Ser

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Lizzy no tenía idea de todo aquel mundo que le esperaba. Ella creía que ya lo sabía todo, pues bien algo sabía, pero aún era muy joven para saber todo.
Aquella mañana se había levantado de su cama muy temprano en la madrugada, e inmediatamente se vistió. Luego de vestirse, abandonó su casa, llevando consigo tan solo una hoja y un lápiz.
Su cara estaba pálida, agotada. Pero aún quedaba esa cálida sonrisa en su rostro.
La pequeña Lizzy empezó a correr sin dirección alguna. Era obvio que no sabía hacia donde iba, pero era su instinto, tenía que hacerlo.
El paisaje estaba oscurecido aún, ya que la noche acechaba con quedarse mientras que la mañana se aproximaba, con colores amarillentos detrás de las blancas nubes. Aquellos enormes edificios de los suburbios no dejaban ver bien la claridad del paisaje.
Inmediatamente la rápida caminata fue interrumpida por el empujón que le había provocado una persona. Ella no lo sintió, pero se detuvo por un momento.
Una multitud empezó a surgir desde el centro de la ciudad, pero ella no los veía. Ni se daba cuenta de sus presencias.
Cuando la pequeña recobró el sentido, comenzó a correr otra vez. Aunque esta vez sí tenía dirección su recorrido.
Mientras ella corría, las calles y los edificios comenzaron a desaparecer lentamente. Pero ella no se dio cuenta.
Siempre tratábamos de ponerle obstáculos para que reaccione, para que se dé cuenta de que no podía seguir así, pero ella siempre nos ignoraba. No respondía a los impulsos humanos, como escuchar o prestar atención. Tal vez ella supo lo que quería, pero nunca nos lo dijo. O no nos enteramos de eso.
Lizzy quería vivir, quería tocar, sentir, oler, ver y sobretodo oír. Ella quería entender la situación por la que estaba pasando, pero no podía.
"-¡Nadie puede oírme! ¡Nadie puede verme!" -pensó Lizzy-
Pero cometió el peor error de su vida al creer en eso.
Desde esa vez nada fue igual. Ella comenzaba a correr todas las madrugadas hacia ninguna parte, pero siempre terminaba llegando a un bosque sin salida. Luego de eso, aparecía como si nada en su casa, despertándose una y otra vez a la misma hora y el mismo día. Siempre alguien la interrumpía en su recorrido, ya sea empujándola o tropezándose con ella. Pobre Lizzy, ella aún no lo notaba.
Pero esta vez era distinto.
Cuando los edificios terminaron de desaparecer completamente y la pequeña se adentraba en el bosque, enseguida buscó un tronco para sentarse y observar el paisaje.
Tomó su lápiz y su hoja, y comenzó a anotar palabras sueltas alrededor de ésta. Nosotros comprendimos inmediatamente lo que ella trataba de decir.
Algunas de sus palabras fueron "Crear" , "Pensar" , "Sentir" y por último, "Ser". Pequeña lizzy, si tan solo nos hubieras escuchado podríamos haberte ayudado. Todo eso que te faltaba pudimos habertelo dado. Pero cuando lo pensaste ya era muy tarde. Habías perdido aquel "Pensar", aquel "Crear" y aquel "Sentir". Lo único que te faltaba era perder tu Ser.
Luego de escribir una infinidad de palabras, algunas sin sentido, Lizzy escribió un título para esa nota. A la cual llamó "Lista de metas".
Por fin, Lizzy habló.
"-Cuando todo se vuelve repetitivo, empiezas a ver cada detalle de la situación y a retraerte más en una burbuja. Todo se hace cansador, se hace gris el día. Los edificios comienzan a desaparecer, y luego terminas oliendo el verde de las hojas. Cuando la depresión ataca, y ya no puedes buscar una salida, pues no la tienes, las cosas empiezan a repetirse día a día. Tu energía se va gastando , por lo que duermes más. Poco a poco vas privandote de los sentidos y encerrandote en cuatro paredes. Eso fue lo que me pasó a mí. Espero que no le pase lo mismo a otro. Aquí dejo la lista de metas que yo planee para este año. Pues para alguien como yo, es muy difícil Ser.
Alfin pudo pensar. Pudo crear, pudo sentir.
Tan sólo le faltaba "Ser" antes de irse.
Pues sí, mi querida Lizzy,
¿Cómo se puede vivir sin alma?

Cómo vivir sin almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora