Oskar Pizarro, Don: Zenkai. Altura: 1,76 metros. Edad: 32 años. Título: "El Padrino."
Oskar apretó los dientes mientras escuchaba al otro lado de la línea. Sus ojos, normalmente calculadores, ahora brillaban con furia. Cerró el puño y golpeó la mesa de nuevo, con menos fuerza esta vez, pero suficiente para hacer temblar los vasos que había sobre ella.
Oskar: "Llegaré en una hora."
Sin esperar respuesta, Oskar colgó el teléfono con un movimiento rápido y brusco. El aparato quedó tirado sobre la mesa, balanceándose ligeramente, mientras él se giraba hacia sus hombres.
Oskar: "Prepárense. Vamos a ajustar cuentas."
Con una mirada cargada de ira y determinación, se dirigió a la puerta, sus hombres siguiéndolo en silencio, sabiendo que lo que estaba por venir sería brutal.
/Cambio de escena/
El aire se sentía denso, cargado con una tensión que casi podía cortarse. Oskar, flanqueado por dos de sus hombres más leales, llegó a la base donde Víctor y Reith operaban. Su rostro era una máscara de furia contenida, pero sus ojos brillaban con una determinación peligrosa.
Víctor estaba sentado, esperándolo, su expresión tranquila. Reith, de pie a su lado, permanecía inmóvil, su máscara blanca oculta en las sombras de la habitación.
Oskar: "Sabes muy bien por qué estoy aquí." Su voz era gélida.
Víctor se levantó lentamente, su mirada fija en Oskar, pero con una calma que rozaba lo temerario.
Víctor: "¿Y qué quieres, Pizarro?"
Oskar dio un paso hacia delante, sus manos apretándose en puños.
Oskar: "Quiero saber quién se atrevió a tocar a mi hermano. Y si es tu chico enmascarado el que hizo esto, tendrás que pagar las consecuencias."
Reith dio un paso al frente, el brillo violeta de sus ojos atravesando las sombras.
Reith: "Si vienes por una venganza, ya te advierto que no terminará bien para ti."
La tensión en la habitación aumentó, como una cuerda a punto de romperse. Los hombres de Oskar parecían listos para atacar en cualquier momento, pero el Padrino levantó una mano para detenerlos.
Oskar (sonriendo con desprecio): "No me digas cómo va a terminar esto. Tú me las debes, y me aseguraré de que pagues lo que hiciste."
Víctor cruzó los brazos, observando cómo la escena se desenvolvía. Sabía que esta confrontación no terminaría aquí, y que Oskar no se retiraría sin una pelea.
Reith estaba ahí, su máscara blanca brillando en las sombras, con ese brillo morado en sus ojos que hacía que la atmósfera pareciera aún más opresiva. Víctor observaba todo desde un rincón, brazos cruzados, esperando el desenlace.
Oskar: "Tú eres el que lastimó a mi hermano." Su voz era un gruñido bajo, cargado de ira contenida.
Reith: "Tu hermano no cumplió con su parte. Yo solo hice lo necesario." La voz de Reith era calmada, como si ya hubiera previsto esta confrontación.
Oskar apretó los puños, sus tatuajes serpenteando bajo la piel tensa. Dio un paso adelante, la furia visible en cada músculo de su cuerpo.
Oskar: "Eso no justifica lo que hiciste. Pero si tú quieres arreglar esto con fuerza, lo haremos a mi manera."
Reith inclinó ligeramente la cabeza, como si aceptara el desafío sin decir palabra. El brillo morado en sus ojos aumentó, y de repente el aire se volvió más pesado. Los objetos pequeños a su alrededor comenzaron a temblar y elevarse del suelo; las botellas y vasos cercanos flotaron lentamente, como si la gravedad hubiera dejado de funcionar. Oskar lo notó, y sus cejas se fruncieron.
El primer ataque de Oskar fue un directo a la velocidad de un rayo, pero Reith estaba preparado. Con un simple gesto de su mano, la gravedad alrededor de Oskar se intensificó de golpe, como si una mano invisible lo estuviera empujando hacia el suelo. Oskar apenas pudo mantener el equilibrio mientras sentía que su cuerpo se volvía más pesado.
Reith (sereno): "Control de gravedad. Un poder que he perfeccionado."
Pero Oskar no se dejó intimidar. Se impulsó hacia adelante con fuerza, desafiando la gravedad aumentada y lanzando un golpe con todo su peso. Reith, con un movimiento fluido, amplió su control de la gravedad, expandiéndolo alrededor de su cuerpo como una barrera invisible. El puño de Oskar se desaceleró justo antes de impactar, como si el aire se hubiera vuelto denso, y Reith apenas tuvo que inclinarse para esquivar el ataque.
Oskar (murmurando): "Interesante. Entonces tendré que subir el nivel."
Oskar comenzó a aumentar su velocidad y fuerza, y con cada segundo que pasaba en la batalla, parecía volverse más fuerte. Reith lo notó, su "Sistema de poderes" activado, permitiéndole visualizar los incrementos en las capacidades físicas de Oskar. A medida que la batalla avanzaba, los números frente a sus ojos cambiaban, mostrando que Oskar estaba rompiendo sus propios límites.
Reith (pensando): "Su poder aumenta cuando la batalla no está a su favor. Si sigo subiendo la intensidad, podría volverse un problema."
Oskar lanzó un nuevo ataque, su velocidad ahora claramente superior a antes, pero Reith, con su propio incremento en velocidad y fuerza, igualó el ritmo. En lugar de esquivar completamente, Reith decidió usar la gravedad de manera más agresiva: con un rápido gesto, aumentó la gravedad alrededor de Oskar hasta el punto en que el suelo bajo él se agrietó.
Oskar se detuvo por un momento, sintiendo el peso en sus hombros, pero su sonrisa no desapareció.
Oskar (con una sonrisa): "Cuanto más difícil lo haces, más fuerte me vuelvo. Vas a necesitar algo mejor que eso."
Reith retrocedió ligeramente, extendiendo sus brazos. La gravedad a su alrededor se expandió de manera abrumadora, cubriendo toda la sala. Los objetos pequeños fueron aplastados al suelo, y Oskar comenzó a sentir cómo sus movimientos se hacían más lentos. La gravedad no solo lo empujaba hacia abajo; parecía expandirse desde el propio cuerpo de Reith, presionando en todas direcciones.
Oskar, sin embargo, rugió y rompió esa barrera momentánea de gravedad. Sus movimientos eran más lentos, pero su poder crecía con cada segundo que pasaba bajo presión.
Oskar: "No puedes detenerme con esto, chico."
Reith sabía que no podía mantener la expansión de gravedad indefinidamente sin agotar sus reservas. Además, su sistema de poderes le indicaba que Oskar estaba cerca de alcanzar un punto crítico en su capacidad de incremento.
Reith (pensando): "Está a punto de sobrepasar sus propios límites. No puedo prolongarlo."
Decidiendo cambiar de táctica, Reith redujo su control de la gravedad, haciendo que el aire volviera a la normalidad, y se lanzó hacia Oskar con su velocidad aumentada. Los dos intercambiaron golpes a una velocidad casi invisible para el ojo humano, ambos empujando sus cuerpos al máximo. El suelo bajo ellos se agrietaba y temblaba con cada impacto.
Finalmente, en un intercambio feroz de golpes, Oskar y Reith se conectaron al mismo tiempo, ambos lanzando puños devastadores. El impacto los hizo retroceder varios pasos, jadeando por el esfuerzo.
El aire se detuvo por un momento. Ninguno de los dos se movió, evaluando la situación. Oskar, sudando y respirando con dificultad, miró a Reith, que, aunque aún en pie, estaba claramente agotado.
Oskar (respirando profundamente): "Eres más fuerte de lo que imaginaba, chico. Pocos han sido capaces de aguantar tanto tiempo conmigo."
Reith, a través de su máscara, simplemente lo miró en silencio. Víctor, quien había permanecido en la sombra, observaba la escena con cautela, pero no intervenía.
Oskar finalmente dejó caer los brazos, ya no en postura de combate.
Oskar: "Quizás... fue un error venir aquí buscando pelea. Mi hermano cometió un error al no cumplir con Grimson. Si alguien falló aquí, fue él."
La tensión en el ambiente comenzó a disiparse lentamente. Oskar respiró hondo, relajando sus puños. Se acercó a Reith, ya sin hostilidad, y extendió su mano.
Oskar: "Te respeto, chico. No es común que alguien me haga sudar de esta manera. Creo que podemos dejar esto atrás."
Reith lo observó por un momento, y luego, con un gesto tranquilo, estrechó la mano de Oskar.
Reith: "No busco enemigos, solo asegurarme de que las cosas se hagan bien."
Una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Oskar mientras bajaba la mirada por un instante.
Oskar: "Tal vez podamos trabajar juntos en el futuro. Mi hermano cometió un error, pero veo que tú eres alguien en quien se puede confiar. Y yo respeto eso."
Víctor, viendo que las cosas no terminarían en un desastre, se acercó lentamente a los dos.
Víctor: "Parece que todo salió mejor de lo esperado."
Oskar asintió, mirando a Reith con una mezcla de respeto y admiración.
Oskar: "No te preocupes por mi hermano. Él aprenderá la lección. Y tú y yo, chico... espero que podamos confiar el uno en el otro de ahora en adelante."
Reith, siempre en silencio, asintió. Aunque la batalla había sido feroz, ambos sabían que habían ganado algo más valioso: una alianza, forjada en el calor del combate, y quizás, el inicio de una amistad que les serviría en el futuro.
Reith:" Claro, espero confiar en usted, si tiene algún encargo puede encontrarme aquí."
-Oskar:" Así que haciendo negocios incluso en estas condiciones... Hahaha me agradas chico, eso espero.
Oskar da la espalda y se retira, con la mirada en alto y haciendo una seña de despedida levantando su brazo derecho, mientras caminaba junto sus guardias al lado de el.
Víctor:" Eso es bueno chico, hicimos una gran alianza después de todo."
Reith: "La verdad que si viejo, ahora tengo hambre, ¿comemos algo?."
Víctor:"no tengo ganas de cocinar, así que vamos afuera a comer algo, ponte algo decente."
/Cambio de escena/
Mientras Reith y Víctor se dirigían hacia la salida de la base, el ambiente entre ellos era mucho más relajado. El frío silencio del combate se había disipado y en su lugar, una conversación casual y hasta familiar había tomado lugar.
Víctor: "Sabes, chico, no fue tan mala la pelea. Aunque estuve a punto de intervenir si Oskar se volvía loco."
Reith, que caminaba al lado de él, observaba las calles con tranquilidad, ajustando la capa que cubría parcialmente su traje.
Reith: "Confiaba en que podría manejarlo, pero siempre está bien tener a alguien como tú respaldándome, viejo."
Víctor sonrió, sus ojos brillaban con un orgullo casi paternal. A pesar de la dureza con la que había criado a Reith, momentos como ese le hacían ver que su trabajo no había sido en vano.
Víctor: "He pasado años enseñándote a pelear y a manejar las situaciones difíciles. Ahora que te veo ahí fuera, tomando decisiones por ti mismo, puedo decir que has aprendido bien."
Reith miró de reojo a Víctor, esbozando una pequeña sonrisa que apenas se notaba tras su máscara.
Reith: "Tú fuiste un buen maestro. No podría haber hecho todo esto sin ti."
Salieron a las calles de la ciudad, el aire fresco los recibió mientras el sol comenzaba a descender. Los pasos de ambos resonaban suavemente en el pavimento, y mientras caminaban, la conversación fluyó de manera natural, casi como la de un padre y su hijo hablando de la vida.
Víctor: "¿Qué te apetece comer? No tengo intenciones de volver a cocinar por lo menos en una semana."
Reith: "Algo simple. Lo que sea, siempre que no tengamos que esperar mucho. El combate me dejó agotado."
Víctor soltó una risa leve y puso una mano sobre el hombro de Reith.
Víctor: "Ya lo imagino. De todos modos, después de una pelea así, lo mejor es celebrar con una buena comida."
Finalmente, después de caminar un par de cuadras, llegaron a un pequeño restaurante en una esquina. Un lugar modesto pero con un aroma delicioso que llenaba el aire.
Sin embargo, antes de que pudieran entrar, algo en la atmósfera cambió de manera súbita. Un ruido ensordecedor y una llamarada se alzaron no muy lejos de donde estaban. Ambos se giraron para ver lo que sucedía. En la distancia, una figura envuelta en llamas se movía rápidamente por las calles, causando caos y destrucción a su paso. Los ciudadanos huían despavoridos mientras el fuego devoraba todo lo que tocaba.
Reith, al ver el fuego y las explosiones, supo inmediatamente lo que venía. Víctor también lo reconoció, sus ojos afilándose ante el caos.
Reith: "Parece que tenemos un problema. Es un villano de fuego, ¿no?"
Víctor: "Sí, y por la magnitud de lo que está haciendo, diría que no es un don nadie."
Antes de que pudieran hacer algo, un destello en el cielo llamó la atención de Reith. Sabía quién era antes de siquiera verlo claramente. Años atrás, cuando era un niño, había sido testigo del poder de ese héroe en acción. Lo recordaba bien, y ahora, verlo en acción nuevamente, lo llenaba de una extraña mezcla de respeto y nostalgia.
El héroe Xin, el símbolo de esperanza y el héroe número 1, se materializó frente al villano con la misma presencia imponente que Reith recordaba. Xin era corpulento, con un bigote prominente que le daba un aire clásico, como los héroes de antaño. Su cabello blanco y peinado hacia atrás brillaba bajo la luz del fuego, dándole una apariencia casi mitológica.
Xin no perdió tiempo. Con un solo movimiento de su mano, recortó el espacio frente a él, como si trazara una línea invisible en el aire. En un instante, las llamas que rodeaban al villano fueron absorbidas, desapareciendo sin dejar rastro.
Reith, con los ojos fijos en la escena, no podía evitar sentir admiración.
Reith: "Ese es Xin... No ha cambiado nada desde la última vez que lo vi. Su habilidad para recortar el espacio es impresionante."
Víctor: "Lo conoces bien, ¿eh?"
Reith asintió, recordando su infancia. "Cuando tenía a mis padres, solíamos ser grandes admiradores de Xin. Lo vimos detener a varios villanos usando ese mismo poder. No solo es fuerza, sino una manipulación precisa de la realidad."
Xin, corpulento y seguro de sí mismo, apuntó de nuevo al villano, que aún intentaba usar sus poderes de fuego. Con otro movimiento, cortó la distancia que los separaba y, en cuestión de segundos, el villano fue atrapado en una grieta que Xin había abierto en el aire. Como si lo hubiera transportado a otro lugar, el villano desapareció, seguramente llevado a una celda especial.
Víctor, observando desde un costado, soltó un resoplido.
Víctor: "Es una demostración de poder impresionante. No me extraña que sea el héroe número 1."
Reith, aún fascinado, comentó: "Su capacidad para cortar el espacio le permite controlar cualquier situación. Puede mover lo que quiera, donde quiera. Lo hace parecer tan fácil, pero sé que detrás de esa calma hay un poder abrumador."
Víctor asintió, cruzando los brazos.
Víctor: "Sí, pero incluso alguien como Xin tiene sus límites. Nunca confíes ciegamente en lo que ves. Todos tienen una debilidad."
Reith sonrió, entendiendo el punto de Víctor. Aunque Xin era poderoso, había aprendido bien la lección de que ningún poder era infalible.
Reith: "Siempre lo he tenido presente. No importa lo fuerte que seas, siempre hay algo más."
Después de ver la captura, la multitud aplaudió y vitoreó mientras Xin simplemente levantaba su brazo para saludar, su figura imponente flotando en el aire. Luego, con un último gesto, desapareció tan rápido como había llegado.
Víctor miró a Reith, satisfecho de que no hubiera tenido que intervenir.
Víctor: "Bien, dejemos que los héroes hagan su trabajo. Nosotros tenemos una comida que disfrutar."
Reith rió, finalmente relajado.

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