El Regreso de Max

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🌧️ El viento frío de la tarde soplaba con fuerza mientras Sofía cerraba la puerta de su casa. Había pasado meses desde que Max, su perro, desapareció. Lo había buscado por todos los rincones, pegado carteles, preguntado a vecinos… pero nada. 🐾 Cada día sin él era un golpe más fuerte a su corazón.

—Max... ¿dónde estás? —murmuraba cada noche, mirando su cama vacía, donde solía acurrucarse su fiel compañero.

Sofía se sentía perdida sin él. Max no era solo su perro, era su mejor amigo, su confidente. Recordaba cómo, en los días más oscuros, él siempre estaba ahí para lamerle las lágrimas y hacerle compañía. 🐕💔

Una tarde, al regresar de hacer las compras, notó algo inusual frente a su puerta. Un pequeño sonido, como el de una pata rascando. Sofía se acercó lentamente, sin atreverse a creer lo que sus ojos empezaban a notar. Y allí estaba, cubierto de barro, más delgado, pero con esos mismos ojos brillantes y llenos de amor.

—¿Max? —preguntó, su voz temblorosa. 😨

El perro alzó la cabeza y, en cuanto la vio, empezó a mover la cola frenéticamente. Max había vuelto. ¡Había vuelto! 🐶❤️

Sofía cayó de rodillas, con lágrimas en los ojos, mientras Max corría hacia ella.
—¡Max! ¡Eres tú! ¡Volviste! —gritaba, riendo y llorando a la vez, mientras lo abrazaba con fuerza. 🌈🥹

Max, feliz de estar en casa, no paraba de saltar a su alrededor, lamiendo su cara y gimiendo de alegría. Todo el dolor y la tristeza que Sofía había acumulado durante esos meses se disolvieron en ese momento. ✨

—No sé cómo lo hiciste, pero me encontraste... y eso es lo único que importa. —le dijo Sofía, acariciando su pelaje mojado.

Esa noche, Max durmió nuevamente en su lugar habitual, acurrucado a los pies de su dueña. La paz había vuelto a su hogar, y Sofía supo que, pase lo que pase, ellos siempre encontrarían el camino de vuelta uno al otro. 🌙🐾💖

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