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Finalmente habían terminado sus preciadas vacaciones, vacaciones que indicaban que su primer año de universidad comenzaría, cosa que realmente le aterraba, aunque bueno, ¿Quién no tendría miedo de entrar a estudiar algo que definiría tu vida por completo.

Lo que más odiaba de tener entrar a clases, era que tendría que despedirse de su familia, pues como su facultad quedaba en otra ciudad, tendría que mudarse a esta y vivir con un "roomie".

El azabache se encontraba alistando sus cosas mientras miraba el reloj con miedo, no quería que diesen las doce, pues a esa hora tendría que salir de su casa a tomar el bus que le llevaría a la ciudad donde estudiaría y se iría lejos de su familia.

Terminó de guardar sus ropas en aquella maleta y ahora solo faltaba la mochila donde llevaría lo esencial, como su computador, cargadores, audífonos, algún libro para entretenerse y otras cosas.

Se sentó en su cama mirando sus manos, no podía creer que se iría, si bien, amaba la idea de estudiar lo que le apasionaba, no quería que fuese tan lejos, no quería arriesgarse a tanto.

Soltó un último suspiro y, tomando sus cosas, bajó las escaleras para ir al salón de su casa. Al llegar a este, fue recibido por su madre con un abrazo tan lindo pero asfixiante que lo único que hizo era que el chico quisiera separarse de su progenitora.

—Mamá ya.

Dijo con una sonrisa apartando a la mujer quien le miraba con una sonrisa. Esta dejó un beso en la frente del azabache y volvió a abrazarlo.

—Mi pequeño Jungwon. Tienes que mandarnos cartas, fotos, hacer videollamadas con nosotros estando allá, todos te vamos a extrañar mucho.

—No generalices mamá.

Habló el menor de los Yang con una sonrisa en su rostro mirando a su hermano.

—Al fin te vas de esta casa, por fin seré hijo único.

Jungwon sonrió y negó con su cabeza acercándose a su hermano menor para darle un pequeño empujón, como siempre hacían, a lo que el menor respondió con otro, ambos comenzar a reír y se dieron un corto pero significativo abrazo.

—Cuida de mamá.

—Cállate que el que la hace enojar siempre eres tú.

El azabache se separó de su hermano menor y se acercó a su padre con una sonrisa.

—Vamos, estoy listo .

El señor Yang asintió, él iba a llevar al chico al terminal de buses para que este tomase el que le corresponde. El padre del chico guardó la maleta y mochila en la maleta para después subirse al vehículo junto con su hijo, comenzando a conducir.

—Estoy muy orgulloso de ti Jungwon.

Al escuchar aquellas palabras, los ojos del chico se iluminaron, escuchar esas palabras siempre le había generado un enorme sentimiento de felicidad.

—¿Por qué?

—Mírate, eres un hombre hecho y derecho, vas a dedicarte a lo que amas, vas a ser el mejor, pero por sobre todo, perseguiste tu sueño hasta que lo conseguiste, sin dejar que nadie te lo impidiera.

A ese punto los ojos del muchacho se encontraban con lágrimas de emoción.

—Ya, no llores o te vas caminando.

Ambos rieron por aquel comentario y el de cabellos negros decidió colocar algo de música para relajar los nervios de su corazón.

Apenas los Yang llegaron a su destino, el menor se bajó y se despidió de su padre mientras sacaba las cosas de la maleta. Entró en el terminal de buses y buscó el bus que le llevaría su ciudad de destino: Daegu, lastimosamente debía esperar hasta las tres de la tarde para que el viaje partiera, por lo que decidió esperar en el bus, en su asiento, leyendo un libro.

Why him? • JaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora