4. Familiaridad inexplicable

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Las luces de la ciudad se reflejaban en los cristales de la cafetería, mientras Ethan recogía las últimas mesas. La noche se extendía sobre la ciudad, y el cansancio se apoderaba de él de manera inminente. Dean por otro lado, había estado sentado en su mesa habitual, observándolo con una mezcla de fascinación ante su labor diaria en ese lugar y preocupación debido a su cansancio notorio por el constante movimiento de ir mesa tras mesa, se levantó y se acercó a él.

-Ethan, ¿te llevo a casa?- Le ofreció él con una sonrisa cálida.

Esa misma sonrisa tenía esa capacidad de que iluminó su rostro con cicatrices leves de sus enfrentamientos pasados, que de seguro fueron doloros, pero como dicen "el tiempo todo cura", y se veía que aquellas cicatrices físicas habían curado bastante bien, la verdadera pregunta ahora era Si las cicatrices emocionales que debió haber sufrido en el el tiempo de las heridas físicas también habrán sanado de manera correcta, y no podía quitarse esas preguntas y las preocupaciones de la cabeza con respecto a él, le resultaba casi obsesivo hasta este punto.

El joven se sintió halagado por la oferta, de verdad que no quería tomar el bus o un taxi, quería solo llegar y tumbarse en la cama para no despertar en los siguientes días. El Único de los Winchester había sido amable con él desde el primer día eso era algo que adoraba intensamente, y la conexión que sentía con él era cada vez más fuerte a medida que iban pasando los días y las pláticas con Dean le revelaban sobre su pasado y el caparazón que ambos habían formado debido a sus experiencias pasadas se estaba desquebrajando por completo.

Antes de soltar una respuesta no puede evitar soltar un suspiro de alivio, ¿Cómo podía este hombre ser tan bueno con alguien como él?, un chico que era rechazado por gran parte de la gente que consideraba importante en su vida, e incluso de la misma sociedad, pero aquí estaba el hombre de ojos verdes brillantes, y estaba agradecido con ello.

-Sí, gracias- respondió Ethan con un leve rubor en sus mejillas.

mientras se quitaba el delantal de su uniforme y lo guardaba en su mochila, su mente viajaba por miles de pensamientos sobre Dean, era tan lindo, le atraía más que el olor a comida recién echa después de un día de ayuno, esos ojos, esos labios, maldita sea. Era perfecto, pero debía contenerse, pues aún no lo conocía, solo unas pocas semanas, pero la química entre ellos era demasiado fuerte, y su compañía después de su turno en la cafetería era como una caricia al alma.
El moreno siempre caminaba solo por las calles o siempre tomaba el bus más lleno hasta casi irse en la puerta de aquel transporte, pero ahora no solo tenía el privilegio y comodidad que comúnmente acostumbraba a brindar un coche, no era solo eso, tenía la compañía de alguien con quién no se sentía juzgado, con alguien con quién podía sentirse seguro y en paz.

Mientras caminaban por la calle, él castaño le contaba historias de sus viajes y aventuras, tratando de distraer al muchacho de ojos grises del frío que comenzaba a invadir la noche. De pronto, un escalofrío recorrió la espalda del cazador. Algo no andaba bien.

-Ethan, ¡cúbrete!-gritó Dean.

El cazador termino empujando al chico hacia un callejón oscuro.
Un espectro de energía oscura se materializó frente a ellos, con ojos rojos que ardían como brasas del fuego directo traído del infierno mismo y una boca que se extendía en una mueca de maldad y furia.

-Adirael me ha enviado para acabar contigo-, siseó el espectro, con una voz áspera y amenazante.

Dean, sin dudarlo, desenfundó su arma y disparó al espectro. La bala atravesó su cuerpo etéreo sin hacerle daño. El espectro se abalanzó sobre Dean, tratando de estrangularlo con sus manos espectrales, tratando de atraparlo a como de lugar sin importar nada más que cumplir su misión en aquel momento.

RENUNCIANDO AL CIELO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora