PRÓLOGO:

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En esta ciudad donde las luces nunca se apagan y el bullicio es una constante, me siento atrapado en una rutina que no parece tener fin. Londres, con su encanto y su caos, ha sido testigo de mis sueños y decepciones. A pesar de la vida vibrante que me rodea, hay un vacío en mí que no logro llenar. He pasado años persiguiendo un ideal de éxito, pero en el fondo, anhelo algo más profundo: una conexión auténtica que me recuerde lo que significa vivir.

Todo cambió un sábado cualquiera en el Mercado de Borough. El aroma de especias y café llenaba el aire mientras la gente reía y conversaba a mi alrededor. Fue entonces cuando mis ojos se posaron en un puesto colorido adornado con obras de arte vibrantes. Una pintura del atardecer sobre el río me cautivó, pero fue la artista detrás de la obra la que realmente atrajo mi atención.

Amelia Sinclair era una mujer llena de vida y pasión. Su risa contagiosa y su forma de ver el mundo encendieron en mí una chispa que creía perdida. A medida que comenzamos a hablar, me di cuenta de que había algo especial en esa conexión. Cada conversación se convirtió en un refugio donde podía ser yo mismo, lejos de las expectativas y presiones externas.

Sin embargo, a medida que nuestra relación crecía, me enfrentaba a mis propios demonios. Un diagnóstico reciente me había dejado vulnerable, y aunque Amelia me ofrecía luz y esperanza, temía abrirme completamente. ¿Sería posible dejar atrás mis miedos y arriesgarme a amar?

"Vale por mil", pensé mientras contemplaba el brillo en sus ojos. Quizás ese era el camino: aprender a valorar los momentos fugaces que pueden cambiarlo todo, porque algunas conexiones son tan profundas que valen la pena cada desafío.

VALE POR MILDonde viven las historias. Descúbrelo ahora