Cap10.

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Lilian:

El aire en la celda de castigo es pesado y huele a humedad. Es horrible, Scarlet se sentó en el rincón, donde por la escasez de luz ni podía notar su presencia, si no fuera porque fuese tan parlanchina diría que estoy sola en la celda.

—Es un asco este lugar—Soltó Scarlet.

—Es justo, herimos a dos chicas, estamos aquí por una pelea—Dije,—las dejamos gravemente heridas.

—Eres muy estúpida, linda—Dijo, estallando a carcajadas.

—¿Disculpa?

—Que eres una estúpida. Lo siento, pero aquí en la cárcel somos nosotras o ellas. ¿Por qué crees que tiraron el cepillo afilado, para que lo usarás tú? No cariño, te iban a cortar tu linda cara, así que no te quejes y no nos merecemos esto, no digas idioteces.

—Eres demasiado cruel para parecer tan angelical. Quería preguntarte porque estabas aquí, pero ya no hace falta. Ya me lo demostraste.

—¿Por qué estoy aquí? Según tu.

—Por lo problemática, diría.

—Pues fijate que no.

—¿Entonces por qué?

—¿Por qué quieres saber?

—Me da curiosidad.

—Pues que no te siga dando, no metas tus narices en lo que no te incumbe. Así te irá mejor aquí. —Dijo, con un tono de voz frío.

Las horas pasaban y cada vez que intentaba dormirme el ruido de las ratas me atormentaba. Esto es un asco, Scarlet tiene razón, espero por lo menos salir mañana de aquí.

Me recosté contra la pared, sintiendo la humedad impregnarse en mi espalda, cerré los ojos intentando callar los pensamientos de mi cabeza y tan pronto como conseguí dormirme los guardias nos despertaron a Scarlet y a mí, con dos baldes de agua fría.

—Despierten bellas durmientes—Una de ellas gritó.

Con el uniforme empapado de agua nos dirigimos al patio, nos llevaron enfrente de todas las reclusas. Esto parece una puta escena de una película de Hollywood.

—Cambiense—Soltó una de las guardias.

—¿Y nuestros uniformes? —Pregunte.

Todas comenzaron a reír como si hubiera hecho el mejor chiste del año, este momento me estaba causando tanta rabia. —¿Uniformes? Mejor pongan a secar el que tienen para que se lo vuelvan a poner—Gritó una de las reclusas.

Miré a Scarlet y ella tenía la misma cara de confusión que yo, ¿Acaso esto es una maldita broma? No pienso quedarme en pelotas delante de estas idiotas.

—¿Qué esperan? Hagan lo que les dice su compañera, no hay más uniformes y la secadora se a dañado. Desnudense. —Soltó una de las guardias.

¡Mierda, mierda y mierda! —No sabía que estaba en una cárcel nudista—Solte sarcásticamente.La guardia me miró con desagrado, se dio la vuelta y se marchó, dejando la otra guardia con nosotras.

—Puede dar pulmonía si se quedan con el uniforme mojado, haganlo por sí mismas, no querrán que lo hagamos nosotras—Soltó la guardia.

Nos quitamos el uniforme y lo dejamos tendido en los bancos del duro cemento esperando a que se secarán, todas las presas comenzaron a silbar y a gritar haciendo comentarios como si fuesen hombres al vernos en interior. Esto es un puto asco.

Tan pronto como la guardia se marchó, vi entrar unos tenientes, al parecer no trabajan aquí. Dentro del grupo de oficiales alcanzó a ver a los dos que me detuvieron en contra de mi voluntad. Todas las reclusas despojaron el círculo que tenían alrededor de nosotras al verlos.

Los oficiales se dirigen justo donde estamos nosotras, uno de ellos va hacia delante, parece ser el jefe de policías, se ve más maduro y fuerte. Más temible y despiadado. —Señorita Bushwick—Dijo uno de ellos.

—¿Cómo saben mi apellido?

—Ahora resulta que tiene alzheimer, ¿Se le olvido que ya estuvo presa?

—Esto es una equivocación, yo no los conozco a ustedes, ni a ninguna de las reclusas que hay aquí. Yo soy inocente.

—Mire, déjese de juegos, estamos aquí porque será trasladada.

—¿Qué, por qué? No, no, no. A mi no me pueden trasladar, ¿Es que de qué manera les digo que no soy una asesina?

—Tiene que haber un nuevo juicio—Soltó el jefe de policías.

---Entonces cuando sera?

---Solo tiene derecho a saber eso, con permiso. ---Solto retirandose.

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Cayó la noche y los oficiales se retiraron, por fin estábamos en nuestras celdas con uniformes secos, odio tener que estar aquí. Una lágrima rueda por mis mejillas pero la limpio rápidamente dominada por la ira.

No puedo permitirme verme débil, mi madre me espera, mi hermana también. Deben de estar preocupadas, ni siquiera deben saber que estoy. Malditos infelices, ni siquiera me dejaron hacer una llamada.

Me pongo de espaldas a la pared y logro ver a Scarlet con otra presidiaria en su litera, ambas están desnudas besandose. Una de ellas suelta un gemido pero no logro percibir cuál de las dos fue.

Me coloco de espalda arriba y trato de dormir, ya no queda más que esperar el juicio y ver si logran quitarme cargos, cargos que no merezco porque no he cometido ningun delito.

EN MIS JUEGOS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora