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Capítulo VI:
Sexta Lágrima.

Lucía derrotado.

Muy cansado de todo, tal vez era su situación sentimental y el golpe de haber descubierto todo era lo que lo mantenía en un estado inaceptable.

Lloraba demasiado, sus ojos siempre hundidos, las ojeras se adhirieron a su antes hermosa y brillante piel. Su cabello despeinado, su corazón fracturado y su terca postura al no ingerir comidas.

Félix estaba mirándole seriamente, sabía lo mucho que le molestaba que no comiera, pero en verdad no quería hacerlo. Jeongin estaba cursando un momento difícil por superar al hombre que tanto amó.

Las personas suelen decir 'Ya supéralo' dos palabras que abarcan una fuerza de voluntad muy grande, pero cuando amas, no es fuerza de voluntad lo que necesitas para superarlo, es algo más allá. Algo difícil de explicar y comprender.

Jeongin no quería que lo malinterpretaran, él quería olvidar, necesitaba hacerlo para seguir la rutina de su vida. No podía dar ese paso, todo le recordaba a Chan. Donde fuera que mirara, su presencia estaba allí, marcándolo. Noches pasó llorando por su cobardía, por su estupidez de seguir queriéndolo a pesar de sus gigantescos errores. Qué decía eso de Jeongin.

Tanto se desvalorizaba para seguir queriendo a Chan después de sus mentiras y engaños. Se rio de sí mismo. Se odiaba intensamente, porque al final él seguía amándolo como la primera vez que lo vio.

Quizá, un quizá seguro es que Jeongin sabe que no lo dejaría de amar. No tan fácilmente.

(...)

—Oye, has estado raro últimamente... ¿sucede algo? —preguntó Jisung. Jeongin levantó la mirada desde el horno que producía un calor superficial. Trató de sonreír.

No lo logró, pero lo intentó.

—¡Qué dices! Estoy bien, nunca mejor ahora que te he visto —bromeó, pero Jisung seguía serio—. Puedes estar tranquilo. No sucede nada conmigo, relájate.

—Me preocupas.

—Estoy bien.

Controló que no rodara los ojos por toda la maldita cocina. Jeongin estaba cansado de responder las mismas preguntas siempre. Bueno, cualquiera que pasara mucho tiempo con él, también sospecharía. No era una persona muy callada o quieta, le gustaba moverse, hablar y relajar a las personas que lo rodeaban.

Últimamente, no ha cumplido nada de eso. Se movía lo suficiente, se mantuvo callado y hablaba sólo si era necesario, las bromas se esfumaron y su sonrisa parecía débil.

—Si quieres puedes hablar conmigo... de lo que sea, sabes que soy un amigo para ti, Jeongin. Cuenta conmigo. No importa la hora o el momento, estaré allí para ti —ofreció con esa voz amable y suave. Jeongin asintió con la cabeza agachada.

(...)

Cocinar siempre fue una de las pasiones más arraigadas a todo su ser. Amaba cocinar, tal vez por qué así demostraba lo mucho que quería alguien. Su madre solía decir que si cocinas con amor todo es mejor. Jeongin tomó en cuenta eso toda su vida.

Ponía un pequeño pedazo de su corazón en los platillos y dulce que elaboraba, lo admiraban por eso, su receta no era tan secreta, pero tiempo después descubrió que podría fallar.

Ahora, su forma de cocinar era muy seria, muy ficticia; dejó de ser algo natural, sino más mecánico. Hecho como las recetas decían, antes las seguían básicamente, pero decidía aplicar un poco de su amor.

Jisung fue consciente de eso, Jeongin ya no era Jeongin. Sea lo que fuera que le sucedía estaba afectándolo y mucho. Deseaba ayudarlo, pero él no dejaba que nadie se acercara más de lo necesario.

Cry Baby ☘ ChanInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora