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ᡣ𐭩 - ୨𝑬𝑷𝑰́𝑳𝑶𝑮𝑶ৎ

Estaba emocionado, había puesto pausa a todos sus deberes, estuvo arreglandose con su traje favorito... Hoy era el día, hoy lo volvería a ver, hoy era el día perfecto.

Cuando estaba saliendo del castillo, vió una tormenta que se aproximaba, y eso estaba bien porque el pelinegro amaba la lluvia y para ser exactos, los truenos y rayos eléctricos que le recordaban al humano.

No había dormido mucho debido a la emoción, quería verlo, abrazarlo y escuchar las respuestas a sus cartas.

- ¿Ya vas a ir? - Le preguntó el dios de cabello rojo, viéndolo fijamente.

- ¡Así es! Quiero verlo cuanto antes - Respondió el de ojos rojos.

Beelzebub tomó una de sus rosas que decoraban los jardines del patio trasero del castillo.

- ¿Y tú crees que su familia te deje verlo? - Cuestionó Adamantino mientras lo veía fijamente.

- Solo era un mes, me dijeron que apenas terminara ese tiempo podía ir a verlo - Dijo con voz suave el pelinegro.

Era obvio, se le notaba lo enamorado a kilómetros, era la primera vez que se le veía feliz, estaba sonriendo como tonto y hasta parecía una "niñita" como le llamó Adamantino, pues estaba dando vueltas.

- Sigo sin saber porque actúas así- Exclamó el de piel verde mientras lo miraba de reojo.

- Porque estoy enamorado, no lo entenderías - Dijo con leve razonamiento.

- Bien bien emo enamorado, pero ya se te está haciendo tarde - Dijo el otro.

Beelzebub miro hacia el cielo, el sol se había ocultado por las nubes y la tormenta se acercaba... Eran las 2pm.

- Mierda, tengo que ir - Dijo rápidamente mientras se despedía del otro y corría rápidamente.

- Ni se como ese loco mide el tiempo solo viendo al puto cielo - Pensó mientras se daba vuelta para entrar al castillo.

El clima era fresco, lo que obligó al dios pelinegro a abrigarse, pero nada lo haría para detenerse y no ver a su amado.

[...]

El camino de Helheim a Valhalla era largo, y no podía teletransportarse con magia demoníaca debido a la interferencia de la tormenta, así que debía usar un carruaje.

Estaba sentando, ligeramente ansioso de verlo otra vez, se preguntaba un montón de cosas...

¿Se veía igual que el lo recordaba? ¿Lo rechazaría? ¿Acaso Nikola ya tenía pareja y no se lo dijo?

Estas y varias preguntas jugaban con su mente, pero debía mantenerse positivo hasta donde podía, tenía que hacerlo por el.