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Al final del mediodía, tras salir del hospital Hyojin subía los escalones de mármol de la entrada de la casa donde vivía Jiwoon, su mejor amiga.

La casa se encontraba a unos diez minutos a pie de la suya, así que pidió al chófer que la dejara de paso.

Esperaba encontrar a Jiwoon en casa aunque que le había enviado un mensaje. La puerta se abrió y Yeji, hermana de Jiwoon, le permitió el paso anunciando su llegada.

Rápidamente corrió escaleras arriba y entro de golpe en la habitación de su amiga, encontrandola sentada en la silla giratoria frente al escritorio mientras tecleaba en la computadora.

— Hola —saludó Jiwoon sin darse la vuelta a mirar a la recién llegada. Hyojin se tiró boca abajo en la cama de la castaña clara y luego se acomodo.

— Casi asesinan a Soyeon —largó. Jiwoon gritó con sorpresa cerrando la computadora de un golpe. Arrastró los pies hasta llegar a un lado de la cama aun sentada en la silla.

— ¿Hablas en serio? —Hyojin asintió cerrando los ojos. Suspiró sin poder creerlo y comenzó a hacer preguntas al respecto, aunque no obtuvo ninguna respuesta certera.

— No sabemos que fue lo que sucedió, lo único que sabemos es que su estado no es el mejor —informó.

— Nunca me cayó bien, pero no creo que se mereciera algo así —lamento acariciando la pierna de su amiga.

Hyojin tampoco creía lo mismo. Soyeon no era una santa, tampoco era del todo una bruja así que no se merecía algo tan cruel como aquello.

La madre de Jiwoon las llamo desde el primer piso avisando que la comida ya estaba preparada. Ambas bajaron rápidamente tomando asiento en sus respectivos lugares; Hyojin pasaba tanto tiempo con la familia Choi que era considerada ya parte de ésta, por supuesto también había sido criada por la madre de Jiwoon ya que el señor Kwon no tenia suficiente tiempo y Hyojin odiaba a la niñeras.

En la cocina, la señora Choi estaba  poniendo los cuencos con arroz en la mesa y luego fue dejando los acompañamientos, por último coloco la olla con el caldo de pollo picante que había preparado. Vestía un delantal azul con zanahorias decoradas, le pareció algo extraño más no dijo nada al respecto.

— Mamá, hacen casi treinta grados y tú haces sopa. Que cruel —lamentó el hermano mayor de Jiwoon antes de sentarse y comenzar a comer.

— ¡Si no te gusta, no comas! —hizo ademán de quitarle la comida pero fue detenida por su hijo diciendo que era tan solo una broma.

Cuando estuvieron todos, menos el señor Choi, comenzaron a comer mientras hablaban de cosas triviales. Jiwoon miraba de reojo a Hyojin queriendo sacar a la luz la conversación que ambas tenían pendiente.

Frente a ellas, en la sala había toda una pared cubierta con fotos de ellos, incluso la Kwon hacia participe en varias. Era como un recordatorio de todos los años que habían transcurrido y todo el tiempo que estaba pasando sumamente rápido. Una ola de nostalgia la golpeó en el pecho, estaba tan segura que en su propia familia jamás se les hubiera ocurrido nada igual.

Hyojin dirigió una sonrisa tensa a su amiga y volvió a bajar la mirada a la comida frente a ella.

— Hyojin, cariño —llamo la señora Choi. La castaña dejó de comer para mirar a la mujer—. Yerin me ha contado de lo sucedido ésta mañana, ¿estás bien?

Paso el brazo sobre la mesa apretando suavemente la mano desocupada de la menor. Hyojin asintió tragando la comida que tenía en la boca.

— Yo estoy bien, solo estoy desconcertado. Digo, todo sucedió demasiado rápido; nadie sabe exactamente que fue lo que pasó —la mujer la miró comprendiendo.

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⏰ Última actualización: Oct 01 ⏰

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