𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟𝗜𝗭𝗔𝗗𝗢: Gunwook odia a Taerae, pero es un hormonal de primera con los ojos bien puestos y sus dedos lo traicionan al twittearle al chico que tiene buenas tetas.
Del odio al amor hay un solo paso, y Gunwook tiene patas de elefante.
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— Puta madre — susurró Gunwook, pisando el suelo más suave para que Taerae dejara de escucharlo.
Aunque ya no importaba, sabía que Kim lo había hecho y lo estaba esperando en ese salón que casi siempre estaba vacío pues habían construido una nueva sala de música más amplia en el primer piso. De hecho, para donde Gunwook se estaba dirigiendo era algo así como una bodega abandonada con unos pocos teclados viejos y guitarras desafinadas.
Cuando llegó al segundo piso se volteo a ambos lados, asegurándose de que no esté algún profesor por el pasillo, y una vez con el mango de la puerta en la mano, dió un suspiro antes de abrir. No sabía que esperar de Taerae y no descartaba la idea de que el pelicastaño lo está esperando para hacerle alguna broma o algo así por el estilo.
— ¿Qué quieres, Kim?
Taerae estaba sentado sobre el antiguo escritorio del profesor, con sus piernas juntas y una mirada que Gunwook no supo descifrar.
— Hola a ti también, Park.
— ¿Me dirás que quiere, o me largo de aquí?
— Cierra la puerta primero — dijo bajándose de la mesa de madera, aunque sin acercarse al notar los ojos desconfiados del menor — Tranquilo, bebito, no te haré nada malo — se burló sonriendo.
Gunwook rodó los ojos cerrando la puerta de todos modos. No quería admitirlo pero estaba nervioso, desde que Taerae le mando por primera vez una foto comprometedora solo habían intercambiado miradas a lo lejos, más no había hablado ni siquiera discutido en clases.
— ¿Me dices a mi bebito? ¿Quien es el que mide metro y medio? — le devolvió la sonrisa burlona, ladeando la cabeza.
El rostro de Taerae se pinto de rojo, molestó con él.
— Maldito imbécil — gruño dejando atrás sus aires de superioridad.
Detestaba que lo fastidiaran por su altura.
— ¿Qué pasa? — se acercó unos pasos con confianza, amando jugar con fuego — ¿Tienes problemas de autoestima con tu altura, Oompa Loompa?
Mala idea usar ese apodó. Desde pequeño Taerae ha sido bajito, y antes de volverse el rey de la escuela, hubo uno que otro niño que lo llamaba Oompa Loompa.