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Sentía la mano de Hyunjin en la parte baja de su espalda, tragando saliva, se removió en su asiento, su mente vagaba de un lado a otro.

«¡Dios!», pedía al cielo que alguien lo ayudara.

Bueno, él se había metido solo en ese problema, por un lado, Hyunjin que le tomaba de la muñeca mientras lo empujaba a su habitación. Apresuradamente se despidió de su padre y
Seungmin, cuando sus ojos llegaron a Chan supo que al mayor no le gustaba nada que Hyunjin le tenga apretado a su costado como enseñando a quién pertenecía.

Chan no dijo nada, sólo subió y se encerró en su cuarto.

—Es hora de irnos a dormir, amor —susurró Hyunjin contra su oído. Un rubor embargo su rostro, pero igualmente asintió. Dejándose guiar por la brusca mano del moreno, llegaron a su oscura habitación y tragó saliva.

Hyunjin se desprendió de su camisa para seguidamente tirarse en la cama, doblar sus manos y colocarlas bajo su cabeza cerrando los ojos, el menor arqueó una ceja.

—¿Hyunjin? —preguntó con voz cautelosa, el pelinegro abrió uno de sus ojos.

—¿Qué? —Jeongin casi juró escucharlo pronunciar esas palabras con un gruñido.

—¿Pediste los consejos que te dije? —cuestionó volviendo a cerrar los ojos, Jeongin se sentó en su cama observándole. ¿Le podía contar a Hyunjin que lo hizo? Sí, pero no que los había puesto en práctica, Hyunjin le ahogaría en su bañera de seguro.

—No —pronunció en un murmuro, el pelinegro resopló.

—Sabía que no lo harías —rodó por su costado dando la espalda a Jeongin. Jadeó al sentir un dolor en su corazón, Hyunjin era tan distante y frío con él.

—¿Sabes? Es difícil pedir consejos sexuales —reprochó, pero él le ignoró enfureciéndole—. Tú sólo me ordenas, ni siquiera me estás escuchando —Hyunjin ondeó su mano en su dirección, Jeongin le tomó del hombro bruscamente, Hyunjin no podía tratarle así y mucho menos en su propia casa. Hyunjin gruñó al ser bruscamente volteado.

—¿Qué mierdas te pasa, Jeongin? —gritó. Jeongin apretó los labios. Conteniéndose.

—Me tienes jodidamente harto, deja de ignorarme o... —Hyunjin le interrumpió.

—¿O qué? —desafió. Jeongin gritó internamente.

—O terminamos.

Hyunjin se echó a reír sin gracia.

—No te atreverías —dijo muy seguro—. Ni siquiera puedes estar sin mí veinticuatro horas, deja der ser inmaduro y perder tu tiempo. Sin experiencias no me sirves, ¡si me quieres busca experiencia! Y déjame dormir en paz —escupió hiriendo aún más al corazón de Jeongin.

Tomando sus palabras se paró y salió de la habitación dando un azote a la puerta. Recostándose en ella, suspiró y exhaló, sus ojos estaban completamente vidriosos.

¿Tan inútil era? Bueno, su propio novio, el chico que juró amarle se lo aclaró. Qué otra prueba quería.

Escuchando música en el fondo del pasillo volvió su cabeza hacia aquella dirección. Era el cuarto de Chan. Acercándose aún más, su juicio se iba nublando por una niebla roja, estaba tan enojado con Hyunjin que le daría una lección.

Jeongin solo seguía sus órdenes después de todo.

Se quedó parado delante de la puerta de Chan que hasta donde sabía era su consejero sentimental y sexual, subiendo los nudillos golpeó la puerta impaciente, unos pasos se escucharon y la hermosa voz de Taemin sólo que Chan parecía susurrar la canción.

El amigo de papi ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora