Me preguntan ¿Te acuerdas de algo de cuándo eras más pequeña?. Respondo; claro que me acuerdo. Esos momentos en los que salías de casa a la hora de comer y no volvías hasta las 11, por el hecho de estar jugando en la plaza. Esos momentos en los que jugabas al fútbol con tus amigos, y que, en aquellos tiempos, eran amigos de verdad. Esos momentos en los que te daba igual lo que pensanse la gente sobre ti, porque con tu propia opinión bastaba. Esos momentos en los que mi cabeza no pensaba y disfrutaba día si y día también. Esos momentos en los que los amigos estaban a tu lado y nunca te fallaban. Esos momentos en los que tu madre te decía: abrígate, no vayas a coger frio. Esos días en los que si te cansabas de jugar, subías a casa a ver una película y le pedías palomitas a tu madre. Esos tiempos en los que le pedías a tu madre un euro para ir al kiosco los Domingos y te daba dos. Esos días en los que ni siquiera el granizo te dejaba en casa, ni si quiera una tormenta conseguía alejarte de los amigos. Esos días en los que bajabas con una manta a la plaza y cenabas allí con cuatro amigos. Esos días en los que decías, hoy soy feliz, y me alegro por ello. Esos días en los que andabas robando los juguetes que querías para no tener que comprarlos. Esos ratos en los que pedías tiempo en "polis y cacos" para tomar aire y seguir corriendo como una loca, para que no te pillaran. Esos días en los que te enfadabas con tus amigos y a los cinco minutos ya estabais jugando de nuevo juntos. Esos tiempos cuando las tablas de multiplicar eran tu mayor problema, y que hubiese lentejas era único que te hacia llorar. Me acuerdo de todos los días, al llegar a casa, darle el mayor abrazo del mundo a mi madre y darle las gracias por todo.
Me acuerdo de todos esos fantásticos e inolvidables días que nunca volverán, y en los que no cambiaría ni un solo momento.
