El viento soplaba suavemente en la tranquila tarde de esa pequeña isla. Los árboles se mecían, como si estuvieran al tanto de lo que estaba por suceder. En una de las ramas más altas, Hisoka se encontraba observando a su presa: Gon Freecss, el joven cazador que había cautivado su atención desde su primer encuentro en aquel exámen de cazador.
Su mente estaba llena de pensamientos oscuros y emocionantes. Gon era una fruta que aún no había madurado, y Hisoka estaba ansioso por ver cómo se transformaría. Sabía que el chico tenía un potencial inmenso, una fuerza pura e innegable, pero lo que realmente le atraía era la inocencia y la determinación que poseía el moreno.
Aquel día, el joven cazador decidió dar vueltas por el muelle de la isla, donde paraban los barcos. Ajeno a la mirada del mago. Hisoka sonrió al recordar su primer encuentro; la intensidad del momento había encendido algo en él, algo que deseaba avivar.
Con un movimiento ágil, se dejó caer del árbol, aterrizando sin hacer ruido detrás de Gon. Este se giró de inmediato, alerta, pero no había nada que temer... o debería.
—Hola, manzana —dijo Hisoka, con una voz suave y melódica.
El moreno frunció el ceño, sintiendo una mezcla de confusión y desconfianza. —Hisoka... ¿qué haces aquí?. —
Hisoka dio un paso adelante, su sonrisa se ensanchó. —Vine a ver cómo te va. Eres como una manzana jugosa que aún no está lista para ser mordida, lo sabias?. —
Gon se sintió incómodo, inquieto ante la declaración del pelirrojo. —No soy tu manzana. Estoy aquí para estudiar, no para jugar tus juegos, Hisoka. — Dijo firme.
—Oh, pero el juego es lo que hace que la vida sea interesante —respondió Hisoka, acercándose un poco más. La atmósfera se volvió densa, cargada de una energía eléctrica.
—No quiero jugar contigo —replicó Gon, apretando los puños.
Hisoka soltó una risa suave, casi burlona. —Eso es lo que dices ahora, pero en el fondo, sabes que lo quieres — Esta vez, jugueteó con uno de sus mechones verdosos.
Había pasado demasiado tiempo sin ver a presa, y la inquietud en su interior crecía. Sus asuntos con el Genei Ryodan lo habían mantenido bastante ocupado como para enfocarse en otra cosa, pero los rumores sobre el estado critico de Gon habían llamado su atención.
Supo que el joven había estado al borde de la muerte, y aunque Hisoka siempre había disfrutado del peligro, esta vez sentía una extraña necesidad de comprobar su estado. Por eso mismo fue a visitarlo, un pequeño desvio en su misión no causaria daño. Más si era por alguien que él mismo consideraba especial.
Gon respiró hondo, sintiendo una especie de tensión en el aire. —Bueno... sobreviví, como puedes ver. — Y retrocedió por inercia.
—Puedo notarlo, aunque también hay algo diferente en ti, ¿perdiste tu nen?— El mago cuestionó, con una ceja levantada.
Gon quedó en silencio, sintiendo el peso de la pregunta de Hisoka. Había perdido su nen, y con ello, parte de sí mismo. —No solo eso..—, respondió finalmente, sus ojos reflejando una mezcla de pena y vulnerabilidad.
Hisoka hizo una mueca, intrigado. —Una pena. Sin poder, ¿cómo planeas enfrentarte a mí?— La provocación era clara, pero había un destello de diversión en su mirada.
Gon, sin dudarlo, se puso en guardia. — No necesito nen para luchar. Pero entrenaré lo suficiente para recuperarlo. —Su confianza era palpable, y aunque sabía que estaba en desventaja, la llama de su espíritu seguía viva.
—Eso me gusta más — murmuró Hisoka, acercándose , para revolotear los pelos del moreno.
— Como sea, ¿no vas a darme una vuelta por tu hogar? Que malos modales. — Preguntó con falsa molestia, cosa que aligeró un poco la tensión que se creaba entre ellos.Gon frunció el ceño, sorprendido por la propuesta de Hisoka. —¿Por qué querrías ir?— preguntó, su desconfianza evidente. Llevar al mago a su hogar era una idea que lo perturbaba.
Hisoka quedó en silencio, insistente. Gon sintió el peso de sus palabras. La invitación era una trampa, pero algo en su interior lo retaba. —Está bien — aceptó al fin, decidido. —Te llevaré, pero no harás lo que quieras.— amenazó el más bajo.
Hisoka sonrió con satisfacción. —Eso lo decidiré yo.—
Sin otra opción, Gon comenzó a caminar, consciente de que lo que estaba por venir podría cambiarlo todo.
...
Gon se sentía confundido. Había soñado con el mago ese mismo día, y ahora, de repente, lo tenía frente a él, invitándolo a su casa. "¿Por qué me pasa esto?" pensó, sintiendo que todo era una extraña coincidencia.
Agradecia que al menos su tía Mito y su abuela Abe no estuvieran en casa por la tarde; la idea de tener a Hisoka en su hogar le parecía absurda y potencialmente peligrosa. "Esto no puede salir bien," reflexionó mientras caminaba, tratando de mantener la calma.
Gon se sorprendió al notar que Hisoka lucía diferente. En lugar de su atuendo extravagante, llevaba ropa completamente negra, y su rostro estaba libre de maquillaje. Su cabello, desordenado, le daba un aire más relajado y, de alguna manera, más atractivo. "¿Por qué si quiera pienso eso?" Dijo para sí mismo.
—¿Qué pasa, Gon?— se burló Hisoka, al notar su mirada. —¿Te gusta lo que ves?.—
Gon sintió un rubor en sus mejillas, intentando deshacerse de esos pensamientos. —No, solo... es raro verte así, es todo—, murmuró, sintiéndose ligeramente nervioso.
El pelirrojo sonrió complaciente, pero no mencionó nada más.La luz del atardecer se filtraba por las ventanas de la casa de Gon, creando un ambiente cálido y acogedor. Hisoka, tras cruzar el umbral, no pudo evitar sonreír complacido al observar la simplicidad y el confort del lugar. Había algo en la inocencia del moreno que siempre lo atraía, un aire de desafío que lo mantenía intrigado.
Gon, ajeno a los pensamientos oscuros de su visitante, corrió hacia la cocina. — ¿Quieres algo de beber?— preguntó con su característico tono. Su voz resonó emocionada, llenando el aire con una energía que a Hisoka le resultaba difícil ignorar.
—Lo que tú desees, Gon —respondió Hisoka, su tono un poco más suave de lo habitual. Se acomodó en un sofá, observando cómo Gon se movía por la casa con esa misma facilidad que mostraba en sus peleas, pensó.
Mientras Gon preparaba un té, Hisoka se quedó pensando en el menor. Era un juego constante, un tira y afloja entre el deseo de matarlo y la tentación de llevarlo al límite. El deseo de un combate que nunca podía llevar a cabo completamente, pues cada vez que se acercaba, Gon parecía iluminarse con una pureza que desarmaba incluso a alguien como él.
Gon dejó la infusión cerca del pelirrojo y se sentó frente a él, con una expresión de ligera frustración habló.
—Bueno, supongo que te decepcioné un poco, ¿no? Sin nen no puedo darte mucha pelea —dijo, tratando de ocultar su desánimo.
Hisoka arqueó una ceja, intrigado. Su sonrisa juguetona se ensanchó mientras lo observaba.
—Decepcionar no es la palabra correcta, Gon. La verdadera diversión está en el desafío, no solo en la fuerza —respondió, su tono insinuante haciendo eco de sus intenciones.
El menor de los Freecs lo miró fijamente, su rostro reflejaba confusión. —¿Qué quieres decir con eso?—— Creo que podría ayudarte a entrenar, si lo deseas— Ofreció divertido.
Gon aceptó, emocionado y algo confiado. La chispa de determinación en sus ojos le hizo sentir una inmensa excitación. Encontraba tierna la situación, esa inocencia combinada con un deseo feroz de mejorar que aún no perdia.
La primera etapa de su juego a penas comenzaba.
...
Nota: Advierto que el próximo capitulo será más explicito, Hisoka saca a relucir sus verdaderas intenciones ahre
Lo más seguro es que siga editando esto jaja
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𝐂𝐡𝐢𝐜𝐥𝐞 - 𝐇𝐢𝐬𝐨𝐠𝐨𝐧
Fanfiction-No entiendo por qué sigues aquí, Hisoka. Ya no soy tan interesante como crees. Hisoka sonrió, jugueteando con su bungee gum. Se acercó un poco, su mirada traviesa iluminó el ambiente. -Hmm. ¿No lo eres? -replicó, divertido-. Me divierte verte crece...