Ocultar la evidencia de lo que habían hecho había sido una odisea completamente. Después de tratar las heridas, explorar un poco su nuevo lazo, hablaron, no de lo que eran, por alguna razón desconocida para ambos, pero sí de lo que iban a hacer a partir de ese día. Oscar no quería ocultar su relación, su marca, Checo sí. Fue difícil, hacerle a Oscar entender sus razones, explicarle las veces que fueran necesarias que no era porque se avergonzara de él o porque quisiera ocultarlo de alguien, sino que era porque en caso de que la prensa se enterara, Checo era quien perdía. La diferencia de edad, la amenaza de McLaren sobre RedBull, el rencor que Norris le tiene, RedBull cayéndose a pedazos poco a poco; era demasiado, ya estaba lidiando con suficientes cosas, la prensa llevaba comiéndoselo vivo desde 2021. Oscar entendió después de eso, y aceptó las condiciones de Checo.
Aún así, Checo aceptó darle el gusto a Oscar de no ocultar su marca, si bien el mexicano sí ocultaría la suya, y los aromas serían siempre disfrazados o apagados, para el alfa era suficiente por ahora, ser capaz de mostrar que le pertenece a alguien y alguien es de él, aun si nadie sabe quién.
Pasaron el resto de su pequeñas vacaciones juntos, regresaron a Mónaco juntos y nadie iba a sospechar nada pues todos esperaban que volvieran a sus respectivos hogares. Una corta llamada a su familia sobre tener unas cosas que hacer fue suficiente, se permitieron disfrutar de lo que tenían.
Cuando regresaron al paddock, apenas las cámaras tuvieron en vista al australiano, las noticias se esparcieron como fuego, títulos llamativos, especulaciones, fans con corazones rotos y mil teorías sobre la "afortunada" que robó el corazón del prodigio australiano nacieron en tan solo minutos, ese mismo día, todas las entrevistas de Oscar se enfocaron en esa marca y en la identidad de su pareja sospechosa.
Oscar agradeció que Checo lo convenció en no hacer su relación pública, primer día y ya estaba cansado de recibir la misma pregunta tantas veces, con ojos que intentaban mirar su alma y ceños fruncidos cuando se rehusaba a responder lo que querían. Oscar ya sabía cómo funcionaba la prensa, no sabe por qué le sorprendió ver a gente tan aferrada a saber todo de su vida privada, como si tuvieran derecho a saber, cuando en realidad no eran nadie.
Cuando a Checo le llegó una pregunta sobre Oscar, sintió miedo, el alfa inmediatamente alarmado al sentir por su lazo la angustia. Aunque ese sentimiento desapareció casi inmediatamente, cuando la pregunta que Checo recibió era sobre si él sabía quién era la pareja misteriosa del alfa, el joven australiano no podía quedarse tranquilo. Su instinto le gritaba que buscara al omega, a su omega, que se asegurara que estaba bien, que eliminara a quién sea que le había asustado.
El resto del día estuvo inquieto, resistiendo la necesidad de buscar a Checo como un animal. Checo podía sentirlo por el lazo, esa inquietud. Necesitaba que Oscar se calmara, porque le estaba transmitiendo esa necesidad de verse, de buscar a su alfa, de buscar su protección y de resguardarse en sus brazos, protegido del mundo.
— ¿Ya escuchaste lo de Oscar? — le preguntó Max en el momento que llegó al motorhome de RedBull, donde Checo se encontraba, sentado en el sillón del lugar tomando un descanso de todo el ruido de afuera.
El mexicano solamente asintió.
— Están como locos. — añadió el neerlandés, sentándose al lado del omega, sus rodillas tocándose.
Checo no le prestó atención, después de ayudarle a ganar su primer campeonato, Max bajó sus defensas alrededor suyo, demostró lo fan que era del contacto físico, sutil, como este. Checo lo encontraba tierno, y Max era así con todos a los que le tenía confianza, así que nunca lo tomó con otra intención.
Pero Oscar no sabía eso.
— Checo, te buscan. — dijo una chica del equipo de marketing, apuntando a la parte trasera del motorhome.
El mexicano alzó una ceja, confundido sobre quién lo estaría buscando y por qué ahí. Se levantó sin argumentar, siguió las instrucciones de su compañera de trabajo, hasta que, en un espacio alejado del ojo público, escondido entre los equipos, encontró a Oscar, inquieto, tirando del borde de su camiseta naranja tan brillante.
— ¿Oscar? ¿Me buscabas? — preguntó Sergio, acercándose pero manteniendo una distancia profesional.
Oscar le miró con el entrecejo fruncido, sus ojos divagaban en cualquier punto que se pudieran fijar, como si buscara las palabras para contar lo que estaba pensando. Oscar por su parte estaba buscando cómo no sonar como un loco posesivo. Había ido a buscar a Checo al motorhome de RedBull, arriesgándose demasiado solamente estando ahí, solo para ver desde la puerta transparente del lugar a Max y a su omega sentados juntos, cerca, tan cómodos con la presencia y el tacto de la otra persona que Oscar no pudo evitar sentir una ligera molesta. El australiano nunca había sido celoso, además que sabía lo encimoso que Max podía llegar a ser, lo posesivo que era también, con todo, con su equipo, con su auto, con su gente. Checo estaba entre su gente.
— ¿Todo bien? — preguntó Checo suavemente, una mano amigable sobre su brazo y su rostro preocupado. Checo seguía manteniendo esa distancia profesional, a Oscar lo estaba matando.
Era un riesgo que no debían tomar, pero el alfa no podía más, se aferró a Checo en un apretado abrazo, por instinto buscando en su cuello el aroma que podría tranquilizar la inquietud en su interior, teniendo que suprimir un lloriqueo lamentable cuando no lo encontró, ocultado por bloqueadores e inhibidores.
— ¿Qué pasó, dulzura? — susurró Checo correspondiendo su abrazo.
El mexicano podía sentir todo, la angustia, la inquietud, algo había estado atormentando a Oscar desde horas y Checo estaría mintiendo si dijera que no estuvo a nada de ir a buscar al alfa él mismo para asegurarse de que estuviera bien. El estar ahí, ahora, tan cerca después de que la distancia se sintiera como una eternidad era el rayo de luz en la oscuridad que habían estado esperando.
— Ya no quiero alejarme de ti. — "nunca" quiso agregar Oscar, pero no lo hizo por miedo a sonar dramático.
Checo sabía que eso se debía a lo reciente que estaba en lazo, harían falta unos dos meses más para que ambos aprendieran a filtrar qué pasa y qué no pasa por esa unión, así como para que esa necesidad de estar juntos todo el tiempo también se calmara, o al menos se hiciera tolerable.
— ¿Por qué estabas tan angustiado? — Checo volvió a preguntar, preocupado, removiendose un poco para tomar el rostro del australiano entre manos.
— Sentí tu miedo, hace un rato. — respondió el alfa, tomando por sorpresa al mexicano. — No volví a verte desde que llegamos y no tenía idea si algo te había pasado. Necesitaba verte.
Decirlo en voz alta lo aclaró también para Oscar mismo, todas estas sensaciones eran muy nuevas, para ambos, pero para el alfa, al ser más joven, probablemente eran más abrumadoras.
Checo le sonrió, enternecido. — El alfa perfecto.
Su sonrisa se amplió cuando sintió el cálido sentimiento de felicidad a través del lazo. Oscar era tan lindo. El alfa se acercó por un beso, pero Checo, con todo su pesar, tuvo que detenerlo.
— Cierto, no aquí, lo siento. — dijo Oscar, de mala gana soltando al mexicano.
— Nos veremos después, ¿sí? Y te daré todos los que quieras.
— ¿Lo prometes?
— Lo prometo. — con eso Oscar se dijo que estaba satisfecho, al menos lo suficiente para sobrevivir el resto del día.
Cada quien regresó a su equipo, ignorando las miradas intrigadas que recibieron por sus repentinas desapariciones mientras se disponían a continuar con sus actividades profesionales, actuando como si nada hubiera pasado.
Sin embargo, a través del lazo el sentimiento de entusiasmo no desapareció, ambos emocionados con una promesa por cumplir.
[★] Melaza here ¡!
Algo más tranquilón que escribí con un ojo cerrado la neta, tengo un buen de sueño
Nomás quería decir eso, besos en las chichis pero solo a dos personas de aquí, bai
[★] Melaza out ¡!

ESTÁS LEYENDO
Tortura | 1181 OS
FanfictionOscar Piastri • Sergio Pérez ¡! Omegaverse ¡! Era una tortura, lo mucho que deseaba a Checo, los únicos momentos cuando no pensaba en él eran cuando estaba en el auto, pero apenas ponía un pie fuera, su mente y alma eran invadidas por el omega. [★...