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El sol acariciaba sus pieles doradas, el calor del verano envolviendo la pequeña casa junto a la playa que Jisung y Minho habían alquilado por la semana

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El sol acariciaba sus pieles doradas, el calor del verano envolviendo la pequeña casa junto a la playa que Jisung y Minho habían alquilado por la semana. Todo parecía estar en pausa, menos el suave romper de las olas contra la orilla, el sonido perfecto para acompañar sus risas despreocupadas. Era la última semana antes de que sus vidas los llevaran por caminos distintos, y ambos lo sabían, pero ese verano era suyo.

Minho, apoyado contra la baranda del porche, observaba a Jisung correr por la arena, sus pies levantando pequeñas nubes de polvo dorado. Su sonrisa era lo único que Minho necesitaba en ese momento, tan pura y llena de vida. No importaba que ambos supieran que este verano sería una despedida silenciosa. Cada día que pasaban juntos se sentía como un regalo, como si el tiempo fuera solo un detalle insignificante.

Jisung regresó, su cabello empapado y pegado a su frente, con una sonrisa traviesa pintada en su rostro.

—Te reto a que corras hasta el agua y vuelvas antes de que yo termine esta botella de agua —dijo Jisung, sosteniendo una botella medio llena.Minho soltó una carcajada.

—Sabes que te ganaré, ¿verdad? —respondió, lanzando una mirada confiada mientras dejaba caer su toalla al suelo.

Y así, sin pensarlo dos veces, ambos corrieron hacia el agua, como si el tiempo fuera algo que pudieran vencer. El verano, con sus días largos y sus noches eternas, era una burbuja en la que ambos se sentían invencibles. El mar los abrazaba, la brisa salada enredando sus cabellos mientras el cielo se teñía de tonos cálidos y anaranjados.

Cuando ambos se dejaron caer en la arena, sin aliento pero riendo, el sol ya estaba comenzando a esconderse en el horizonte. Jisung miró a Minho de reojo, su sonrisa apagándose lentamente mientras el peso de la realidad empezaba a colarse entre ellos. Pero Minho, siempre atento, se giró hacia él y le tomó la mano, entrelazando sus dedos con suavidad.

—No pienses en mañana —le susurró Minho, su voz suave como una promesa.

Jisung asintió, tragando el nudo en su garganta. ¿Cómo podía no pensar en el mañana cuando cada segundo con Minho se sentía tan precioso, tan efímero?

—Quiero que siempre recuerdes esto —dijo Jisung, finalmente, su voz apenas un susurro—. Este verano, este momento... quiero que sea algo que llevemos con nosotros, incluso cuando estemos lejos.

Minho apretó su mano, y por un momento, solo existían ellos dos. El mundo, con todas sus complicaciones, podía esperar. El verano podía terminar, pero lo que compartían, esos instantes robados bajo el sol, quedaría grabado en sus corazones.

—Te lo prometo —respondió Minho, sus ojos fijos en los de Jisung—. Este verano será nuestro, para siempre.

Y mientras el sol finalmente desaparecía, dejando un cielo lleno de estrellas, ambos se abrazaron bajo la suave brisa, aferrándose a ese último rayo de sol, a ese último instante de un verano que siempre viviría en sus recuerdos.






Y mientras el sol finalmente desaparecía, dejando un cielo lleno de estrellas, ambos se abrazaron bajo la suave brisa, aferrándose a ese último rayo de sol, a ese último instante de un verano que siempre viviría en sus recuerdos

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Actualizaciones tristes porque si yo sufro en el amor, ustedes también.🤗☝️

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