One Shots: Hermione Granger y tu

Eres mía (E.W.)

Emma y yo fuimos invitadas a una fiesta organizada por uno de nuestros compañeros de reparto, Daniel. La celebración era por haber finalizado con éxito la saga de Harry Potter. Por supuesto, no íbamos a perdernos tal fiesta.

Cuando entramos en la enorme mansión, ya habían llegado algunos de los miembros del elenco.

—¡T/n, Emma! Me alegra que hayáis venido —dijo Dan, dándonos su sonrisa encantadora.

—Nos invites o no, habríamos venido igual —bromeó Emma, sacándole una carcajada.

—Bueno, divertíos chicas. Las bebidas están por allí —señaló antes de perderse entre la multitud.

Solté un suspiro mientras me dejaba caer en un sofá, agotada tras el largo viaje.

—Voy por bebidas —dijo mi novia dándome un beso rápido. Nunca me cansaría de probar esos labios.

Pasaron unos minutos y sentí cómo alguien se sentaba a mi lado. Sin mirar siquiera, hablé:

—¿Ya tienes las bebidas, amor?

—Deberías llamarme así más seguido —se rió una voz conocida.

Giré la cabeza y me encontré con Bonnie. Sus comentarios coquetos nunca me habían hecho gracia y parecía no captar la indirecta de que no estaba interesada.

—Perdón, pensé que eras mi novia —dije con tono aburrido, esperando que captara la señal y se fuera.

—Podría serlo —respondió con una sonrisa traviesa.

Dejé escapar un suspiro frustrado, esperando que esa fuera la segunda pista para que me dejara en paz.

—¿Ya te he dicho lo guapa que vas? Simple, pero sexy —añadió, recorriéndome con la mirada de arriba abajo.

Sentí cómo me sonrojaba hasta las orejas. Nunca he sabido manejar bien los halagos que no provienen de Emma.

NARRADOR

Hablando de Emma, ella había visto la escena desde la distancia. Un toque de celos la invadió. No podía quedarse de brazos cruzados mientras Bonnie intentaba, una vez más, acercarse a su novia.

Caminó hacia ellas, escuchando el final de la conversación.

—No estoy bromeando, eres la chica más bonita que he visto en mi vida —oyó decir a Bonnie.

—Cierto, mi novia es la persona más hermosa del mundo —interrumpió la castaña con una sonrisa triunfante, haciendo que ambas giraran la cabeza hacia ella.

Sin perder tiempo, Emma se sentó sobre las piernas de T/n, mirándola a los ojos antes de inclinarse para darle un beso apasionado. Pronto, las dos se perdieron en los labios de la otra.

La pelirroja, visiblemente incómoda, se levantó y se marchó, dejándolas a solas por fin.

Cuando se separaron ambas jadeaban ligeramente, recuperando el aliento después de un largo y caluroso beso.

—Asustaste a la pobre Bonnie —se rió T/n—. ¿Te has puesto posesiva?

—Solo tengo miedo de que encuentres a alguien más que realmente te merezca —confesó Emma en un susurro, apoyando su barbilla en el hombro de su novia.

—Cariño, ni siquiera puedo imaginar a alguien mejor que tú. No me voy a ir, ni ahora ni nunca.

—Lo sé —dijo Emma, abrazándola con más fuerza—. Eres mía, toda mía.

La noche transcurrió sin más incidentes, con las dos chicas disfrutando de la fiesta, pero sobre todo disfrutandose la una a la otra.