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La noche era oscura y fría, y la lluvia reciente había dejado el callejón con un brillo húmedo, mientras pequeñas gotas aún caían esporádicamente de los tejados

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La noche era oscura y fría, y la lluvia reciente había dejado el callejón con un brillo húmedo, mientras pequeñas gotas aún caían esporádicamente de los tejados. El sonido del agua golpeando el pavimento, suave pero persistente, servía como telón de fondo mientras el grupo caminaba en silencio, con los ojos alertas y cada paso calculado.

Hyunjin iba al frente, su mirada fija en el final del callejón, donde una pared de concreto marcaba el límite del distrito. Tras esa pared, a solo unos metros, estaba su objetivo: uno de los laboratorios de la organización.

A su lado, caminaban sus compañeros, cada uno concentrado en su papel.

"Estamos cerca," el ojiazul susurró sin girarse. Su voz apenas era un murmullo en el aire, pero en la mente de cada uno de sus compañeros, resonaba con claridad. 

"Changbin, ¿estás listo?" pensó, conectándose mentalmente con su compañero, quien lideraba el otro grupo. 

"Estamos listos cuando tú lo estés," respondió Changbin en su mente, su voz mental grave y segura.

Dividirse era arriesgado, pero necesario. Changbin, Yeji y el resto debían asegurar la zona de escape mientras Hyunjin, Seungmin y Ryujin realizaban el asalto frontal.

El plan era simple pero letal. Hyunjin tenía que hackear la seguridad, desactivar las alarmas y entrar. 

Mientras tanto, Seungmin y Ryujin generarían el caos suficiente para distraer a los guardias, permitiendo que el equipo se infiltrara y llegara a los laboratorios subterráneos. 

Al llegar a la esquina que daba a la entrada del laboratorio, Hyunjin alzó una mano, indicando al equipo que se detuviera. La instalación no era más que un edificio anodino, uno entre tantos en ese distrito, pero ellos sabían lo que se escondía detrás de sus muros.

Hyunjin cerró los ojos por un momento, sus sentidos extendiéndose hacia las corrientes eléctricas que recorrían el área. Podía sentir el flujo constante de energía que alimentaba las cámaras de seguridad y las alarmas. 

Todo estaba monitoreado, pero eso no sería un problema.

"Quince segundos," murmuró, abriendo los ojos. Los demás asintieron, sabiendo que ese era el tiempo que necesitaría para desactivar las defensas.

Seungmin y Ryujin intercambiaron una mirada. 

Los ojos naranjas de Seungmin brillaban con una intensidad que solo aparecía cuando estaba a punto de manipular el fuego. Al igual que Ryujin, podía sentir el calor pulsando en su interior, listo para ser liberado. 

Ambos estaban en sincronía, sabiendo que en cuanto Hyunjin desactivara las alarmas, ellos debían actuar.

Hyunjin se acercó a una pequeña caja de electricidad situada en una de las paredes exteriores del edificio. Sus dedos rozaron el metal y una descarga leve recorrió su brazo. 

KWANG | HyunlixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora