¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
conticciel menciono a parispaganoy a erricoestherr en su historia.
____________________________________
Cameron.
Valentino mandó una invitación al grupo de todos los chicos para asistir a la fiesta de su hermana menor. Yo me encontraba acostado en la cama de mi habitación cuando Ciel entró con dos camisas blancas en la mano.
— El blanco nos asienta bien. — mencionó dejando las camisas en los pies de la cama.—
Somos hermanos, no gemelos. — Resoplé quitandome el celular de la cara para dirigir mi vista a mi hermano menor. — Además quién dijo que yo quiero usar eso? Y quién dijo que yo iba a ir a esa fiesta? — lo mire de mala forma mientras colocaba mi celular en la pequeña mesita de noche.
Ya nos hace falta salir, Camerón. — dijo ciel mientras sacaba su celular del bolsillo. — Esther va, Paris va, las torino, y hasta los abatino que nunca salen. — me contesto sin quitar la vista de su celular.— No podemos perdernos la fiesta, Valentino es nuestro amigo. — Hizo un mini puchero. Asqueroso y patético por supuesto.
— Valentino es nuestro amigo, Vittoria no. — le contesté. — No sabemos si ella nos quiere ver ahí.
Obviamente que nos quiere ver, somos los amigos guapos de su hermano. ¿Quién no quisiera? — Busco una respuesta inmediata.—
Vamos, Cameron. Di que sí por esta vez. — Camille se metió en nuestra conversación.— Hazlo por la hermandad.
— Que se jodan los hermanos entonces. — Le conteste de mala manera a los dos menores frente a mí.—
A las doce en punto estaré lista, y espero ver a AMBOS dentro del auto. — Mi hermana menor ordenó. — Sinó, tengo varios secretos que a mis padres les encantaría oir, oh y que seguramente a los grupos de chismes de la secundaria también. — Amenazó y salió de la habitación.
Escucha Cameron, espero que el lunes en la secundaria nadie sepa nada de ninguno de mis secretos, si no es así, eres hombre muerto. — Ciel hablo seriamente mientras volvía con las camisas blancas del príncipio. —
— ¿Ciel, me estas amenazando? — Lo miré incrédulo.—
Nah, es advertencia. — Soltó para volver al semblante tranquilo que lo caracterizaba siempre, para acto seguido irse dejando una camisa sobre mi cama. — Nos vemos a las doce. — grito saliendo de mi habitación.
