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𝒘𝒐𝒓𝒅 𝒄𝒐𝒖𝒏𝒕: 2896.
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Las lecciones de los de primer año habían terminado, dándoles así el pase libre para retirarse y tener un provechoso fin de semana; por supuesto que Nobara e Itadori salieron disparados, arrastrando con ellos a Fushiguro mientras una avergonzada Kairi aguardaba fuera del aula con paciencia a que los tres alumnos de Satoru Gojo desaparecieran por el pasillo.
Kairi Matsuhime, una alumna de tercer año en la academia de hechicería de Tokyo y bastante destacada a decir verdad gracias a su técnica maldita, pero aquello no era lo relevante ahora. En sus manos sostenía un folder, abrazando este contra su pecho hasta que finalmente se adentró en el aula donde el profesor Gojo aguardaba apoyado en el escritorio, jugando a algo en su celular al parecer y tras cerrar la puerta detrás de ella, finalmente habló para atraer su atención aunque era más que claro que él ya había notado su presencia.
──Profesor Gojo. ──Le llamó la joven de cabellera azabache el cual llevaba en una trenza, decorada con un pequeño lazo rojo como sus ojos.
──Oh, pero si es mi alumna favorita... Mi pequeña Kairi. ──Expresó el mayor con una sonrisa al girarse hacia ella, dejando de lado su celular de inmediato para prestarle atención a la joven quien le dedicó una ligera sonrisa, con sus mejillas un tanto ruborizadas── ¿Es el informe que te pedí?
Él de inmediato tomó aquel folder pero no lo abrió, a decir verdad lo dejó a un lado sobre el escritorio para poder tomar por la cintura a la menor quién de inmediato colocó sus manos sobre su pecho, riendo con nerviosismo. Pudo sentir ese masuclino aroma emanar del albino, aroma que siempre la ponía más que nerviosa y por otro lado, Satoru sintió su dulce esencia a cereza que tanto le fascinaba,
──Eso puede esperar. Ven aquí, preciosa. ──Pronunció mientras la apegaba a su cuerpo y las manos ajenas retiraban la banda negra de sus ojos azules, exponiendo estos mientras el mayor mostraba una sonrisa ladina── ¿También me extrañaste? Ya te he dicho, princesa, que me puedes decir Satoru cuando estemos solo nosotros.
──Mucho. ──Respondió al principio, dejando esa banda a un lado de él mientras el cuerpo alto de Satoru se mantenía apoyado en el escritorio, apretando la cintura de la menor sin quitarle la atención de encima──. Lo sé, pero estaba entrando, ¿Qué tal que Itadori volvía de repente como la última vez? No puedo permitirlo.
