—¿Qué hora es?—cuestiono un chico de cabellos negros.
No sabía qué hora era, no había podido dormir por los gritos de la gente tampoco por los golpes de la gente desesperada hacia la ventana de metal pidiendo entrar. Había sido horrible.
A pesar de eso los gritos se habían acabado, ya no se escuchaba nada y nadie se atrevía a hablar.
—No lo se—el chico que se había presentando como Hoseok se sentó en el suelo—deben de ser como las siete de la mañana.
—Entonces debo irme—me levanto y Hoseok me imita.
—No puedes irte—el chico que me había gritado en el día anterior me ve con molestia—si las cosas están mal afuera es mejor permanecer juntos.
—No puedo quedarme—hablo con fuerza—mi familia debe estar preocupada por mi.
—Diablos, si que eres estúpida—Hoseok se acerca al hombre y trata de calmarlo.
—Ayer no dije nada porque no sabía que sucedía pero no te dejaré que sigas insultando—gruño molesta.
—No sabemos qué sucede—repite irritado—lo mejor es quedarnos aquí...
—Si quieres quedarte aquí y esconderte como un cobarde hazlo pero yo tengo que ir con mi familia—el chico rueda los ojos y se vuelve a sentar.
—No puedes salir por la puerta principal, eso haría mucho ruido y no sabemos cómo están las cosas afuera—es lo último que dice antes de cerrar sus ojos y fingir dormir.
—Tiene razón—concuerda Hoseok—puedes salir por la puerta trasera—explica.
El castaño busca con la mirada algo en el suelo, cuando parece encontrar lo que busca se agacha a tomarlo, era una mochila de uno de los estudiantes que habían entrado, él deja caer las cosas al piso y camina hacia unos estantes para empezar a llenarla. Cuando termina vuelve hacia mi y la extiende.
—Por si la necesitas—sonrió un poco.
—Gracias—susurro nerviosa—¿Alguien quiere salir?—cuestiono viendo hacia los demás más ninguno responde.
—Si necesitas volver aquí estaremos—Hoseok me guía por la tienda hasta la bodega donde había otra puerta.
—Tengo miedo—admito.
—Puedes quedarte—sugiere quitando su mano de la perilla.
Lo medito unos segundos pero todo me llevaba a la misma conclusión, volver con mis padres.
—Me da más miedo saber que ellos podrían estar mal—el castaño asiente.
—Tal vez todo ya pasó—trata de animar, eso me hace sentir más segura.
Acomodo la mochila en mi espalda y sujeto las correas con fuerza, antes de salir miro un pedazo de metal.
—Puedes llevarlo, lo usábamos para trabar la puerta—pasó mis manos por el metal frío, era liviano por lo delgado que era pero podía funcionar.
—Cuando todo esto se arregle te invitaré a comer una hamburguesa—bromeó y él ríe.
—Estaré esperando—me empuja levántame, su sonrisa se borra al tomar la perrilla y girarla—Suerte.
Respiro profundamente y salgo, el sol da directo en mi rostro, cierro mis ojos cuando los rayos me lastiman. Doy un paso hacia al frente, siento como mi estomago revolverse al ver toda la calle llena de ese color rojizo, algunos autos estaban abandonados, muchas cosas en el piso. Giró hacia atrás y Hoseok tiene la misma expresión que yo.
Sin hablar gesticulo con mis labios la oración "Cierra la puerta" el vacila unos segundos para después asentir y yo lo imito. El cierra la puerta con cuidado y una pequeña parte de mi quiere volver ahí dentro.
Comienzo a cambiar lentamente por las calles sin hacer ruido, mis piernas fallaban. Era simplemente horrible.
No había ningún ruido, solo el del viento haciéndome sentir una sensación de incomodidad, esa rara sensación en el pecho que te ataca cuando sabes que algo va a pasar, esa tranquilidad antes del caos.
Pasó entre los autos, conducir uno no era opción, jamás había aprendido, me arrepentía de haberme negado a las clases que mi padre me había ofrecido.
—Dios—susurro impactada cuando visualizo entre unos de los autos a una persona, se movía torpemente más el cinturón de seguridad impedía salir.
Me acerco a la persona más al llegar me detengo abruptamente, su piel estaba de un color pálido, sus ojos tenían un color rojizo y había rastros de sangre en su piel. Al verme su desesperación por salir del auto aumento, soltaba sonidos extraños, parecían gruñidos.
Sus gruñidos eran aterradores y en la calle llena de silencio muy ruidos, retrocedo cuando veo a un par de metros a otras dos de esas personas, son solo segundos los que nos vemos, parpadeo y cuando mis ojos se vuelven a abrir ellos ya correr hacia mi. Me obligo a avanzar en dirección de la calle principal, no sabía si lograría llegar a mi casa pero necesitaba intentarlo, esas cosas eran rápidas y yo nunca había sido muy atlética pero en estos momentos mi cuerpo parecía no detenerse, tal vez era la adrenalina.
Caigo al piso cuando siento como algo se abalanza sobre mi, ruedo un poco para tratar de quitar a la persona sobre mi, pongo mis manos en su hombro para evitar que me toque, el gruñe y trata de morderme.
Chillo y me quejo, mis brazos temblaban por la fuerza que ejercía, miro el pedazo de metal que Hoseok me había dado, pero si lo sostenía tendría que actuar rápido ya que solo usaría un brazo para detenerlo, no lo pienso mucho cuando lo tomo y con rapidez lo golpeó en su cabeza, él cae a un lado aún así sigue intacto, eso me da tiempo de ponerme de pie y antes de que vuelva a atacar lo golpeó de nuevo.
Corro hacia uno de los tantos autos, el más cercano a la calle principal, no sabía conducir mi padre solo me había dado una clase de manejo que aprovecharía para esta situación, abro la puerta con un poco de dificultad, el vidrio estaba roto pero tenía las llaves puestas aún. El sonido de la puerta siendo abierta atrajo a más de ellos.
Intento prender el auto pero no encendía el motor.
—Vamos—chillo viendo cómo cuatro de ellos corren hacia mi.
El tablero se enciende y el motor igual, piso el acelerador.
Siento mi pecho subir y bajar con fuerza, mi frente sudaba pero ya me sentía más tranquila, el único problema ahora mantéeme recta en el auto. Bajo la velocidad para no tener ningún accidente, si bien las calles estaban vacías, aún había demasiados autos abandonados.
Cuando logro llegar a mi vecindario miro a mi alrededor para asegurar que no hay nadie, tomó la mochila entre mis manos y tomando valor salgo de ahí, corro hacia la puerta de mi casa y me encierro. Mis ojos se humedecen al ver que todo está bien orden.
Comienzo a buscar por toda la casa pero no había rastro de alguien de esas cosas. Lo único que estaba desordenado era la cocina, no quedaba más comida.
Me dejo caer en el suelo y me hago pequeña en mi lugar, tenía que quedarme a esperar a que volverían, por que ellos lo harían ¿Verdad?
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Love wins all >Kim Taehyung<
Teen FictionDonde Daelyn tiene que sobrevivir a un apocalipsis zombie.