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¿Fue todo para nada?
Debe ser mi error
El que me evadas me puso en un estado de sobrecompensacion







El día transcurría lentamente en la casa familiar de los Martínez mientras Victoria se esforzaba por mantener una sonrisa para Santi y Ava. A pesar de sus intentos, no podía dejar de pensar en Lisandro y en el hecho de que no había respondido a ninguno de sus mensajes en toda la semana. La culpa la devoraba por dentro, pero sabía que tenía que dejar esos pensamientos para otro momento, ahora lo mas importante era cuidar a los hijos de Emiliano ya que se había ofrecido a ayudar a Mandinha en esas primeras semanas y justo hoy, la mujer tenía control en el medico y después una pequeña reunión con su empresa así que Vicky se había ofrecido a quedarse con ellos.

Victoria sonrió mientras se arrodillaba junto a Santi -¿Queres que veamos una película mi vida?-

Santi, con sus tres años llenos de energía, asintió con entusiasmo, corriendo hacia la estantería donde guardaban las películas. Mientras él escogía, Victoria acunaba suavemente a Ava, quien dormía plácidamente en su pecho, recostada y muy cómoda gracias a la mochila para bebe que tenía puesta. El simple hecho de sostener a la pequeña la ayudaba a calmar su ansiedad ya que Ava a pesar de ser una bebé recién nacida, era muy calmada y eso le daba mucha paz, aunque fuera solo por un momento.

Santi agarró una película de estante y se la dió mientras saltaba. -¡Esta Vicky! Quiero ver esta-

-Bueno, pero primero vamos a preparar pochoclos ¿Si?-

Lo llevó de la mano hasta la cocina, donde le permitió ver cómo preparaba el maíz en el microondas. La rubia calentó una mamadera para la bebé mientras Santi se reía con cada estallido, mientras Ava seguía dormida, ajena al mundo.

-¡Ya estan listos los pochoclos para comer!- chilló Vicky cuando el ruido del microondas sonó indicando que ya había finalizado.

Se dirigieron a la sala, donde Victoria acomodó a Santi en el sofá y se sentó a su lado con Ava, a quién sacó del porta bebés, lista para alimentarla. Puso la película y mientras las luces parpadeaban en la pantalla, intentó relajarse y dejarse llevar por la risa contagiosa de Santi. Pero en el fondo de su mente, el silencio de Lisandro era un peso que no podía ignorar, que estaba constantemente en su cabeza.

"¿Por qué no me responde?"

se preguntaba una y otra vez, mientras acariciaba la cabecita de Ava. Sabía que él estaba molesto, decepcionado tal vez, pero el miedo a que su relación estuviera en peligro la consumía. Había hecho lo que creía correcto al acompañar a Mandinha en su parto, pero no podía evitar sentir que, al hacerlo, había fallado en su promesa con Lisandro.

Porque si, estaba ahí, cuidando de Santi y Ava, pero su mente estaba perdida con Lisandro.

¿Cómo podía concentrarse en ellos cuando su corazón estaba tan lejos?

Después de la película, Santi insistió en dibujar así que corrió a su habitación y trajo su muchos papeles y colores,  juntos comenzaron a crear garabatos en la mesa del comedor. Santi dibujaba autos y animales, mientras Victoria, distraída, dibujaba corazones sin darse cuenta. Cuando Santi le mostró su dibujo, ella sonrió, aunque su mente seguía atascada en los mensajes sin respuesta.

-¡Mirá Vicky! Es un sol-

-Woow- Victoria tuvo que fingir una sonrisa ya que nuevamente se había perdido en sus pensamientos. -Es el sol más bonito del mundo, Santi. ¡Sos un gran artista!-

Mientras el pequeño se concentraba en sus dibujos, Ava empezó a despertarse y a llorar suavemente. Victoria la meció en sus brazos, tratando de consolarla, mientras su propio corazón se encogía de angustia.

Solo un poco de tu corazón | Emiliano Martínez |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora