-"Deja de intentarlo, a nadie le importas, solo están contigo por tu popularidad pero en el fondo tu y yo sabemos que te sientes bastante solo!¿No es así?"
-pero..
-"NO. Ten claro que nunca encontrarás a alguien para ti, solo eres alguien más del montón y en cualquier momento te van a reemplazar, solo deja que pase el tiempo.."
...
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Paul últimamente a empezando a independizarse, quiere estar lo más lejos de su maldita familia toda disfuncional.
Sus padres se encargaban de darle la atención que necesitaba de vez en cuando y agradecía esto a comparación de cómo trataban a su hermano mayor, Paul no quería ni imaginar que era estar en los zapatos de el.
Su madre desde joven siempre tuvo bastantes pretendientes buenos detrás de ella, extranjeros, europeos y bastante gente con billullo, incluso recuerda el nombre de su última pareja...
¿Mario? Algo así se llamaba ese tipo, el estaba realmente podrido.
—Según mi madre me contaba, ese señor era un insaciable, nunca estaba satisfecho con nada, no importaba cuanta plata gaste a lo loco un día, al siguiente siempre volvía a hacerlo una y otra vez. Estaba dentro de un círculo vicioso y eso lo hacía comprar cosas que realmente no necesitaba, pero aun así mi mamá estaba con él solo por su plata (si tan solo se hubiera quedado así no estaríamos, o mejor dicho, estarían como ahora..)
Todo hasta que su madre se cansó del comportamiento de Mario, no lo amaba para nada.
Un día iba a una tienda de abarrotes a comprar algunas cosas para su día a día. Puede que tenga el suficiente dinero para ir a un supermercado, pero ya estaba acostumbrada a ir a comprar a tiendas así, de paso echaban chisme entre todas como víboras.
Lamentablemente ese día no se encontraba ninguna de sus amigas atendiendo.
Ese día que su queridísima progenitora se encontraba comprando, ese maldito día conoció al futuro padre de sus hijos..
Dejó sus bolsas con cosas básicas cómo arroz, lentejas, leche, azúcar y demás en una mesa mientras sacaba una tarjeta de crédito (la cual no era de ella) y estaba a punto de pagar sin darle mucho interés al cajero hasta que lo oyó.
-'Disculpe, señorita, no aceptamos tarjeta..'
Alzó la mirada hacia el cajero ante esto, sabía que casi no había ese servicio en estas tiendas, aunque que solo lo hacía para fastidiar un poco, algo que siempre hacía con sus amigas para después reir ante esto, pero esta vez era diferente.
-'¿Señorita?'
Ojos caídos y cansados, ojeras que ya parecen bolsas, su tono frío y directo, sus manos.
