La clase de biología culminó entre quejas y lamentos. May se apresuró a salir del aula, temblorosa como gelatina. ¿Cuántas posibilidades tenía de aprobar una materia, la cual solo entendía lo básico? En cambio, Ichimatsu parecía tener un amplio conocimiento en cada tema.
“Cálmate, Cálmate”
—¡May-chan!
Al escuchar su nombre, May estuvo a punto de maldecir a Osomatsu. Era la última persona que deseaba ver en ese momento de angustia. Quien hablaba era otra chica, ambas compartían clase. La chica se sentaba en la primera fila. Usaba gafas.
—El profesor de biología te citó en la oficina de profesores.— dijo su compañera, sujetando un papel.
May recibió el papel y al leerlo, su rostro palideció. En la parte superior del examen había un cero y anotaciones del profesor sobre el error de cada uno al responder las preguntas.
—¿Dónde…?
—Te guiaré allá.
May siguió a su compañera de clase, soportando el nudo en la garganta. A pesar de ser consciente de su bajo rendimiento en cada clase por su desconocimiento del japonés avanzado, se había esforzado en estudiar para ese examen. Los pasillos de la escuela se asemejaban a los de las películas de terror, que solía ver con su padre. May pestañeo varias veces para disimular el porqué derramaba las lágrimas.
Al llegar a la oficina de profesores, May entró.
—May, siéntate— el profesor de biología le dio una taza de té tibia—. No soy una persona malvada con mis alumnos, pero me preocupa tu rendimiento escolar. Quise corregir su examen antes que los otros, por el simple hecho de tu poca participación en clase y la dificultad que llevas en mi materia.
May se hundió en la silla, avergonzada.
—No necesito hablar con tu compañero de examen. Sus respuestas no están erradas y su nota no se verá afectada— dijo el profesor, serio—. Él no se enterara del cero. ¿Te gustaría explicarme el motivo de tu bajo rendimiento académico?
Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de May, debido a las emociones acumuladas. Comenzó a explicar lo poco que captaba información de cada curso, la dificultad que tenía para adaptarse en esa escuela. May siguió llorando hasta desahogarse por completo.
—Seré condescendiente contigo y no subiré esa nota al registro, May. No obstante, en mi clase, tu compañero de estudio será Ichimatsu.
May asintió, emocionada por la nueva oportunidad. Su beca no pendía de un hilo. Por otra parte, su nuevo compañero de estudio le ponía algo nerviosa.
—Recuerda venir temprano mañana, May. El director dará un discurso.
El profesor culminó la conversación con esa sugerencia. Debido a los años que enseñó a distintos alumnos, comprendía lo complicada que era la etapa escolar.
Ese día, May regresó a la habitación estudiantil en un edificio con un estilo rústico. Ella subió las escaleras, las cuales se veían cada vez más deterioradas. Al llegar al piso número siete, buscó la puerta de su habitación. Abrió con la copia de la llave, la cual estaba ligeramente roída. Entró en la habitación, sin ánimos de prepararse la cena. Dio unos pasos y cayó sobre el colchón, que estaba en el suelo. Había cajas para desempacar y un sobre con dinero encima de la mesita de vidrio. En esa habitación cabían pocas cosas, por lo que May tuvo que improvisar y decorarla de manera minimalista.
“Mañana será un mejor día...”
**
La alarma no sonó. May continuaba durmiendo, abrazada a la almohada. Ella susurraba algunas maldiciones, debido a la pesadilla.
—¿May... Estás despierta...?
El ruido incesante en la puerta perturbó su sueño. May entreabrió los ojos y miró hacia el reloj con forma del perrito flan. Gritó y cayó del colchón al suelo. Gateo hacia el baño, maldiciendo el placentero momento de dormir. Se duchó y cepilló en menos de veinte minutos, luego se vistió con el uniforme escolar. Por último se colocó una diadema en el cabello y salió de la habitación, con la mochila en manos. En el pasillo, su casera la esperaba con un bento.
—Buenos días, May. Hornee galletas para ti— dijo la joven, universitaria —. Últimamente te he visto desanimada. Espero no te moleste.
May agradeció el acto de gentileza, agarró el bento y lo guardó en la mochila. La bajada por las escaleras fue una tortura y al llegar al último escalón, suspiró aliviada.
Corrió hacia la escuela junto a otros estudiantes, entre ellos, la chica del día anterior. Al entrar en el colegio, se dirigieron al aula de gimnasio.
En ese lugar, se acomodaron para oír las palabras del director.—Tengo hambre... — susurró May.
Las galletas desprendían un delicioso aroma y el discurso del director duraría varios minutos. May miró de un lado a otro. Nadie reparaba en sus acciones, así que procedió a abrir el bento y comer trozos de galletas. Ella no se percató que filas atrás, estaban los hermanos Matsuno escuchando atentamente, Choromatsu previamente los había acomodado para que se vieran más formales en el homenaje, arremango las mangas sueltas del traje de Todomatsu, le subió el cierre a la cremallera de Jyushimatsu y le acomodó el flequillo despeinado a su cuarto hermano.
—¡Ajam! Todo en orden — dijo caminando de forma robótica a su lugar.
Cuando el discurso terminó, May se dirigió hacia la fila de los alumnos de su sección. Los maestros encargados de revisar el uniforme, los esperaban con seriedad.
—Quietos. Quienes no traen el uniforme completo, no entrarán a clases.
May se percató que el profesor asignado de su sección era de biología. Nerviosa, rezó por no equivocarse de uniforme. Tenía dos. Uno lo compró con anterioridad, pero le quedaba apretado y la falda corta. Por lo que compro otro.
La revisión sucedió sin contratiempos, May salió del aula del gimnasio, feliz por el buen comienzo del día. Sin embargo, la felicidad se esfumaría en pocos segundos. En un pestañeo, su falda se alzó y oyó la risa de Osomatsu. El rostro de May enrojeció y las lágrimas se asomaron en sus ojos, debido a los murmullos de los estudiantes que presenciaron la escena. May corrió en dirección hacia donde desapareció Osomatsu, tropezando con Ichimatsu en el camino.
—¡Aghhh ya basta!— gritó May, enfurecida—. ¡Te odio! ¡No te soporto! ¡Cómo deseo que un camión te atropelle!
Ichimatsu estaba acorralado en la pared, mirando a May con una expresión de temor y confusión. La sonrisa de May en el examen y su voz animada al responder de manera errada en cada pregunta había desaparecido. En su reemplazo, existía odio en esa mirada y su expresión colérica era una nueva faceta que no pensó ver en ella. Él se sintió abrumado, sobretodo porque no entendía ni una palabra de lo de lo que ella decía en su idioma natal.
—Pero yo— ella lo interrumpió en su ataque.
—¡Estoy harta de ti!— May golpeaba constantemente el pecho de Ichimatsu desesperada—. No vuelvas a tocarme, Idiota — señaló de forma amenazante
Ichimatsu jadeo asustado. Trató de sujetar el brazo de May, para apartarla y explicar la equivocación. No obstante, May lo tomó como otra amenaza y lo abofeteó con fuerza. al reparar en su error, retrocedió y huyó hacia el baño de mujeres. Debido a que la primera clase era gimnasia, ninguno de sus compañeros los vio discutir. Y los otros estudiantes iban por distintos pasillos hacia sus aulas.
May se encerró en el cubículo del baño, sollozando. ¡Maldición! Tenía que despedirse de su beca por ese idiota. Era injusto. ¡Cómo odiaba a Osomatsu! Si ella se iría de Japón por ese incidente, convertiría la vida de Osomatsu en un infierno. Secó sus lágrimas y comenzó a planear de manera maquiavélica su siguiente movimiento.