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Kate y Adeline estaban sentadas en la barra, habiendo conducido por un rato para llegar hasta allí

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Kate y Adeline estaban sentadas en la barra, habiendo conducido por un rato para llegar hasta allí.

Adeline le dijo a Kate que tomaría un rato porque Clint eligió el rancho más lejano para construir una casa.

Tal vez se habían tardado un poco,  pero en cuanto tuvieron sus bebidas en la mano la tardanza ya se les había olvidado. Las luces de las decoraciones navideñas colgando de los muros le daban un toque cálido. Villancicos sonaban en las bocinas sin parar; en ese momento, la voz de Andy Williams llenaba el lugar con It’s The Most Wonderful Time of the Year.

Kate sostenía una botella de cerveza, mirando cómo Adeline tomaba su turno en la mesa de billar. La bola blanca salió disparada, chocando con las demás, mientras el cabello pelirrojo de Adeline se deslizaba hacia un lado de su hombro.

—¿Y qué hay de ti, Kate? —preguntó Adeline, inclinándose ligeramente para golpear la bola una vez más, su voz saliendo con calma—. ¿Quién eres tú?

Kate alzó una ceja, llevando la cerveza a sus labios antes de responder.

—¿Qué quieres saber? —Replicó, su tono despreocupado.

Adeline se enderezó, observando el orden en el que habían quedado las bolas sobre la mesa, y luego volvió a mirar a Kate, con una sonrisa.

—No lo sé. A qué te dedicas, qué te gusta, qué haces cuando no estás desmantelando pandillas en Nueva York con Clint y lanzando flechas que explotan... Solo quiero tener una... conversación —dijo mientras el sonido seco de las bolas de billar golpeándose entre sí resonaba en el aire, rompiendo momentáneamente.
el ambiente pausado del lugar.

Kate dejó su botella sobre la barra, cruzando los brazos mientras observaba a Adeline. No era la primera vez que alguien le hacía esa pregunta, pero con Adeline se sentía diferente, como si hubiera más detrás de su curiosidad. Una intención de en realidad conocerla, tal vez formar un vínculo.

Una amistad.

—Solía trabajar en la empresa de mi mamá, hasta que claro, pasó lo que ya sabes.

Kate suspiró, Adeline sabía que se refería a todo el incidente, desde su madre hasta Yelena.

—Pero en mi tiempo libre... —Kate sonrió, dejando la frase colgando. Se levantó lentamente y caminó hacia la mesa de billar, deteniéndose al otro lado, mirando las bolas alineadas—. Me gusta escuchar musica, la arquería como habrás podido suponer, salir a conocer nuevas cafeterías, nuevos bares. —Miró a  Adeline antes de continuar—. El billar... No lo sé, me gustan muchas cosas pero por más que me esfuerce... Nada viene a mi mente.

Kate lo pensó por un momento, como si buscara las palabras adecuadas antes de hablar.

—Bueno, me gustan los perros... y la bioquímica —dijo finalmente, con una sonrisa ligera en los labios—. De hecho, eso es lo que estoy estudiando.

Adeline le devolvió la sonrisa, llevándose la botella de cerveza a los labios y bebiendo un sorbo.

—¿Bioquímica? —repitió Adeline, como si estuviera saboreando la palabra—. ¿Y qué estudias en bioquímica? Osea... Suena algo complicado.... Nunca fuí buena en ciencias, yo era más de artes y lengua.

Kate se apoyó en el borde de la mesa de billar, mirándola mientras trataba de resumir algo que para ella tenía tanta profundidad.

—Es una ciencia experimental —comenzó, tomándose un segundo para poner en orden sus pensamientos y fuera sencillo de explicar—. Estudia la composición química de los seres vivos, ya sabes, el como estamos hechos. Pero no solo se queda en eso. También se enfoca en los procesos químicos que ocurren en ellos, en nosotros, todo el tiempo... Como cómo digerimos los alimentos, cómo nuestras células producen energía, cómo nos enfermamos o nos curamos.

Adeline asintió, pero era obvio que no entendía al cien porciento la mayoría de lo que Kate estaba diciendo. Nunca se le dieron las ciencias.

—¿Y por qué te gusta tanto? —preguntó con sinceridad, en realidad si le parecía interesante, sus ojos nunca dejando de observar a Kate.

Kate sonrió, disfrutando la pregunta más de lo que esperaba. Casi nunca le preguntaban por qué, simplemente asentían y continuaban la conversación con otro tema.

—Es más interesante de lo que suena, créeme —añadió Kate, riéndose suavemente de sí misma—. Es como... entender la maquinaria que mantiene a todos y a todo en movimiento. Siempre está ahí, pero nunca lo pensamos. Estudiar bioquímica es como mirar dentro de esa maquinaria, ver cómo cada pieza encaja. Cada pequeño detalle importa, y cuando entiendes cómo funciona, sientes que puedes resolver cualquier cosa. Es increíble.

Adeline la observó en silencio, con una sonrisa de complicidad formándose en sus labios.

—Haces que suene fácil, mucho más fácil de lo que probablemente es. —comentó, tomando otro sorbo de su cerveza—. Se nota que te gusta.

Hizo una pequeña pausa, esperando que Kate añadiera algo más. Pero no lo hizo.

—¿Y eso es todo? —preguntó mientras se inclinaba para golpear otra bola—. ¿No te puedes acordar de nada más que te guste? No sé, ¿Alguna película que te guste o por el estilo? Conversa, Bishop.

Kate rió suavemente, el sonido mezclándose con el eco de las bolas al chocar. Tomó el taco de billar que estaba apoyado en la pared y empezó a examinarlo entre sus manos.

—¿Qué quieres que te diga? —respondió mientras se preparaba para tomar su turno—. La verdad no hay mucho que contar, y no recuerdo mucho, pero se que me gusta mucho Los juegos del hambre.

El golpe de Kate fue preciso, enviando una bola al bolsillo sin esfuerzo. Adeline observó, sin dejar de sonreír, mientras la dinámica entre ambas parecía fluir sin palabras.

—¿Y sobré ti, que hay acerca de eso? —Kate levantó la mirada hacia Adeline, retándola—. Me estás haciendo una entrevista y no te escucho contarme nada de ti.

Adeline sonrió y se encogió de hombros.

—Supongo que yo observo más que otra cosa, al menos al principio, después de entrar en confianza no saben cómo callarme —dijo con una media sonrisa—. La gente es interesante cuando te tomas el tiempo de mirarla.

Kate levantó una ceja, mientras volvía a su cerveza.

—¿Así que solo me vas a observar?

—Tal vez. O tal vez no, solo al principio—contestó, su tono bajando un poco, como si estuviera hablando más para sí misma que para Kate.

Por un momento, el ambiente en el bar pareció detenerse, solo el sonido lejano de los villancicos llenaba el espacio mientras ambas se miraban.

—¿Has visto friends?

Adeline preguntó, claramente intentando iniciar una conversación. Y lo logró.

 Y lo logró

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𝐒𝐎 𝐓𝐇𝐈𝐒 𝐈𝐒 𝐂𝐇𝐑𝐈𝐒𝐓𝐌𝐀𝐒? // Kate Bishop Donde viven las historias. Descúbrelo ahora