Prologo

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La tarde caía lentamente sobre el campo de fútbol, y el aire fresco me envolvía mientras me sentaba en las gradas, observando a Dexter. Cada movimiento que hacía, cada pase, me recordaba lo increíble que me empezaba a aparecer. El sol brillaba sobre él, haciendo que sus ojos se iluminaran de una manera que me hacía sentir mariposas en el estómago, esto definitivamente no lo debería estar sintiendo.

Cuando la práctica terminó, vi cómo se acercaba a mí, y mi corazón latió más rápido. Había pasado tanto tiempo sintiéndome invisible, y ahora, aquí estaba él, sonriendo como si estuviera feliz de verme.

—¿Te gustaría unirte a mí para un entrenamiento matutino? —preguntó, su voz tenía ese tono despreocupado que me hacía sentir segura.

De repente, mis palabras se atascaban en mi garganta. ¿Por qué tenía que sentirse así? Su mirada era tan intensa que me hizo dudar. Sabía que era solo un entrenamiento, pero el nerviosismo se apoderó de mí.

—Claro, pero... —empecé, buscando una forma de decir que no. Sin embargo, antes de que pudiera terminar, él tomó mi mano. Fue un gesto tan simple, pero me electrificó.

—No te preocupes, solo será un entrenamiento.  —dijo con suavidad, como si pudiera leer mis pensamientos.

El contacto de su mano hizo que mi mente se nublara y el mundo a mi alrededor se desvaneciera. Mientras nuestras miradas se cruzaban, sentí una tensión en el aire, como si todo lo que había comenzado como un trato se estuviera transformando en algo más profundo y significativo. En ese instante, supe que había algo entre nosotros, algo que ni siquiera nos habíamos atrevido a nombrar, y el miedo a lo desconocido solo nos unía más.

Hearts on the LineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora