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Jeongin empujó a Hyunjin por el hombro por tercera vez consecutiva en esa noche. Él se tiró cayendo de espaldas a la cama, quizás harto de rogar a Jeongin por un poco de atención, sus dientes fuertemente apretados. El enojo dominando cada facción del atractivo rostro de Hyunjin.

—¿Por qué no me dejas tocarte? —Hyunjin preguntó a Jeongin.

Jeongin no respondió, él siguió arreglándose su es esmoquin negro, mirándose en el espejo, tratando de aclarar sus pensamientos.

Jeongin se observó detenidamente, su prolijo e impecable traje negro era hermoso. El sastre hizo un perfecto trabajo con su chaleco oscuro de seda y su camisa blanca inmaculada, haciendo lucir su cremosa pálida piel. Su delicioso perfume flotaba alrededor, su castaño cabello cayendo sobre su frente, brillante y lacio. Como le gustaba que se viera.

—Porque no tengo ganas. Fin de la historia —dijo.

Han pasado dos meses desde su último encuentro con Chan, en su departamento. Desde su discusión en el pasillo no le habló, llamó o prestó demasiada atención. Cada vez que se encontraban en su casa sólo se ignoraban y seguían en lo suyo.

Jeongin subía a su cuarto, se encerraba y esperaba pacientemente a que Chan se largara.

Eso se volvió monótono.

Quizá porque no podía soportar saber que Chan ya no le miraba como antes. Esa adoración leal ya no estaba en sus ojos. Ahora sólo quedaba la incomodidad y el espectro de la relación que alguna vez tuvieron.

Odiaba tratarlo como a un desconocido.

Odiaba tenerlo lejos.

Odiaba que ya no le sonriera. Odiaba el hecho de que Chan ya no lo quería.

Jeongin se odiaba a sí mismo.

(...)

Jeongin estaba volviéndose loco, todos y cada uno de los días transcurridos, no lograba pensar en otra cosa que no sea Bang Chan. Chan atormentaba su mente y pensamientos. Cada que escuchaba a su papá hablar de cómo Chan le iba exitosamente por la vida deseaba ahogarse. El únicamente podía rodar los ojos.

Deseaba dejar de sentir lo que fuera que sentía tan fácilmente como Chan hizo con él.

Hyunjin estaba seguro que le sucedía algo, bueno, Jeongin ni siquiera aparentaba no estarlo. Le molestaba todo lo que Hyunjin hacía.

Cuando Hyunjin le besaba, automáticamente se alejaba. Cuando lo acariciaba,le rechazaba. Cuando le hablaba, lo ignoraba. Cuando le buscaba, le gritaba que no tendrían nada.

Eso frustraría a cualquiera.

Hyunjin se estaba hartando por su insólito comportamiento,tanto como Jeongin estaba hartándose de la frialdad y la distancia de Jeongin. Era justo desde su perspectiva. Aunque ninguno fuera una víctima.

Esta noche vería por última vez a Chan, ya que él había anunciado su temporal, pero larga partida a América.

Chan dijo algo similar a ampliar la empresa. Changbin organizó una fiesta de despedida, todos irían y claro, él no podía faltar, pues siendo el hijo del organizador. era una obligación. No quería ver a Chan con esa maldita chica, sabía que ella asistiría.

Tuvo que aceptar a regañadientes que Shuhua era hermosa y perfecta, con buenas curvas. Si no estuviera fascinado por Chan habría salido un par de veces con aquella chica.

Aunque no la había visto desde aquel día.

Puto día, gruñó Jeongin.

Hyunjin le seguía desde atrás a una distancia prudente. Jeongin suspiró, su relación iba colapsando a una velocidad inimaginable, cayendo en picada. Ni siquiera podía besar a Hyunjin sin imaginarse que era Chan. No, no, no. Eso no podía ser.

El amigo de papi ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora