Capítulo 2

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El juego de la botella

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El juego de la botella

Tomás giro la botella, mientras la botella se movía en círculos, me sentí como si mi mundo se detuviera junto a ella.

No podía evitar lanzar miradas a mis compañeras, con la esperanza de adivinar quién sería la que tenía que cumplir el reto que nos había propuesto el juego de la botella.

Al final, la botella se detuvo en dirección a Vanesa.

Vanesa se sonrojó y levantó la vista hacia Tomás con una ligera sonrisa.

—Bueno tan mal no empezamos.
—Dijo con tono de voz bajo.

Tomás se levanta y se acerca a Vanesa que se nota lo ansiosa que esta por recibir el beso, la agarra por la nuca y planta un beso en sus labios.

—Bueno, bueno, sigamos. —dice Rebeca.

Rebeca se inclina hacia adelante con una sonrisa maliciosa en su cara. Gira la botella, y después , como si estuviera guiada por una alguna fuerza sobrenatural, la botella apunta a Jaxon.

—Que coincidencia.—dice con inocencia.

Ella sin dudarlo ataca su boca con ímpetu y él le corresponde igual.

Tras el largo y apasionado beso, Jaxon se separa de Rebeca y gira la botella.

Mientras la botella se mueve, observo como el entusiasmo y la emoción se reflejan en el rostro de mis compañeras, no sé cuál es el encanto que tiene para que tenga a todas las chicas babeando por él.
¿Su cabello rojo tal vez? ¿O sus ojos azules? ¿O las pecas que adornan su rostro? No puedo negar que es lindo.

La botella poco a poco va reduciendo su velocidad«Que no me toque a mí, que no me toque a mí». Lo repito en mi cabeza una y otra vez como si el universo pudiera escucharme.

Entonces la botella se detuvo. En ese momento sentí el color abandonar mi cara y mi corazón latir con mucha fuerza en mi pecho.

La botella me está apuntando.

—Ya no quiero jugar—Suspiro y me levanto.

¿Por qué demonios me metí en esto? Sin embargo, antes de que pudiera alejarme sentí, una mano apretando mi brazo.

Giré rápidamente, queriendo liberarme. Pero cuando vi quien estaba agarrando mi brazo, se me atragantó la palabra que iba a decir.

—No hay escapatoria, Ricitos.—dijo con tono de voz bajo—Los retos se deben cumplir.

Jaxon se inclina, agarrando mi rostro con su mano. Sus dedos se sienten calientes y firmes sobre mi piel, su boca se aferró a la mía, recorriendo mis labios como si estuviera explorando un nuevo territorio.

Nos separamos cuando escuchamos el griterío de nuestros compañeros.«Que diablos de hacer»

Sin decir ni una palabra salí corriendo del salón.

Una apuesta para el romanceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora