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*me mama escribir fake relationships lol

El silbido salió de la boca de Max, admirando la casa frente a ellos. Cuando Horner dijo que lo tomara como unas vacaciones, pensó que era solo un decir pero Laguna Beach tenía su propio encanto.

—Es bueno ver qué Horner siempre va en grande— Checo comentó al recorrer el lugar que sería su hogar por un tiempo que, hasta el momento, era indefinido.

—¿Puedo ir a explorar?— Pato preguntó, a lo que Checo asintió.

Era una casa grande, había espacio de más para dos adultos y un niño, pero estaban allí para proteger a Pato mientras descubrían por qué iban detrás de él. Max quitó el anuncio de 'se vende'. Las cajas que traían como equipaje en realidad estaban vacías, y solo eran para no levantar sospechas e ir creando la ilusión de que eran una familia.

—Oh, hola. Deben de ser los nuevos vecinos.

—Así es. Yo soy Michel Mendoza y él es Emilian Mendoza, mi esposo— Checo los presentó.

—Karen White. Un placer. Hacen una pareja muy bonita— ella dijo mientras recorría con su mirada a Max, lo que no pasó desapercibido a Checo, quien pasó su brazo por la cadera del rubio, y mostró su anillo con ahínco. No iba a permitir que destruyeran su cubierta.

Checo se percató de la presencia de Pato cuando él jaló su camisa.

—Este es nuestro hijo, Patricio Mendoza— Checo se hizo a un lado para que Pato fuera visible.

—¡Oh! Son una familia— la mujer se sorprendió.

Luego de una charla insulsa, ella se despidió, pero no fue la única que se acercó a ellos. Otros vecinos se acercaron a darles la bienvenida. Checo y Max ya no podrían mantener las sonrisas falsas si alguien más decidía aparecer.

—Todo lo bueno siempre tiene desventajas, ¿no?— Checo comentó.

Max asintió en total acuerdo. Él siempre había preferido ir de encubierto en soledad, era su primera experiencia con un compañero.

—Si aparece alguien más, lo voy a mandar a la mierda— Max cruzó los brazos. Había usado toda su batería social en menos de veinte minutos, necesitaba descansar.

Checo negó, pero él también estaba a unos segundos de perder la paciencia. Horner le prometió que era un lugar seguro para Pato, en el que podría tener un poco de normalidad después del terrible suceso que presenció, pero supuso que si se trataba de seguridad, un barrio de ricos era una de las mejores opciones.

Ya dentro de la casa, Max subió las escaleras. La casa estaba amueblada. Había cinco habitaciones, pero en una, que supuso sería la habitación de Pato, había una cama individual y en otra habitación una cama matrimonial, así que tenían que dormir juntos. Toda la logística estaba en una habitación más pequeña que las demás, y también había un gimnasio y un cuarto de juegos. Había escuchado la historia de Pato, así que supuso que Horner quería que el niño se sintiera como en casa. Max no sabía si podría lograrlo, pero con la ayuda de Checo, le parecía posible. Y hablando de Checo, Max comenzaba a recordarlo. Lo había conocido en Mónaco, pero recordó que en esa ocasión había sido un imbécil con él, pero Checo no se lo recordó cuando volvieron a verse, al contrario, Checo le dijo que al menos su esposo falso era guapo y Max le respondió con un sonrojo que esperaba no fuera visible.

—Ya me acordé de ti. Fue una pésima primera impresión, ¿verdad?

—Eras un mocoso, es entendible— Checo levantó los hombros —A menos que sigas siendo un idiota.

—A veces— Max fue honesto.

Decidieron pedir una pizza, aunque la cocina era totalmente funcional y tenía todo lo necesario para una comida decente, pero Checo estaba cansado y Max era capaz de incendiar la casa si ponía un pie en la cocina para cocinar.

Hecho en MéxicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora